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La Leyenda Titánica Marina (Rol)

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  • editado septiembre 2011
    Circunnavegando el barco, Laodamia pudo averiguar varias cosas.

    En primer lugar, el barco se llamaba “Silver Eagle”, y estaba reuniendo una peculiar tripulación. Por lo que pudo escuchar, estaba comandado por un funcionario reconocido del lugar, quien iba a embarcarse en una importante travesía, en busca de un objeto de valor. Nadie sabía qué era, pero cada vez que lo mencionaban bajaban la voz, como si tuvieran miedo de que alguien más los escuchara. A pesar de esto, parecía un objeto capaz de dar mucho poder a su poseedor. Laodamia se preguntó qué sería.

    Además de esto, pudo observar a una mujer oriental que conversaba felizmente con un fantasma. A la Princesa de los Mares Centrales los fantasmas le gustaban, y le parecía muy divertido que se desmaterializaran y pasaran a través de ella. Había compartido mucho tiempo de amistad con un fantasma guardián de un tesoro bajo el mar, hasta que unos hombres lo robaron. Más allá lograba ver a un hombre de espaldas que estaba muy bien armado. A su lado, otro, de aspecto amedrentador, que haría las veces de guardaespaldas. Ambos hombres intercambiaron unas palabras con la mujer de rasgos orientales y ésta se retiró, seguida por el espectro.

    De pronto, la sirena percibió como si alguien la llamara, y dirigió su vista hacia donde sentía que provenía el llamado. Para su sorpresa, allí estaba su humana. Laodamia sabía que Kahena no era engañada por su disfraz de simple pez azul, por lo que era consciente de su presencia, de modo que le hizo una seña para que se alejara del gentío y se acercara al agua. Al instante, la silueta de pez azul desapareció, para ser reemplazada por el cuerpo de una mujer hermosa, con una melena marrón rojiza, y de la cintura para abajo, una larga cola de pez con escamas azules. Sin embargo, la aparición de la sirena duró poco más que fracción de segundo, el tiempo suficiente como para que cualquier persona que la viera pensara que la había imaginado ahí. En su lugar no quedaba nada, sólo las olas transparentes de ese mar calmo, golpeando con suavidad los costados del barco.

    Con Kahena a pocos metros, Laodamia se había puesto un conjuro de invisibilidad, y con otras pocas palabras, logró transportar su voz para que la captaran simplemente los oídos de la humana de ojos de sirena, y así evitar cualquier tipo de filtraciones de información.

    Saludos, humana –fue lo primero que le dijo.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado septiembre 2011
    El enigmático personaje de negro, Chantry, sin dehacerse de su lanza-cruz, nota una presencia extraña cerca del barco, algo que hace que se le crispen los cabellos bajo el sombrero de ala ancha. Mira por la borda y cree ver algo. Sonrié y retira parte de la sábana que cubre su lanza. Con ella tantea el agua hasta asegurarse de dónde está lo que ha creído ver. Una sirena. Chantry la mira siniestramente y desliza la punta de su lanza cerca del cuello de la sirena.

    --La curiosidad mató al gato, amiga.--Chantry percibía otra presenciapero no la veía.--Descúbrete, bruja, de nada te valdrán esos trucos ante un Inquisidor.


    Brennan estaba en el castillo de popa, cerca del timón y, con su porte ostentoso, gritó.

    --Nada nos ata ya a tierra. Caballeros ha llegado el momento de la verdad. Ha llegado el momento de partir a la aventura, ¡Capitán, adelante! ¡Soltad amarras! ¡Desplegad las velas! ¡La marcha del Silver Hawk comienza!

    El barco, empujado por el viento que hinchaba su velamen, comenzó a quebrar el mar como una flecha plateada dejando tras de sí una estela de agua.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    Shizuko entretanto vio como aquel hombre de negro le ponía una daga en el cuello a una mujer. No soportaba que nadie le pusiera la mano encima a una mujer. Le hizo un gesto de gentil disculpa a su interlocutora y fue hasta ellos,
    saco una pequeña daga casi imperceptible y la puso amenazadora en la espalda del hombre de negro.

    -La marcha puede ser tranquila. He visto como miraste a mi amiga, Lady Chaira, esta mujer tampoco parece de tu agrado. No soporto a los tipos como tu. No creo que el governador apruebe esto. Deberías estar a su lado. Yo me encargo de esta mujer-Dijo con mucha frivolidad.
  • editado septiembre 2011
    El hombre de aspecto amenazador que antes había visto hablando con la mujer oriental reapareció para amenazar a Kahena con una daga en el cuello. Laodamia, todavía invisible, se dio cuenta de que el hombre era peligroso, pues no sólo había advertido la magia en Kahena, sino que estaba segura de que sabía que la sirena se encontraba allí. Se había puesto un sencillo hechizo de invisibilidad, sin preocuparse por ocultarse realmente, porque no pensaba que alguien entre la tripulación tuviese las herramientas para descubrirla. Bueno, se dijo, tendré que ser más cuidadosa.

    Al instante que el hombre amenazaba a la humana Laodamia sopló de esa manera tan peculiar que tienen las criaturas mágicas: el Soplo Puro. Lo utilizan en situaciones desesperadas, y sirve para pedirle a la Sabia Energía que envíe ayuda al problema que enfrentan.

    La ayuda llegó en la forma de la mujer oriental que había llamado su atención, quien se limitó a amenazar al hombre del mismo modo que él amenazaba a la otra mujer, y decirle que se fuera. Al parecer, gozaba de tanto o más prestigio en el navío como él.

