A veces me pasa que al leer el tema de Albanta se me ocurren tantas ideas que no sé cuál escoger, me debato entre finales y comienzos y mensajes que transmitir, y me caigo mal.
A veces me pasa que empiezo un relato con una idea clara y la historia se ma va yendo de las manos, los personajes me esquivan y la hacen suya, y yo sólo soy un espectador con teclado.
A veces me pasa que entro en un párrafo como se llega a un prado y, al vanzar, se lavantan paredes a los lados y delante y, como un poliedro, se cierra sobre mí dejando cada vez menos espacio y tengo miedo de no poder salir.
A veces me pasa que al releer lo que escribo no parece que lo haya escrito yo, ni recuerdo cómo lo hice. Sólo sé que tengo delante algo de mí y como algo de mí me duele que no lo entiendan o, lo que espeor, que no me guste.
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