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Exilios: 2-Otras rutas

ShaiantiShaianti Fray Luis de León XVI
editado febrero 2012 en Histórica
La mayoría de los desterrados pueblan los cementerios de Francia, de Inglaterra, de América, de todas las Américas. Media Ilustración española ha estado enterrada o estuvo en el famoso cementerio de Pére Lachaise, en París. Meléndez Valdés (1754-1817), Leandro Fernández de Moratín (1760-1828- la misma fecha que Goya y Beethoven), yacieron en la grata compañía de otros compatriotas como fueron Juan Donoso Cortés (1809-1853) y el propio Francisco de Goya, grande entre los grandes ilustrados españoles, los llamados despectivamente por sus ignaros coetáneos afrancesados.

Tras un período de enterramiento en Burdeos, el cuerpo de Goya fue inhumado también en el citado cementerio parisino. A finales del siglo XIX los restos de los cuatro ilustres exiliados regresaron a su ingrato país natal donde encontraron finalmente su definitivo reposo.

El gran músico español, Manuel de Falla, (1876-1946) que falleció en su amada casa de Altagracia, en Argentina, regresó en 1949, con todos los honores, por barco, al puerto de Cádiz, y en su tierra natal, en el cementerio de la ciudad, reposan ahora sus restos.

Juan Ramón Jimenez volvió del cielo de Puerto Rico al de Moguer, Huelva, en junio de 1958 y desde entonces allí yace en la agradable compañía de quien fue su esposa, compañera de exilio y de eternidad, Zenobia Camprubí Aymat.

El valenciano Vicente Blasco Ibáñez, republicano acérrimo, enemigo de la Dictadura de Primo de Rivera, escritor universal, de la huerta valenciana, la albufera y el mar Mediterráneo, guionista pionero del cine de Hollywood en la época del cine mudo y cuyas novelas le dieron tanta fama, también se tuvo que marchar de España, viviendo sus últimos años en Menton, Costa Azul (Francia). Tras su muerte en 1928 allí fue enterrado, otro español más en suelo francés; unos años después, regresó a su tierra valenciana (1933). Ahora su cuerpo se pudre -nunca mejor dicho- en un rincón olvidado del Cementerio General de Valencia, antes "Cementerio Civil", puesto que su anticlericalismo notable impidió que en su tiempo recibiera "cristiana sepultura". Pero se halla entre amigos, Alfredo Calderón, quien fue ilustre presidente de la Primera República Española, y el periodista Felix Azzati, viejo camarada de Blasco Ibáñez.

Otros exiliados, sin embargo, murieron fuera de España y ya no han regresado jamás. Por nombrar a alguno de ellos, el insigne historiador Salvador de Madariaga, refugiado en Inglaterra desde el año 39, de cuya prestigiosa Universidad de Oxford fue profesor durante largos años, viviendo también temporadas en Washington y México, terminó sus días en Locarno, Suiza, el año 1977.

Ramón J. Sender vino a España de forma fugaz a raíz de la muerte del dictador, a finales de los años setenta, para regresar definitivamente a la ciudad californiana de San Diego, donde falleció en enero de 1982. Para acallar los rumores que se difundieron sobre un posible regreso de sus restos a España, su segunda esposa, Florence Hall Sender, de quien estaba divorciado aunque se veían a diario, aclaró a los medios españoles que era expreso deseo del escritor ser incinerado y que sus cenizas se esparcieran por el Océano Pacífico frente a la ciudad de San Diego, donde vivía desde hacía largos años y en cuya Universidad tuvo generosa y respetada acogida, devolviéndosele su dignidad de hombre y dándole la oportunidad de ejercer el noble oficio de profesor de Literatura Hispánica.

En fin, para hablar de cementerios donde encontrar españoles del exilio, no puede haber mayor y más famoso referente que el pequeño camposanto de Collioure, Francia, lugar de peregrinación de muchas generaciones de españoles, donde , en un modesto panteón, se guardan los restos del gran poeta andaluz Antonio Machado y de su esposa Ana. Allí murió, cerca de la frontera, porque ni su cuerpo ni su alma pudieron resistir más. “Cualquier ciudad española acogería sus restos con respeto y devoción”.

Este recorrido por los cementerios de Europa - y América - no hace sino señalar que en la historia de la cultura española, muchas veces, sin poderlo evitar sus protagonistas, los artistas, los poetas, los dramaturgos, los novelistas, han sido víctimas de la incomprensión, la ausencia de libertad, las maquinaciones inquisitoriales de sus dirigentes, tanto políticos como religiosos, una contracorriente contra la que han tenido que nadar y tantas veces naufragar, hombres y mujeres cuyo "pecado" fue la disidencia, el derecho a pensar, la creación, sus ideologías y que finalmente acabaron sus días fuera de España.

Comentarios

  • juanchojuancho Francisco de Quevedo s. XVII
    editado junio 2011
    Triste reseña la tuya Shaianti de lo que es la intolerancia y la opresion a las ideas diferentes.

    Las dictaduras tanto de izquierda como de derecha utilizaron en mi pais la "deportacion" como alternativa para deshacerse de los opositores.

    Un abrazo.
  • ShaiantiShaianti Fray Luis de León XVI
    editado febrero 2012
    Se me escapó tu comentario Juancho. Como dicen los franceses, mieux vaut tard que jamais. Gracias y un abrazo.
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