    El hombre no tuvo más remedio que apartarse, porque evidentemente no le agradaba ser mandado por una mujer, y gruñendo improperios por lo bajo se alejó. Al irse de espaldas la Princesa logró ver, escondida entre sus ropas, lo que parecía ser una espada templaria; eso resolvía la cuestión de su descubrimiento. Requería andarse con un poco más de cuidado si este hombre estaba cerca, eso seguro.

    Ya fuera de peligro, se concentró en lo que se decían las dos mujeres a bordo.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado septiembre 2011
    (MORGAN)

    Morgan, en su puesto de guardia, se disponía a volver a dormir pero rechazó la idea. Aquella chica oriental era muy mona y sería muy entretenida en la travesía. Sonrió para sí y se dispuso a cumplir sus labores de vigía solo para ver si había otra dama así en el pasaje. Se apoyó en la balaustrada y contempló la cubierta. Vio un poco de revuelo en un lugar apartado y, en lugar de notificarlo, abandonó su puesto para ir a ver qué pasaba.

    Cuando llegaba, solo vio a un hombre de negro muy amenazador. El bucanero se limitó a echar la mano a su daga esperando cualquier reacción hostil. Allí estaban la chica oriental y otra mujer.

    No hizo nada pero se quedó en guardia.



    (CHANTRY)


    La situación se había torcido demasiado. Tenía a la guardaespaldas del gobernador apuntándole con una daga y tuvo que retirarse. Pero no se daría por vencido tan fácilmente, solo se iba a una posición mejor.

    Se alejó un poco y se aseguró de que nadie le veía y que estaba alineado perfectamente con las damas de manera que se evitaba ataques por la espalda como el anterior. Debía ser muy sigiloso o su misión fracasaría. Con una mano, quitó completamente latela a su lanza-cruz y se llevó la mano al bolsillo de su larga capa. Sacó un libro rematado por el dibujo de una espada en llamas y se acercó a las mujeres, con una sonrisa siniestra en sus labios. Esas mujeres tenían la aprobación del gobernador y no se la merecían.

    --¡Qué poco civilizadas!. Solo quiero hablar un poco, señoritas...Ah, y decidle a vuestra amiga, la del agua, que más le vale acercarse un poco porque quiero hablar con ella. En el nombre de la Inquisición Templaria que responda...Y si no quiere...decidle que tenemos ojos hasta en el mar
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    -Poco civilizado usted, señor, que ha amenazado a esta dama sin ningún motivo. No solo a esta dama, también moró con recelo a mi amiga. Parece ser que tiene usted una manía extraña por las mujeres. El ser templario no le da derecho a creerse mejor que nadie. Devería saberlo. Ante el mar todos estamos a su merced. Todos somos iguales, todos deveríamos ayudarnos.-Retiro la daga despacio. La guardó, pero se mantuvo a la defensiva. Se estaba buscando problemas. Lo sabía. Normalmente no se metía en asuntos ajenos, no ayudaba a nadie, no juraba fidelidad a ninguna autoridad. Por eso se extrañaba. Con un gesto su gato se escondio en las cercanias, dispuesto a todo por su ama. Retomo la conversación tras mirar hacia el mar.
    -De que tiene miedo señorita? No creo que pretenda acernos daños, deje ser ver, sea cortes. Yo la protegere si es necesario.-Lamento sus palabras...pero que le pasaba?ella no era así, era despiadada. Insensible. Suspiro. Ya pensaría en ello.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Vaya, vaya, lo que inicialmente iba a ser una reunión tranquila y desapercibida se convirtió en un momento incomodo, con nada menos que un mal humorado templario. Lo que faltaba que todo el mundo supiera de ellas.

    Laodamia seguía invisible, aunque el misterioso hombre le había alcanzado a poner la daga en el cuello, algo que a la final ella permitió, tal vez por lo débil que estaba, pero igual no hubiese podido hacer mayor cosa, no solo por la intervención de la chica oriental, sino porque la princesa a pesar de estar levemente cansada tenía sus recursos. De eso no tenía la menor duda.

    Para comunicarse, Kahena había intentando utilizar algo de magia, debido a la situación en la que estaban, pero definitivamente para la próxima tendrían que cuidar mejor sus espaldas. Al parecer en este lugar no estaban a salvo, con un inquisidor, nada más y nada menos.

    Miro al reservado hombre y a la apasionada mujer y pudo percibir a Morgan al final, que hacía como el que no quería la cosa. Sonrió y les dijo:

    - “mi amiga no puede ser visible en este momento y vigila la manera en que te diriges a ella. Es una princesa, no es cualquier criatura mágica, así que la próxima vez que vuelvas a poner una lanza en su cuello ten mucho cuidado, porque puedes generar una guerra o tal vez algo peor”.

    Sabía que el hombre era peligroso, así que remato diciéndole:

    “Eres un templario no el Dios supremo, así que déjate de exigencias que si quiere hablar contigo lo hará cuando ella quiera, mientras tanto porque no se mete en sus propios asuntos y nos deja en nuestros negocios, que nada tiene que ver con usted, de momento. Si las cosas llegan a cambiar hablaremos directamente con Brennan, no se preocupe”


    No espero su respuesta, se ladeo y miro directamente a la cara de la chica oriental. Le sonrió y le dijo:

