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¿LA CIENCIA ES ATEA? por José Alvarez López

Alejandra Correas VázquezAlejandra Correas Vázquez Gonzalo de Berceo s.XIII
editado febrero 2012 en Ensayo
¿LA CIENCIA ES ATEA?

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(1)


por José Alvarez López

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Son contadas las ocasiones en que los físicos han discutido el problema de la existencia de Dios.

Por ello, no podemos desperdiciar la polémica suscitada entre dos ases de la física que fueron el destacado físico norteamericano R.C. Tolman y el no menos importante físico (Premio Nóbel) también norteamericano P.W. Bridgman.

Este problema que apasionó en su momento, pero luego se olvidó, quedó archivado en las páginas de la prestigiosa revista científica Physical Review.

La cuestión a la cual me refiero fue la presentación por R.C. Tolman de un “Principio Físico” al cual denominó “Principio de Semejanza”, en atención a su relación con los métodos que se usan, por ejemplo, en aerodinámica para estudiar el funcionamiento de un proyecto de avión utilizando un modelo en miniatura.

El “Principio de Semejanza” —que es una aplicación del Análisis Dimensional— permite a los técnicos aeronáuticos obtener información, en el túnel aerodinámico, sobre el comportamiento de un avión de veinte toneladas utilizando un pequeño modelo de cien gramos de peso. Para pasar los datos obtenidos con el avión de juguete al avión verdadero se utilizan los coeficientes aportados por el Principio de Semejanza.

Tolman utilizó este tema de ingeniería aeronáutica para presentar el problema de las relaciones entre un “Modelo del Universo” y el Universo Real.

Planteado técnicamente el problema es sumamente complejo y accesible únicamente a los especialistas, pero curiosamente, todo el mundo lo conoce y hasta está familiarizado con él. Se trata simplemente de la vieja proposición de que si en un momento dado todo y todas las cosas —inclusive nosotros— aumentaran de tamaño en igual proporción nadie se daría cuenta de ello.

Por ejemplo, yo mido esta mesa y encuentro que tiene 2,50 metros de largo. Si después de que todo hubiera crecido la volviera a medir volvería a encontrar 2,50 metros, por la sencilla razón de que el metro también habría crecido...

Este es un tema tan popular y conocido que el creador del “Realismo Fantástico” (Louis Pauwells) lo desarrolló en su best-seller “El Retorno de los Brujos” (La Matin de Magicien) agregándole una pizca de comicidad. En efecto, según la expresión de Pauwells, “si todo y todas las cosas crecieran en la misma proporción, nadie se daría cuenta de ello... salvo el choricero porque se le caerían los chorizos”.

La observación es muy atinada porque el peso de los chorizos aumentaría en proporción al cubo del crecimiento y la resistencia de la cuerda solamente en relación al cuadrado...

Volviendo a la proposición de Tolman, éste se planteó las ecuaciones de un “modelo del universo” y del “Universo Real” exigiendo la igualdad de ambos resultados. Y lo que descubrió es sorprendente que nadie lo hubiera descubierto antes porque de esta forma obtuvo las fórmulas de todas las leyes de la física. El “sueño del físico” de obtener las fórmulas de la física sin hacer experimentos estaba realizado: La “Física Deductiva” era un hecho.

En efecto, aparecieron todas las leyes que los estudiantes de ciencia tienen que aprender, como por ejemplo, la Ley de Boyle y Mariotte, la Ley de Gay Lussac, la Ley de Wien, Ley de Stefan, Ley de Boltzmann, Ley de Wiedeman-Franz, la densidad de energía de un campo electrostático, la radiación de energía de un electrón acelerado... etc.

Y para completar este cuadro descriptivo de toda la física también las cuatro leyes de Maxwell del electromagnetismo y de la quinta ley —llamada de Lorentz— de las acciones ponderomotrices del campo electromecánico.

Esta proposición de Tolman de 1914 fue absolutamente novedosa porque el Teorema de Buckinham —llamado por Bridgman “Teorema Pi— había sido expuesto por las mismas fechas, de manera que la “Teoría de Semejanza” de Buckinham y el “Principio de Semejanza” de Tolman surgieron casi al mismo tiempo.

En ese momento la personalidad más destacada en esta rama de la ciencia era el científico norteamericano P.W. Bridgman, un destacado epistemólogo (filosofía de la ciencia) y Premio Nobel por sus trabajos experimentales sobre “altas presiones”.

Fue por estos motivos que le tocó a Bridgman estudiar y juzgar el Principio de Semejanza de Tolman.

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