Recuerdos Del Pasado (capitulo 1)

Josico

Capitulo 1



- Anoche una señora que pasaba por allí caminando te encontró y llamo a la ambulancia, mas tarde nos avisaron a nosotros. (Dijo un poco disgustada)

-Mama tú te crees lo que te he contado ¿verdad? (Pregunto intuyendo lo que me va a responder, y levantando la mirada que tenía clavada en la sabana de la cama para dirigirla directamente a ella).

- Mira cariño anoche te caíste y te pegaste un fuerte golpe en la cabeza, y entonces se te figuró ver todo lo que dices. Los médicos dicen que eso es normal y que hoy mismo te darán el alta, que no hay de que preocuparse.

- ¡Entonces no te lo crees! (Respondo levantándome rápidamente de la cama del hospital, y dirigiéndome, a la pequeña ventana de la habitación en la que me había tocado residir) ¡No, si tienes razón a lo mejor estoy loca! (Argumento bastante alterada y disgustada, debido a la decepción que me provoca que ni mi madre me crea. Mientras sigo mirando por la ventana, como juegan los niños en un pequeño parque, hecho para que los que estaban hospitalizados por mucho tiempo tuvieran algún lugar para entretenerse, y no estar siempre encerrados lo que les provocaría depresión).

- No mi vida, yo no he dicho eso, pero bueno eso qué más da, dejemos este asunto, que te recuerdo que hoy cumples dieciocho años Lara. Tu abuela cuando cumplí yo los dieciocho ¿sabes lo que me dijo?(me dice cambiando intentando cambiar de tema como si nada).

- ¿Qué? (Espero que no halla sonado un que un poco demasiado borde, ella no tiene la culpa pienso).

- Me dijo que Tener dieciocho años significa ser oficialmente un peligro adolescente. Y que por ese motivo no me sacaría el carnet de conducir hasta los diecinueve.
(En ese momento echamos las dos unas carcajadas al aire)

- Bueno mamá y... ¿Cuál es mi regalo? (No puedo esperar más para sacarle el tema necesito saber que me han comprado).

- Ya lo veras, cuando lleguemos a casa. (Me responde levantando las cejas y los hombros para meterme intriga).

Recogí todas mis cosas del hospital y volvimos a casa donde mi padre ansiaba mi llegada.

-Bienvenida cariño te he echado mucho de menos. Felicidades y toma tu ansiado regalo.

Yo mientras abro ansiosa el regalo me pregunto que será.
Y…
Era un bajo de cuatro cuerdas y de color negro por fuera y azul por dentro. Como el que yo siempre había querido. Lo que pasa es que nunca me lo habían comprado por razones económicas.

Ya he pasado bastante tiempo, tocando mi preciado y nuevo instrumento, y decido salir a dar una vuelta por el paseo del bosque, y ya de paso ir a ver a Marta.
La policía había estado investigando esta mañana y como no encontraron nada decidieron dejar de buscar y dar el caso por cerrado. Ni siquiera hay rastro del fuego, ni huellas, ni está roto el quitamiedos de la carretera, es todo muy extraño es como si no hubiera pasado nada. La policía ha tomado la opción de que fue una alucinación mía debido al golpe.

Eran como las cuatro de la tarde, y hacía un buen día para salir a pasear, el sol se lucía con mucho esplendor, y cuando caminaba justo por el sitio en que pasó todo, vi algo brillar en la parte baja de la carretera. Pensé que podía ser el pendiente que había perdido, así que decidí bajar a cogerlo.
Ya en la parte baja de la carretera me di cuenta de que no era un pendiente, era un… ¡broche de platino!, con forma ovalada, con diamantes alrededor, mezclado con zafiros y una gran esmeralda verde en el centro, y hasta parecía que tenia luz propia del brillo que desprendía. Eso debía de ser carísimo no podía creer lo que estaba viendo.

No sabía si cogerlo, porque podía habérsele caído a alguien y este estar buscándolo. Decido cogerlo y llevármelo en el bolsillo, mi familia no estaba muy bien de asuntos económicos y se me ha ocurrido la idea de venderlo para zanjar todos nuestros préstamos.