    “muchas gracias por tu intervención, te agradecería que te llevaras lejos a tu “amigo”, tal vez luego podamos vernos y hablar. Mi nombre es Kahena, creo que no te lo había dicho”, le guiño un ojo, luego miró de nuevo al templario y les dijo a ambos: “ahora si me disculpan debo seguir con mis asuntos” y se retiro. Esperando poder comunicarse con la princesa.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    -No es mi amigo...-dijo recuperando la poca compostura que le quedaba, había perdido el norte. Además estaba muy asombrada por la presencia de una princesa marina. Observó a la nada donde devería estar. Se arrodillo mostrando el mayor de los respetos.
    -Siento mis rudas palabras princesa. No volvera a ocurrir.-Aunque su actitud era de los más fría, las mujeres pudieron apreciar un brillo de esperanza. El dolor de un amor perdido. Un amor imposible y prohibido.
    Antes de ser descubierta las dejo en paz. No volvería a acercarse si podía evitarlo. En cambio al templario no lo perderia de vista.
    -No quiero problemas en este barco. Los templarios deberíais creer en el amor que Dios profesa a todas y cada una de sus criaturas. Tu como su siervo, deberías hacer lo mismo.-Le susurro de forma amenazadora sin que ellas le oyesen. Se dirigio lejos de allí, se subió a la torre de vigía, en lo más alto y relevó a quien ya estaba en ella. Se acomodó allí contemplando al mar que tanto amaba. Allí en lo más alto del barco, a solas, sin que nadie pudiera apreciarlo, dejo caer varias lágrimas de la más abslotuta tristeza y soledad.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado septiembre 2011
    --Las criaturas de Dios merecen todo nuestro afecto y nuestra protección, no así las criaturas del diablo, como son ellas. Y me da igual que sea Princesa o no. Mi potestad está por encima de eso.

    Chantry parecía intentar volver a la carga cuando Morgan se le acercó por detrás y le dio un golpe en la espalda, con actitud amistosa.
    --¡Vamos a ver, hombre! ¿¡Quieres ligarte a alguna de estas o qué!?
    El inquisidor templario se quedó de piedra ante ese cambio de situación, Morgan siguió.--¡Pues entonces déjame a mí que yo sí tengo posibilidades!

    Empujó a Chantry y a éste se le cayó la lanza al suelo. Luego Morgan, riendo, se acercó a ellas y dijo, con picardía.
    --¿He oído algo de una princesa? ¿Está soltera?

    El templario apretó los dientes. La espada que llevaba a la espalda comenzó a arder pero en aquel momento llegó Brennan, con actitud autoritaria. El gobernador le lanzó una mirada a todos, sobre todo a Kahena y a Shizuko.

    --Chantry, contrólese, es una orden. Esta dama tiene mi autorización para estar en el barco.
    --Señor ¿está seguro? ¡Es una bruja!
    --¡No use ese nombre para referirse a ella, Chantry! Respondo por ellos. Tome su lanza y baje a ver si ese Ocato sigue durmiendo o qué.

    Chantry siguió las órdenes pero con cara de pocos amigos. Brennan miró al grupo y se acercó.

    --¿Todo bien? Espero que perdonen a mi compañero. Se toma muy a pecho su labor.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    La retirada de Kahena se vio interrumpida con la súbita salida de la chica oriental que aunque aparentaba estar centrada, su mirada reflejaba una gran tristeza. Luego llego el alegre Morgan y posteriormente Brennan. Definitivamente “donde manda capitán no manda marinero”, pensó mientras este último intervenida y mandaba al Templario lejos.

    Sonriendo y poniendo los ojos en blanco no quiso contestar la pregunta de Morgan y luego miro al Gobernador y le dijo:

    “parece que su compañero no se va a calmar solo con esas palabras, pero bueno todos aquí sabemos cuidarnos. De una u otra manera. Así que esperemos que llegue a buen término el trayecto y todos encontremos lo que estamos buscando. Ahora, cambiando de tema, con quien hay que hablar para saber en qué podemos ayudar mientras estamos bajo sus órdenes”.

    Definitivamente iba a evitar decir el motivo por el cual la Princesa estaba buscándola y que era lo que pasaba, al fin y al cabo era poco lo que realmente sabia y fuera de eso aún ignoraba en quien confiar en este barco. Por lo tanto, lo mejor era no decir el problema aparente que estaban teniendo las sirenas y mientras no le preguntaran directamente, evadir el tema era lo más acertado.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Lady Shaira, se retiro un poco al ver toda la escaramuza que se armó con el templario, tipo más desagraadable, además que la miró de una forma que le dió escalofrios.
    Al entrar en escena Kahena y Lodomia a la cual ella ya había visto rondando por el barco, tenía ganas de acercársele para hablar con alguién mas, pero no contaba con todo el despelote que se armó, lo cual la puso muy mal, no le gustaban los gritos ni las amenazas, siempre sintio rechazo por la violencia.

    Luego de que el templario fué puesto en su lugar por Shizuco y que morgan tomo a broma lo pasado, las cosas se volvieron a calmar.

    Shizuco se retiró para calmar un poco su estado de ánimo, no queriendo hablar con nadie, pero lady Shaira se le reunió discretamente dejando que se desahogara, a lo mejor con ella,querria soltar todo lo que la atormentaba, igual ella también se quedó mirando el horizonte, pensando en su pasado y en su hermana que a ratos la sentía cerca, pero que otras se distanciaba.

