¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Mi razón de vida eres tu.

Maru CkufMaru Ckuf Pedro Abad s.XII
editado octubre 2011 en Prosa Poética
Después de un largo tiempo me encontré con tu mirada, mis pensamientos se volvieron un torbellino y mi corazón latió fuertemente luchando contra mi mente que gritaba desesperada que no me acercara a ti. El mundo desapareció a mí alrededor, y solo se notó como el tiempo se detenía y nuestros pensamientos se enlazaban y se juntaban. Tus pensamientos se centraron en mí y los míos en ti, mi mirada te dijo que no te acercaras, porque mi mente estaba bloqueada, pero mi corazón acelerado casi sale de mi pecho para correr a tus brazos, sentí en mí como una daga, que me desgarraba. Observe que te acercabas y a pocos centímetros me acariciaste la mejilla, me miraste y me diste una razón para perdonarte sin decir nada… No había dolor más grande que ese amor, pues mi único amor eras tú. No había nada que decir, solo podíamos sentir nuestras presencias encontradas una mañana en la que mi vida se paralizo, y no hubo un catalizador para lo que paso. ¿Cómo decirte que no? Si tu mirada me mato… ¿Cómo decirle que no a la persona que amas? Entonces mi orgullo apareció, retrocedí, mis ojos te esquivaron y me fui… Unos metros después me detuve y te mire, y allí estaba tu mirada abrazándome a pesar de la distancia y gritando a los cuatro vientos que me amabas, con una lagrima respondí que también te amaba, no quería nada más que saltar a tus brazos y corresponderte en un beso de entrega que me sellara como tuya, pero no pude, aunque nuestras almas estuvieran juntas, nuestros cuerpos no debían… Ya a alguien más le pertenecía, y aunque mi corazón era y es tuyo, ya habíamos vivido con demasiado dolor. Renunciar a ti fue lo que me mato y muerta en vida quede cuando de ti aquel día me aleje. Mi razón de vida es mirar tu sonrisa, de lejos y escondida. Mi razón de vida es recordar aquel día, en el que mis sentimientos fueron más grandes que cualquier otra cosa, en la que me sentí correspondida, en la que perdone por amor todo lo que vivimos y no vivimos, como siempre, ese día me elevaste a las estrellas y me bajaste al suelo… Pues morí al dar la vuelta e ir a los brazos de quien me había consolado. Sé que no me fue posible decirte que no, porque te amo, sin palabras nos entregamos… Y para siempre así estaremos, viviendo del amor que nos tenemos.

Comentarios

Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com