Me lo guardo en el bolsillo y me levanto para irme a casa pero cuando me doy la vuelta para subir por la escaleras del paseo.
Esa persona otra vez, el con el mismo sombrero, el mismo chaquetón y los mismo vaqueros. Sus manos están muy secas, casi negras, como manchadas de sangre y sus uñas son como las zarpas de un oso, y duras como el acero. Yo paralizada por el miedo no sé lo que hacer, lo único que sé es que eso no es mi imaginación. Dado que estaba a plena luz del día.

Estoy bloqueada, fundida y esa cosa se acercaba hacia mi lentamente, parece como si cada paso que el da se me engarrotaran unos tres músculos del cuerpo. La temperatura empieza a subir en el ambiente, la carretera quema, y cada vez está más cerca.

Al instante una densa niebla empieza a aparecer, emerge del suelo, pero en un acto de valentía, decido salir corriendo. No entiendo lo que está pasando, la carretera está empezando a llenarse como de agua, y ya no se ni dónde estoy, debido a la densa niebla. La temperatura sigue subiendo y todo me empieza a dar vueltas. Pero de repente, se oye un fuerte disparo entre la densa niebla y…


La niebla empieza a dispersarse poco a poco y la temperatura vuelve a descender. Ya puedo ver a través de la poca que queda. Ahora solo me falta saber dónde estoy. Me encuentro frente a una casa enorme, nueva, aunque decorada como si fuera antigua, no entiendo nada. Ni en mi pueblo, ni por los alrededores hay ninguna casa así. Con unos jardines enormes, muy hermosos y bonitos, con una combinación de colores y flores impresionante, que irradia poderío pero al mismo tiempo me una sensación de mala espina, me recuerda a el mecanismo que utilizan algunos animales por el cual cuanta mayor es su coloración, mayor es su veneno o indican la existencia de este en ellos. La enorme puerta de la casa se abre, y de ella sale un niño pequeño. Con el pelo rubio y brillante como el sol, una cara preciosa, con una nariz redondita, unos ojos verdes, y unas orejas poco despegadas de la cabeza y pequeñitas. Juega con una niña que sale tras él.

La niña es morena, con los ojos pardos, y con el rostro similar al niño con el que juega, se da un aire a mí. Los dos vienen corriendo hacia mí, pero justo cuando creo que me van a chocar, estos me atraviesan como si yo fuera un fantasma y la puerta se vuelve a abrir, sale una mujer de la casa, ya de unos treinta y pico años, con una melena larga que le llega por la mitad de la espalda, de color rubio y clara y también brillante como el oro. Con unos ojos pequeños pero resultones y verdes, lo que más me impresiona es que en la pequeñita chaqueta que tiene puesta llevaba el mismo broche que yo acabo de coger.

Es todo muy extraño, parece como si hubiera vuelto al pasado, sus vestimentas no son muy normales “creo que el pendiente de mi familia tiene más estilo”, y la casa, el jardín todo me da mala espina.

De repente la temperatura vuelve a subir, y la casa que tengo frente a mí, el jardín y todo empieza a arder, es impresionante. Pero por mucho que arde todo, el camino donde yo estoy nunca lo prende el fuego. La mujer que está en la puerta de la casa empieza a gritar, y los niños se pierden entre las llamas que queman el jardín.

Pero algo pasa dentro de la casa, dado que las ventanas de esta están empezando a romperse sin más, y la mujer que está en la puerta sale dependida hacia dentro como si la hubieran agarrado desde dentro, y la puerta de la casa se cierra.

Yo impotente por la situación me siento totalmente inmóvil, sofocada y como en estado de shock, soy incapaz de pensar con claridad. Solo permanezco en ese pequeño caminito de piedra que no prende.

La niebla empieza a surgir del fuego, y empezó a hacerse otra vez, cada vez más densa y molesta, ya no alcanzo a ver ni la casa que tengo delante, ni las llamas, ni el jardín. Pero de nuevo la temperatura comienza a descender, y la niebla a desaparecer. Cuando esta termina por extinguirse aparezco en aquella carretera y justo en el mismo sitio donde he cogido el broche.

Este punto de anochecer, así que decido volver a casa sin mencionar nada de lo que había pasado a nadie, no me van a creer, y no me quiero ganar plaza en un psiquiátrico.

Espero que os halla gustado, dejen reflejadas sus criticas y/o consejos.