    Desde arriba vió a Leodomia en el agua, tenía ganas de acercarsele y conversar con ella, a lo mejor ella le podía dar noticias de su hermana, igual que Kahena, pero no se atrevía a dejar sola a su amiga, en estos momentos la necesitaba, así no hablaran, la compañia la reconfortaba.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    Enseguida se percato, no estaba sola. No quería seguir estando con los tripulantes. No confiaba en nadie. Pero en ella podía confiar. Pensó cada palabra, como y con que tono las iba a formular. Respiró hondo:
    -Estoy bien. Mi Lady, deberías preguntarle a la princesa si sabe de tu hermana. Ellas son criaturas muy muy sabías, y al contrario de lo que dice ese templario, ellas no son brujas.-La rabia parecía emerger de ella de nuevo. Se controlo.
    -Soy humana, pero a veces percibo y siento cosas que los demás no.
    Percibo que ese hombre es un asesino. Su convencimiento que esta por encima de los demás en nombre de dios. He conocido hombres como el, mi padre era como ellos. Los odio. Creo, que deberías esperar un poco y ir a preguntarle, quizá también sepa decirme que fue..de...Él. ¿Tienes donde hospedarte? El mio es el 5, si necesitas, mi camarote siempre estará a tu disposición.-Se sentía bien con ella, le recordaba a su madre. La única persona que había amado(connotación maternal) cuando era pequeña.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado septiembre 2011
    --Muy bien, señorita Kahena. Deduzco de sus habilidades que sabrá bastante sobre criaturas. Nos vendrá muy bien. Ayudará en navegación y logística. Vaya al puente de mando y preséntese ante el capitán Mark, él le dirá lo que ha de hacer. Su camarote es el número 4. Ah, y comunique a los que vea que mañana por la mañana daré un discurso.

    Tras dedicarle una gran sonrisa a Kahena, Brennan se retiró para seguir comprobando el pasaje. Aún necesitaba artilleros. Se dio una vuelta por la cubierta del barco para pensar quién podría servir para ese cargo cuando de repente escuchó algo y se acercó. Era su guardaespaldas, Shizuko, y parecía sufrir.

    --Señorita Shizuko...¿se encuentra usted bien?
  • editado septiembre 2011
    La pobre Laodamia no estaba acostumbrada a situaciones tan revoltosas; entre las sirenas eso era poco común. Solían tomarse las cosas con calma y jamás se estorbaban unas a otras, ni armaban revuelos de ningún tipo. Simplemente iba contra su naturaleza. Pero la Princesa sabía que, al tratarse de humanos, debía intentar adaptarse a su forma de ser.

    La mujer oriental se retiró, luego de haberla saludado con mucho respeto y mostrar deferencia por su alto rango. Laodamia se dijo a sí misma que parecía una buena muchacha, digna de su confianza, pero no podía estar cien por ciento segura hasta consultar con la Sabia Energía. Las sirenas tenían un don particular, cada una uno diferente. Algunas eran capaces de escuchar a los demás y ayudarlos a desahogarse, otras daban los mejores consejos, otras sabían distinguir con precisión entre la verdad y la mentira, y había incluso quien podía hacer que la gente a su alrededor se sintiera a gusto. Laodamia tenía el don de ver en el corazón de los seres. Con solo colocar ambas manos sobre las mejillas o al costado de la cara del ser y mirarlo a los ojos, la Princesa sabía qué era lo que gobernaba su corazón, si era el bien o el mal. Y cuando lo practicaba lo suficiente con el mismo ser, es decir, llegaba a conocerlo un poco mejor, su don le permitía ahondar en su esencia: conocer los valores y los anhelos del ser. Había un grupo de sirenas que se dedicaba a estudiar dones con los que no habían nacido, como si fuera una especie de universidad, y la disciplina que estudiaba el don de Laodamia se llamaba Ciencia de la Esencia. Con su don, pensaba la Princesa, fácilmente lograría saber si la mujer de rasgos orientales era digna de su confianza.

    Entonces escuchó al que parecía estar a cargo del navío, un hombre cuya presencia no lograba agradar del todo a la sirena, que le daba algunas indicaciones a Kahena y luego se retiraba. Comprendió que no habría otro momento mejor que este para comunicarle a la humana la nueva información, por lo que volvió a utilizar su magia para llevar su voz directo al oído de ésta, y, luego de saludarla nuevamente, le relató, sin prisas pero sin pausas, todo lo acontecido los últimos días.

    ¿Qué piensas? –concluyó.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    Aljan escribió : »
    --Muy bien, señorita Kahena. Deduzco de sus habilidades que sabrá bastante sobre criaturas. Nos vendrá muy bien. Ayudará en navegación y logística. Vaya al puente de mando y preséntese ante el capitán Mark, él le dirá lo que ha de hacer. Su camarote es el número 4. Ah, y comunique a los que vea que mañana por la mañana daré un discurso.

    Tras dedicarle una gran sonrisa a Kahena, Brennan se retiró para seguir comprobando el pasaje. Aún necesitaba artilleros. Se dio una vuelta por la cubierta del barco para pensar quién podría servir para ese cargo cuando de repente escuchó algo y se acercó. Era su guardaespaldas, Shizuko, y parecía sufrir.

    --Señorita Shizuko...¿se encuentra usted bien?

    Otra, vez. La señorita Chaira acababa de irse y parecía que otro ocupaba su lugar. Le turbaba tanta atención agradable. No estaba acostumbrada. Pensó, quiso convencerse, que aquello no era más que un espejismo de cortesía disfrazado de amabilidad. Su corazón se había empañado con años de traiciones y desconfianza. Ahora, la compañía le resultaba incomoda. Aunque la echara de menos. Oculto sus lágrimas. Se levanto y le hizo una breve inclinación de respeto. Con el pelo largo y negro sedoso cubriendo su rostro oriental.
    -Nada señor. Todo listo, todo bien. Si hay alguna cosa en la que pueda resultarle util, puede decirmelo. -Su tono sono suave, tenue. Permanecio con el rostro escondido
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Mirando a Brennan le dijo: “Muy bien señor, así será”.

