Acabo de leer la obra de Saramago "El año de la muerte de Ricardo Reis", y me ha provocado un cierto desconcierto. Quisiera recoger vuestras opiniones acerca del significado de esta obra. Si alguien la conoce y tiene una opinión, por favor comunícala y desarrollamos un diálogo.
Comentarios
pero la obra que mencionas -jamas- le he leido, pero a ricardo reis si lo he leido osea a Pessoa con sus personajes raros.
Un abrazo.
[FONT=TimesNewRoman,Bold]El año de la muerte de Ricardo Reis (Fragmentos)[/FONT]
[FONT=TimesNewRoman,Italic]José Saramago[/FONT]
“La calzada estaba mojada y resbaladiza, los carriles brillaban por la Rua do Alecrim
arriba, derechos, quién sabe qué estrella o cometa sostendrán en aquel punto donde en la
escuela dicen que se unen las paralelas, en el infinito, muy grande ha de ser el infinito para que tantas cosas, todas, y de todos los tamaños, quepan allá, las líneas rectas paralelas, y las simples, y también las curvas y las líneas cruzadas, los tranvías que por estos raíles suben, y los pasajeros que van en ellos, la luz de los ojos de todos el eco de las palabras, el roce inaudible de los pensamientos, este silbido dirigido a una ventana, Qué, bajas o no, Aún es temprano, dice una voz allá arriba, qué importa si fue de hombre o de mujer, es igual, volveremos a encontrarla en el infinito. [...]”
“[...] Entra en Rossio y es como si estuviera en una encrucijada, en un cruce de cuatro
u ocho caminos, que andados o continuados irán a dar, ya se sabe, al mismo punto, o
lugar, el infinito, por eso no vale la pena elegir uno, cuando llegue la hora dejemos ese
cuidado al azar, que no elige, también lo sabemos se limita a empujar, a su vez lo empujan fuerzas de las que nada sabemos, y si lo supiéramos, qué sabríamos. [...]”
“También en el interior del cuerpo la tiniebla es profunda, y pese a todo la sangre llega al corazón, el cerebro es ciego y puede ver, es sordo y oye, no tiene manos y alcanza, el
hombre, claro está, es el laberinto de sí mismo. [...]”
Aquí acaba el mar y empieza la tierra".
Ricardo Reis, médico de profesión y poeta de vocación, regresa a su Portugal natal tras diecisiete años de vida en Brasil. No vuelve al Oporto que le vió nacer, sino a Lisboa. Los motivos de su regreso no están muy claros en su mente, quizá vuelva por la revolución que acaba de estallar en Brasil o quizá regrese por haber recibido la noticia de la muerte del poeta Fernando Pessoa. O quizá no sean ninguna de estas razones las que le llevan a regresar a Portugal, posiblemente el motivo sea el vivir los últimos días de su vida en su país.
Nada mas pisar suelo portugués, Ricardo Reis decide alojarse en el Hotel Bragança, donde conocerá al gerente Salvador, al mozo Pimenta, al camarero Ramón y, sobre todo y por encima de ellos, conocerá a la camarera de habitaciones Lidia y a Marcenda, una joven impedida de su brazo izquierdo que acude periódicamente a Lisboa para ser vista por un médico especialista con la esperanza de recobrar algún día el movimiento en su inmóvil extremidad.
Con Lidia y Marcenda, Ricardo Reis establece una estrecha relación de amor. Mientras Lidia es su compañera en sus momentos de pasión, Marcenda es su amor espiritual (por llamarlo de alguna manera). A una puede acceder (Lidia) mientras la otra se muestra ambigua en sus sentimientos y no se decide a declarar su amor al doctor por la gran diferencia de edad entre ambas personas (Marcenda).
Y así transcurre la vida del doctor en Lisboa: su relación con Lidia, sus contados encuentros con Marcenda, sus paseos interminables por Lisboa...y como fondo una situación política que provoca innumerables reflexiones en Ricardo Reis. Tampoco podemos olvidarnos de las conversaciones de nuestro protagonista con el fallecido Fernando Pessoa, conversaciones muy al uso de José Saramago, que recuerdan a las ya vividas por D. Jose con el techo de su habitación en su obra "Todos los nombres".
La acción transcurre lenta como es habitual en los libros del escritor portugués, parece que no pasa nada, que las cuestiones a resolver no son resueltas ni van a serlo en todo el libro. A pesar de ello, resulta emocionante encarar un nuevo párrafo, una nueva página donde la pluma de José Sarámago luce como en todas sus obras. El escritor portugués lleva a unos límites poco habituales el amor hacia la palabra y desarrolla una habilidad para la expresión que hace que su forma de escribir se aproxime a la poesía. Sus palabras, en muchas ocasiones, son ambiguas y sujetas a un sin fin de interpretaciones, y ahí es donde radica, siempre lo he dicho, el encanto en los libros de Sarámago.
Tras haber leído "La caverna", "Todos los nombres" y "Ensayo sobre la ceguera" (todas ellas obras de Sarámago) me atrevería a afirmar que "El año de la muerte de Ricardo Reis" es el libro más denso y "más difícil" de leer de todos los anteriormente citados. A pesar de ello, que puede ser un obstáculo insalvable para muchos lectores, leer a Sarámago supone un placer especial difícil de expresar con palabras. Personalmente confesaré que sus palabras producen en mi un sentimiento de tristeza difícil de quitarse de encima, una añoranza hacia lo vivido, una melancolía sin explicación lógica, una soledad que puede tocarse con nuestras propias manos....Sus paseos laberínticos por Lisboa (hermosa ciudad, por cierto) tienen mucho que ver con los paseos interiores que todos los seres humanos deberíamos hacer de vez en cuando para, aunque suene contradictorio, no perder el norte de nuestra vida o, como mínimo, intentar buscarlo durante todos y cada uno de los días que dure nuestra existencia. Y en esos paseos por la triste Lisboa Ricardo Reis se encuentra con situaciones de todo tipo, y siempre pueden encontrarse similitudes entre estas situaciones "exteriores" y otras "interiores" que parecen literalmente calcadas.
En definitiva, un libro muy recomendable, sobre todo para aquellos que no busquen en un libro una historia que enganche de inicio, que no busquen el best-seller de turno....sino que más bien busquen algo más en un libro. Y sobre todo muy recomendable para aquellos que alguna vez se hayan maravillado ante la extraordinaria forma de escribir de José Saramago.
"Aquí, donde el mar se acabó y la tierra espera".
Un saludo y gracias por leer esta opinión. José Montes.
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