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Nuestro secreto

ShagratShagrat Pedro Abad s.XII
editado enero 2012 en Erótica
Esa noche, fue algo quizá confuso, pero muy especial.
Veníamos planeando aquella party desde hace un par de meses. Ella no venia casi nunca a visitarme ya que era de un pueblo distinto al mio, pero después de tanto insistirle accedió, y como buenas amigas, le dije que viniera a pasar un par de días en mi casa.
Tenemos suficiente espacio, y cuando mi hermano se mudo, utilizamos el cuarto de el como cuarto de huéspedes, de modo que por falta de lugar donde dormir no iba a ser problema. Ella avisó a la familia, y se vino a quedar dos días.
Cuando Cecilia llegó, fue lo mas grandioso de aquel tiempo. Vino sencilla, tal y como era ella, pero tenia un ligero toque de sensualidad que no sabia distinguir. Quiza fuera por sus nalgas bien pronunciadas y que parecían decir “tócame”, o por sus senos medianos y firmes. Claro que hasta ese entonces no sabia que era bisexual, pero por experiencias como estas es cuando te das cuenta, y a pesar de tener muchas amigas con la misma inclinación sexual, jamas pensé que seria mas tarde o mas temprano una de ellas.
Cecilia llegó y al instante se cambio de ropa, llevaba un jean azul ajustado y una camiseta negra, también ceñida al cuerpo, de modo que para estos veranos ya venia muerta de calor, mas aun teniendo en cuenta el viaje.
Mi padre compró unas cuantas cervezas, y nos tomamos una cada una al principio, y después guardamos el resto para la noche de los siguientes días ya que dijeron que haría aun mas calor que bajo la luz del sol, de modo que ya teníamos con que quitarnos la sed.
El primer día fue lo mas normal, nos contamos muchas cosas, como buenas amigas, y nos pusimos al tanto de muchos chismes, como lo común. Ella me contó que había mantenido una relación con un chico mayor que ella, pero que al final la había dejado para acostarse con otra. Le dolió, claro, pero logro superarlo. Ella tenia dieciocho en aquel entonces, y yo rondaba por los veinte.
El segundo día fue intenso. Durante todo el día me sentí ligeramente excitada, y me parecía raro ya que aun no era mi época hormonal, de modo que aun faltaban unos cuantos días para que me bajara la menstruación. Aun así me sentía ligeramente mojada, y mas aun cuando la veía a ella, sin entender porque.
Esa noche seria la ultima que se quedaría, porque luego tenia que cumplir con un paseo con la familia al que había prometido asistir, de modo que una vez que cenamos, nos atrincheramos en el ex cuarto de mi hermano, a tomarnos las cervezas que quedaban y a conversar de muchas cosas sin sentido.
La cerveza comenzó a hacer su efecto, y para las siguientes dos o tres horas ya estábamos un poco alegres, no borrachas pero si alegres. Estábamos las dos a media luz, tiradas en uno de los colchones del suelo, mirando la televisión. Yo estaba vestida con un ligero short, y una camiseta fina, ella llevaba un deportivo remangado hasta las rodillas, y con una camiseta igual de fina que la mía. Las dos descalzas, conversando muchas cosas a la vez, riéndonos de nuestros cuerpos, vaya uno a saber porque.
En un momento, Cecilia tomó una de las botellas y se acercó el pico a la boca. Yo me quede absorta viéndola como tomaba, hasta que en un momento se volcó un poco, derramándose por sobre la hendidura de sus pechos. Y allí comenzó todo.
En un arrebato, y sintiendo como se me endurecían los pezones, le quite la botella de las manos y rodeandole la cintura con las mías, me apure a lamerle la cerveza antes de que bajara mas profundo. Cuando termine ella me observo fijamente. Sin que se diera cuenta la observe, sus pezones también se endurecieron.
-La cerveza jamas se desperdicia.-Le dije.
Ella sonrio y se volco todo el otro cuarto de botella que quedaba encima de los pechos, volviendome loca. Al instante se remarcaron.
Le quite la botella vacia y la recosté en el colchón, y busque su boca con la mía. Ella me la ofreció de muy buena gana y nos besamos por largo rato, volviéndonos locas. Su lengua acariciaba la mía de una manera enloquecedora.
Continué manipulando su cuello, dándole besos e intercambiando algunos por suaves caricias con la punta de la lengua. Su respiración se aceleró, y cerró los ojos. Ya era mía, me dije.
Tomé el borde de su camiseta y la tire hacia arriba, para ayudarme ella se irguió un poco y levanto los brazos en linea recta para que yo se la sacara. Grande fue mi sorpresa al ver unos senos mas grandes de lo que imaginaba. No llevaba sutien, dado el calor que hacia, y estaban bañados en fría cerveza.
Comencé a bajar lentamente hasta que mis labios se toparon con sus pechos, los cuales ella me entrego dócilmente, para que los besara en todas direcciones. Mis manos no se quedaban quietas. Una se entretenía con sus piernas, y la otra con su cuello. Cuando mi lengua toco uno de sus pezones, Cecilia dio un gemido y tomo con sus labios mi dedo pulgar, para que yo dejara de acariciarle el cuello y le acariciara una mejilla.
Continué bajando, cada vez mas, hasta llegar a su pantalón deportivo, el cual le quite despacio. Su tanga era de encaje negro, y la observe un momento, entre complacida y sorprendida. No sabia porque se la había puesto, ni que hubiera planeado todo esto, pero lejos de molestarme,me gusto.
Le acaricie las piernas con mi lengua y mis labios, una por una y parte por parte, hasta llegar a su entrepierna. La acaricie por encima de la ropa interior, y luego la tome con los dientes por el costado, bajándosela lentamente.
-Quitala.-Me pidió, con un gemido.
Yo se la quite y observe su entrepierna, estaba abierta y mojada a mas no poder, deseosa de que la tomara en posesión. Me acerque lentamente y la abrí con los dedos, ella cerro los ojos y se entrego a la sensación que sabría que vendría.
Me acerque a ella y con un movimiento rápido comencé a acariciarle el clítoris con la punta de la lengua, intercambiando con rápidas succionadas. Su vientre se contorsionó, subiendo y bajando. Una de mis manos avanzo hasta uno de sus pezones durisimos mientras que ella se tocaba el otro con su mano derecha. Luego de haberle arrancado unos cuatro o cinco orgasmos, ella se incorporó, y besándome me deje desnudar por completo.
Estaba caliente a mas no poder, y ella lo notó, repitiendo toda la operación que había hecho yo, pero mas lento, arrancándome aullidos de felicidad.
Así estuvimos hasta bien entrada la madrugada, y luego de varios orgasmos el cansancio nos venció y decidimos dormir juntas. Al otro día, amaneciendo, decidimos intercambiar miradas.A veces, era bueno entenderse con una mujer.

Comentarios

  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado enero 2012
    Hola Shagrat
    Tu relato es bastante bueno, lo describes apropiadamente.
    Saludos
  • ShagratShagrat Pedro Abad s.XII
    editado enero 2012
    Hola, Juancho, me alegro que mi relato te haya gustado. Gracias por detenerte a leerme.

    Un abrazo!
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado enero 2012
    Me gusta más imaginarme toda esa corriente con un chico bien buenón;):):p
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