    Luego observó como este se retiraba y al fin sola de nuevo, sintió a la sirena que le hablaba y le narraba lo que había estado haciendo en los últimos días. Al parecer sus “poderes” estaban volviendo porque la sentía más fuerte y pudo disimular mejor mientras la escuchaba, en caso de que se volviera a acercar el Templario o cualquier otra persona.

    Cuando Laodamia terminó su narración, le pregunto: ¿Qué piensas? Concentrándose para hablarle telepáticamente, le dijo:

    “Lo que me cuentas es sumamente grave, las sirenas del Clan del Oeste son la fuerza de la sociedad y me dices que todas están retenidas o ¿hay algunas que estarán rezagadas en alguna parte?, ¿has podido sentir a otras? Lo cierto, es que no se qué pensar y peor aún en quien vamos a confiar, no sabemos si esto lo está haciendo realmente otra criatura del mar o los mismos humanos y no sé porque pero se me hace que lo que el Gobernador está planeando algo tiene que ver con lo que está sucediendo allá abajo. ¿Cuál es tu teoría al respecto?”

    Como la Princesa ya tenía fortalecidos un poco más sus poderes, Kahena no necesitaba concentrarse tanto y pudo seguir caminando por la cubierta como si nada, haciéndose la que se dirigía al puente de mando, mientras hablaba mentalmente con su interlocutora. Cuando veía personas, se presentaba y les manifestaba sobre el discurso que daría Brennan a la mañana siguiente. Así continúo, mientras esperaba que Laodamia le dijera cuál era su teoría y como pensaba que debían proceder a partir de ahora.
  • editado septiembre 2011
    Kahena le hizo varias preguntas, a las que Laodamia se dispuso a responder.

    -En primer lugar, lo que este brujo tenebroso tiene es una de las Cinco Huestes del Oeste. Las otras cuatro… Pues viven bastante alejadas de la zona, lo que me hizo sorprenderme de que las sirenas se encontraran en estas aguas. Como sugieres, quizá lo mejor sería intentar comunicarse con las otras, quienes no están cautivas. Lo mejor sería contactar a su líder, Remigio. Si estás de acuerdo, de inmediato regresaré a mi aldea y lo intentaré –dijo la Princesa de los Mares Centrales, sabiendo que en su aldea las sirenas tenían un espejo encantado que funcionaba como intercomunicador. Lo usaban cuando querían comunicarse con alguien que estaba demasiado lejos para hacerlo telepáticamente. La única necesidad era que el interlocutor tuviese otro espejo idéntico-. Sobre lo de quién está detrás de todo esto… Pienso que la única pista que tenemos está en los sueños de mis compañeras. Cuando regrese de mi aldea puedo transmitirte mis recuerdos para que juntas los veamos tan vívidamente como yo los vi y los analicemos juntas. Quizá para ese entonces tú logres averiguar quién de entre todas estas personas es digna de nuestra confianza.

    Mientras decía todo esto, telepáticamente, por supuesto, iba nadando al lado del barco en donde se encontraba la humana. Ella fingía una actitud normal, cumpliendo las tareas que le habían encargado, pero en realidad estaba prestando suma atención a todo lo que la Princesa le decía. Continuó:

    -Y sobre la última cuestión… A mí también se me hace sospechoso, o por lo menos, interesante, lo que el Gobernador busca con esta travesía. ¿Por qué no, mientras estás por aquí, te fijas de intentar ganarte su confianza? Por lo que pude ver, ya ejerces cierto poder sobre él, y no se remite al que cualquier mujer ejercería… No lo sé, yo que tú, exploraría un poco, es necesario que averigüemos qué es esa Vara que busca –hizo una pausa, mientras su compañera asimilaba lo que le decía-. Entonces, ¿estás de acuerdo? Si es así, parto de inmediato –al terminar de hablar, continuó nadando, esperando una respuesta. Sintió cómo las distintas corrientes marinas barrían suavemente sus cabellos, y vio un pequeño cardumen de peces rosados que se alejaban, asustados del gran barco. La sirena pestañó; a pesar de todos los acontecimientos que la preocupaban, siempre lograba sentirse en su hogar con el solo hecho de sentir el océano.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Después de escuchar atentamente lo que le decía Laodamia, respondió la primera parte:

    “Sobre comunicarse con Remigio, creo que es importante hacerlo y saber si las otras cuatro Huestes del Oeste están a salvo. No sea que sean prisioneras en otro lugar… Esperemos que no sea el caso.”
    Pensó que eso sería muy preocupante, pero no lo quiso transmitir ese pensamiento, así que continuo: “Sobre lo otro, estoy de acuerdo, tal vez juntas podamos ver algo de los sueños de las sirenas, así que estaré preparada para cuando intentes trasmitirme esas visiones.”

    Mientras hablaba con Laodamia llego Melody a su lado y le pregunto:

    “estas muy pensativa, ¿qué tal si vamos a la cocina a ver en que podemos ayudar? O buscamos algunos tripulantes para divertirnos. Estoy abierta a sugerencias, nuestro camarote es muy grande y hay muchos chicos guapos por aquí...”


    La miro y no pudo evitar sonreír, entonces le digo:

    - “Me han dicho que la persona encargada en la cocina se llama Shizuko, búscala, yo debo encontrarme con el Capitán Mark en el puente de mando. Así que nos veremos en un rato. Te recomiendo tener los ojos muy abiertos y contarme cualquier cosa que veas tanto de esta chica como del resto de tripulantes y ojo no vayas a hacer negocios con ellos. No estás aquí como su juguete, sino como mi compañía y tenemos un trato al respecto. Así que ojo”. Le pico un ojo y observo cómo se retira sonriendo como siempre.

