¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Como niño con zapatitos nuevos

AnorgiAnorgi Pedro Abad s.XII
editado septiembre 2011 en Narrativa
Como niño con zapatitos nuevos
Llegué a mi casa con los pies destrozados, la caminata fue más dura de lo previsto. Y todo por no tener paciencia de esperar el autobús durante una hora. Era mi último día de trabajo en aquella empresa; me entretuve despidiéndome de los compañeros, deseándoles mucha suerte y recibiendo sus felicitaciones por mi suerte en marcharme de allí. Total que perdí el autobús, y me dije: quien ha dicho miedo, mientras espero me planto en mi casa. Y así fue, pero hace tiempo que no me pegaba una caminata de una hora, una cosa es darse un paseo de una hora y otra muy distinta caminar con un objetivo determinado.

Y mi objetivo era perder aquel sitio de vista cuanto antes; una vez tomada la decisión de marcharme y teniendo ya otro sitio donde trabajar, no quise estar una hora en el vestíbulo esperando al autobús. Esto de cambiar de trabajo es hoy muy difícil, pero con un pequeño enchufe me resultó fácil. Claro que tiene su trauma, es cambiar lo conocido por lo desconocido, el trabajo que ya dominaba por otro, que sabía me costaría algún esfuerzo llegar a dominar.

Esto es lo que estaba pensando mientras me duchaba y me preparaba la cena. Como era viernes tenía por delante dos días. ¿Qué hacer este fin de semana? Vivo solo desde que romí con mi pareja, la verdad es que fue ella la que rompió conmigo, así que la soledad hace mella en mí. Las pocas amistades que tenia se han traslado a otras ciudades, los amigos están casados y con hijos, y las amigas lo mismo. Sólo sé de un par de ellas que viven tan solas como yo, pero me da vergüenza ponerme en contacto con ellas, no sé lo qué pensarán y qué imaginarán sobre mis intenciones.

Con estas cavilaciones dejé pasar el sábado, y me enfrentaba a un domingo en el que me aburriría como una ostra. Pues se da el agravante de que no me gusta el futbol y un domingo en estas condiciones es todo un problema. Me canso de leer, me canso de oír música, me canso de ver la tele; de lo único que no me cansaría es de charlar con alguien que me comprendiera. Pero esa persona no existe y si existiera no querría yo convertirla en mi paño de lagrimas. Pienso que quizás en el nuevo trabajo pueda hacer amigos, pero me doy cuenta de que a mi edad eso no es posible, solo se puede aspirar, y ya es tener mucha suerte, a encontrar buenos compañeros.

Ahora es la ocasión de cambiar mi ritmo de vida y empezar una vida nueva. ¿Pero qué hacer? En ese momento oí tocar las campanas de una iglesia cercana, hacía años que no prestaba atención a ese sonido, pero ahora me quedé escuchándolas y pensé que como era domingo sería el toque para llamar a la misa. Y ni corto ni perezoso me vestí rápidamente y me encaminé a esa iglesia. Cuando llegué la misa acababa de empezar, me senté en un banco que estaba vació al final del templo y me dispuse aprestar atención. Hice un rápido cálculo y vi que no había asistido a misa desde hacía doce años. Para mi toda la ceremonia me parecía nueva, ya no me acordaba de las muchas misas que oí en mi niñez, adolescencia y primera juventud.

Estuve muy atento durante la homilía, el sacerdote hizo hincapié en una frase que había leído en el Evangelio: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

Sentí que esas palabras de: los que estáis fatigados y sobrecargados, iban por mí. Me siento cansado, no físicamente como después de la caminata, sino anímicamente. Profesionalmente pude decirse que he triunfado, pero como persona me siento fracasado, tengo treinta y dos años, estoy soltero, no tengo hijos, ni perrito que me ladre.

Cuando salí del templo era una persona distinta de la que entró, tenía unas ganas locas de gritar: ¡Por fin, por fin he encontrado algo que llena el vacío de mi existencia! Tengo un nuevo trabajo en el que empezaré mañana y para colmo de felicidad he encontrado Dios, ¿o será que Dios me ha encontrado a mí? Estoy de estreno, como un niño con zapatitos nuevos.

Comentarios

Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com