    Vuelvo mi concentración hacia la Princesa y le digo:

    - “Con respecto a lo de Brennan, la verdad es un hombre muy extraño, no creo que ejerza ningún poder sobre él, creo que tiene mucha curiosidad sobre lo que puedo hacer. Intentaré explorar eso, pero tiende a ser bastante hermético, así que tendré que buscar una estrategia para hablar con él. Sin embargo, creo que tienes razón, será necesario intentarlo de alguna manera. ¿Crees que sea buena idea contarle algo de lo que está pasando con las criaturas del mar o esperamos a saber más?, pienso que si me meto por allí tal vez de alguna manera pueda ganarme su confianza ¿Qué opinas?”


    Estaba muy cerca del puente de mando, así que decidí reducir el paso, mientras esperaba la respuesta de mi interlocutora.
  • editado septiembre 2011
    Laodamia reflexionó por un momento. Kahena le proponía revelarle al Gobernador Brennan algo de los sucesos acontecidos con las sirenas del Oeste, lo que estaban guardando con mayor recelo, ya que la información equivocada en manos equivocadas podía resultar un desastre. Aún así, la sirena pensó en un simple plan, que le había funcionado a las mil maravillas en otras ocasiones:

    -Mira, lo que se me ocurre es que intentes ganarte la confianza del tal Brennan. Aún no sabemos si podemos confiar en él, y a mí, cada vez que estoy cerca suyo, me da mala espina, y fíjate que de esas tengo muchas. Pienso que lo ideal sería que él te considerara su par, y que tú le contaras algo, para que piense que estás en confianza tú también. ¿Me explico? –preguntó Laodamia-. No le digas que tienes una amiga sirena por ahora, eso será mejor que no lo reveles en la tripulación, que crean que lo que vio el tal Chantry fue un gran pez o lo que sea. Por experiencia propia, cuando las personas saben que hay una sirena cerca, pierden la cabeza –hizo una pausa. Recordaba cómo, en su infancia, había nadado hasta una pequeña aldea de humanos, y cuando la descubrieron –la sirena no había perfeccionado el arte de volverse invisible aún-, los humanos adultos quisieron atraparla para ponerla dentro de una pecera, y así tenerla de mascota. Gracias al cielo Lot, su padre, se encontraba cerca y la rescató con un simple gesto de la mano, aunque luego no se le permitió aparecerse por la superficie por un mes-. Y no le digas todo lo que sabemos sobre el sueño inducido de mis Hermanas, pues quién sabe si él no estará detrás de todo esto. Es triste, pero en momentos como este tenemos que pensar que todos son nuestros enemigos hasta que nos demuestren lo contrario. Mi sugerencia sería que le dijeras simplemente que hallaste unas sirenas que creíste que estaban muertas pero que luego, al tocarlas, viste que seguían vivas, pero no le cuentes que las escondimos, es mejor que él crea que hasta ahí llega tu conocimiento. Ve si con eso puedes sonsacarle algún dato que nos sea de importancia. Siendo el Gobernador de la isla, difícil es que le haya pasado inadvertido lo acontecido.

    Laodamia esperó a que Kahena le respondiera. Si la humana estaba de acuerdo, estaba preparada para salir de inmediato hacia su aldea en busca de más información.
  • AljanAljan San juan de la Cruz XVI
    editado septiembre 2011
    Brennan, Chantry y Mark discutían los detalles de la travesía en el puente de mando y en la más absoluta confidencialidad. El gobernador discutía los puntos revelables de la misión para su próximo discurso mientras revisaba la ruta en un mapa cubierto de instrumentos de navegación.

    --Hasta la frontera de estas islas no tenemos problema alguno en avanzar pero una vez las abandonemos estaremos totalmente solos. La actividad pirata en esta zona es intensa así que me compadezco por el pirata que ose atacarnos...-- Brennan señalaba con su estoque las zonas conflicticas.-- Una vez superado este tramo nos acercaremos a Isla Escondida, donde está la Brújula y el mapa. Una vez los tengamos encontrar Valhala solo será cuestión de tiempo.

    --Señor--Interrumpió Mark.--Circulan muchos rumores sobre estos mares. Dicen que hay sirenas.

    --Cierto, eso dicen pero...--Brennan señaló a un sonriente Chantry--El Capítulo de la Inquisición Templaria nos asegura que esas tentadoras del demonio no nos van a causar problemas.

    --A propósito de eso, señor.--Interrumpió Chantry--Sospecho de esa bruja que usted trae a bordo. Juraría haberla visto con una sirena...si una escapó, eso quiere decir que puede que otras también.

    --Respondo por mi tripulación, Chantry, hasta no tener nada sólido no quiero proceder. Ahora, me retiraré, tengo que perfeccionar el discurso de mañana. A sus labores, caballeros.

    Brennan se reitró a la proa del barco, donde se sentó con una pluma y un papel.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Pensando en lo dicho por Laodamia, Kahena le responde:

    “Me parece bien lo que propones. Por ahora, me presentaré al tal Mark y trataré de ubicar a Brennan para tantear el terreno. Cuando estés lista para que hablemos me avisas. Que tengas un buen retorno a tu aldea y por favor cuídate mucho, al parecer tanto en el fondo como en la superficie tenemos que andar con cuidado”.

    Llegando al puente de mando observo al Templario hablando con el Capitán, tomo aire y sin querer parecer que estaba espiando, entro inmediatamente y les dijo: “Buenas tardes caballeros”. Mientras se giraban a observarla, pudo notar que el Templario la miraba con recelo, trato de ignorarlo y se dirigió al otro hombre y le dijo:

    - “soy Kahena, el señor Brennan me ha dicho que ubique al Capitán Mark y que me ponga a su disposición para ayudarle en la navegación y logística, me han dicho que usted es el Capitán, así que dígame en que puedo serle útil”.


    Sonrió, sin embargo, en el fondo se sentía incomoda por la constante mirada del siniestro Templario que parecía querer matarla, aunque no sin antes sacarle todo lo que sabía. "Esto iba a ser muy interesante". Pensamiento que causo que sonriera mucho más, mientras esperaba la respuesta del apuesto Capitán.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Lady Chiara se alejo de Shizuco al ver que se acercaba Brennan, mirando a Laodamia que hablaba con Kahena, se les acercó sin que la vieran, esperando a que quedara sola la sirenita, le interesaba hablar con ella, antes de que se fuera para las profundidades, aunque sentía curiosidad de saber si ella también podría meterse al agua con ella, es cierto que era una fantasma, pero siempre había estado en la superficie.
    Laodamia la alcanzó a ver y la invitó a charlar con ella, le parecía interesante hablar con los fantasmas:eek:
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    Tras todo el escandalo, y todas las engorrosas circunstancias, decidió quitarse de en medio. No quería saber nada.
    Su gato descansaba a su lado tumbados en su modesto pero cómoda cama.
    Numero 5.
    -mi numero preferido.-Se dijo ella. 5 dedos que hacen falta para empullar un arma.

    Despues, se dedico a descansar, a dormitar y anotar todo lo sucedido en un cuaderno, elaborando bocetos de los tripulantes, apuntando nombres y impresiones.
    Por lo demás, se quedo dormida leyendo un libro sobre manejo de barcos. Para repasar lo que ya sabía.

    De repente escucho un sonido. Intento no hacerle caso. Y seguir descansando. Si realmente la necesitaban ya acudirian a ella.

    Pero el ruido prosiguió. Salio y fue hacia el lugar. Era raro, todo el mundo se encontraba en cubierta.

    De repente, su Siro, se puso a su lado escucho y empezó a correr. Comenzó a seguirlo.

    Tras unos segundos llego a un almacén de víveres. El gato empezó a rascar un baul. Los golpes provenían de ahí. No recordaba ver visto ese baul.

    Al abrirlo, su sopresa no tenía limites. Era una niña. Exalo aire y al verla grito.
  • editado septiembre 2011
    -Como le decía, Lady Chiara, los fantasmas me parecen muy entretenidos. Solía ser amiga de uno, y lo que más me divertía era cuando pasaba a través de mí, la sensación mezcla de frío y de viento que corría por mi cuerpo, era vigorizante –hizo una pausa, evidentemente recordando esos viejos tiempos-. Como puedo imaginar por el hecho de que usted esté atrapada en esta existencia, tiene asuntos pendientes que debe resolver en este mundo antes de partir. Me encantaría poder ayudarla a resolverlos, así usted puede descansar en paz, y si usted lo desea, puede contarme un poco de su historia para ver si existe alguna posibilidad de mi colaboración, que seguro la hay. Ya sabe que las sirenas tenemos ciertos poderes especiales –dijo, sonriendo. La fantasma parecía un alma sincera en quien confiar; ya vería más adelante cómo se las arreglaría para ver en su esencia, jamás lo había hecho con un espectro-. Lamentablemente en el momento no puedo hacer ninguna de estas cosas, debo retirarme, hay un asunto de vital importancia que me atañe, y debo atenderlo en seguida. Espero usted sepa comprender; más tarde volveré y la ayudaré, lo prometo –y sin esperar respuesta, se sumergió en el agua.

    Kahena había manifestado su acuerdo por el plan, de modo que Laodamia decidió partir en ese instante hacia su amada aldea. Lanzó su llamado personal a Dag, quien tardó solo unos momentos en aparecer frente a ella, debajo del barco para evitar ser visto por la tripulación. De inmediato, la Princesa le puso un conjuro de invisibilidad para poder nadar con tranquilidad, y juntos se fueron rápidamente.

    Pasaron junto a una enorme estructura de coral que los peces utilizaban de refugio contra los depredadores, con millones de agujeros por donde pasaban. Si se hubiera tratado de un delfín normal, los peces se hubieran ocultado presurosos; pero como todos allí conocían a Dag lo suficientemente bien, y sabían que Laodamia le había enseñado a alimentarse de vegetales, no se asustaron, sino que saludaron con sus pequeñas aletitas de todos los colores. La Princesa lamentó no poder parar a conversar con ellos, pues siempre disfrutaba mucho de sus charlas con los pequeños escamados y sus vocecitas tan particulares – por su puesto, mentalmente, pues los peces se comunican telepáticamente, a una frecuencia diferente de la de las sirenas.

    Siguieron de largo entre estructuras de coral similares, pasaron por debajo del famoso Puente de Esmeraldas, que estaba hecho nada más y nada menos de flores verde esmeralda, y la Princesa pronunció unas rápidas palabras, a las que la planta respondió extendiendo uno de sus tantos tallos, regalándole una bella flor para que colocara en sus cabellos. Las sirenas solían cantarle a las plantas y se convertían en sus amigas, tanto que ellas, voluntariamente, les entregaban sus frutos, flores, tallos y raíces para su subsistencia. La única regla era nunca forzar a una planta a un regalo que no quisiera hacer, y nunca pedirle dos veces seguidas a la misma planta, para que tuviera tiempo de regenerarse. Laodamia se colocó la flor en su cabello, sujeta por su vincha, a sabiendas de que le sería de vital importancia luego.

    Al llegar a la aldea descendió del lomo de Dag, y éste se fue a dar una vuelta en los alrededores y a jugar con los cardúmenes de peces que hubiera por allí. La Princesa se concentró en su tarea, y fue directo al espejo encantado, pensando en las palabras que iba a decir. Cuando llegó, no se sorprendió de que no hubiera nadie en aquella sala, puesto que Dag se habría encargado de transmitirles a todos lo que Laodamia se disponía a hacer, para que no se interpusieran en su camino. Se sentó sobre un banco de piedra tallado a mano que tenía forma de alga marina retorcida, y se aclaró la garganta. Luego, colocó un dedo sobre el extremo superior del ovalado espejo, en donde había una gema incrustada, similar a la que ella tenía en su frente, y recorrió todo el contorno del marco, en sentido de las agujas del reloj, hasta llegar al extremo superior de nuevo. Pronunció una sola palabra en el lenguaje de las sirenas, que se traduciría como “comunicación”, y fue suficiente para que, del otro lado, apareciera la imagen de un sireno joven, el cual ella conocía muy bien. Tenía los ojos verdes característicos y una melena corta pero desprolija, de un color rojo intenso. Llevaba un collar con un caracol, típico de los jóvenes del Oeste que estaban entrenándose para ser guerreros. No era muy común que los guerreros fueran necesitados, debido a la naturaleza pacífica de las sirenas, pero por si acaso, un clan seguía formándolos. La Princesa lo saludó:

    -Saludos y paz, Hermano del Oeste. Tengo un mensaje importante que transmitir a tu líder, el gran rey Remigio. Si fueras tan amable de buscarlo –dijo, en el idioma de las sirenas. Añadió, jocosa, antes de que se fuera-. ¿Y es que nunca vas a peinarte esa alborotada melena tuya? Me extraña siempre que te veo que el rey no te despida por desprolijo…

    El joven sonrió, y, burlón, le dijo –Oh, loada sea usted, majestad, pido perdón nuevamente por la apariencia desgreñada de mi cabeza. Prometo no volver a aparecer así ante usted –y con una risa y un gesto de complicidad con la sirena, se retiró a hacer lo que ella le había pedido.
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Melody estuvo un buen rato merodeando por la cocina buscando a la famosa Shizuko, pero no lograba encontrarla. Entonces mientras miraba lo que había por allí se puso a hacer galletas y a preparar una sopa. Pronto entraría el hambre y con tanta gente merodeando era mejor ir preparando algo. Estaba revolviendo la sopa cuando de repente escucho un grito que venía del almacén de víveres y salió apresurada. Al llegar encontró a una chica oriental con un gato y un baúl abierto, del cual salía el grito. Al acercarse pudo ver que había una niña dentro.

    Mirando a la joven oriental que estaba muy asustada, le dijo

    - “vaya forma de participar en el viaje. No crees”. Trato de sonar alegre para ver si se calmaba y luego miro a la pequeña que estaba temblando y se disponía a gritar de nuevo, con toda la calma que pudo reunir en ese momento le dijo:

    - “pequeña cálmate, te sacaremos y buscaremos al Capitán para ver que hacemos contigo, vale. He acabo de hacer galletas, te gustaría y mientras nos vas contando cómo te llamas y como has llegado aquí, ¿te parece?”
    .

    Le extendió una mano para ayudarla a salir, mientras por el rabillo del ojo observaba a la mujer que estaba al lado, quien al parecer seguía muy sorprendida o sencillamente estaría pensando cómo proceder.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    Luego de la esporádica conversación con Laodamia, en el cual quedaron de seguir luego, pues tenía prisa por llegar a su mundo, todo depende de la rapidez con que se trate el caos que se avecina, Lady chiara se quedó pensando, en lo dicho por la sirenita, sería muy interesante lo que ella podría hacer por ayudarla a salir de su tortura y poder descansar en paz.

    siguió vagando por el barco, mirando a todos los tripulantes en sus afanes, le gustaría poder hablar con Kahena, le parecía una chica bien recorrida que a lo mejor le podría dar noticias de su hermana y sino con su amiga Melody, que también le podría informar.

    pero antes de tener tiempo de ir a buscar a melody que estaba en la cocina, se oyen unos gritos que salen del almacén de viveres, flota hacia alla, pues acababa de ver entrar a shizuko con su gato, a lo mejor necesitarian de su presencia para espantar a algún indeseable.:eek:

    pero lo que ve, la deja fría, todo esperaba, menos encontrar a una niña polizón.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    Yuuki Niña pnj

    La habían descubierto, ¿Pero que podía hacer ahora? Gritar había sido una estupidez. Miro a quien le ofrecía galletas. Apenas lograba entenderla.
    Parecía amable. Eran mujeres. Tres. La única que se parecía a ella era la chica que la había encontrado. Tenían los mismo rasgos. Su pelo era negro, corto, como el de un chico. Lo extraño en ella eran sus ojos azules turquesas.
    Para que nadie sospechase, tenía nueve años. A punto de cumplir diez. Un gato negro, muy pequeño, joven, de apenas unos meses, salto a sus brazos, con animo de reconfortarla. Titubeo, ya que no dominaba muy bien la lengua.
    -Quiero...si...usted gusta darme. De nada...digo...e...gracias. Yo...Yuuki.
    Observo aterrada a la fantasma, pero enseguida la catalogo como no peligrosa.
    No como los que venían de noche en sueños a tratar de llevársela. Solo llevaba con ella un colgante con una gema de un extraño color azulado.

    Shizuko

    Estaba confundida. Aquella niña era oriental, nada común. Como ella.
    ¿Por que?Quien era? Enseguida se percato de que no sabía muy buen hablar el idioma. Era de esperar. No podía saber de donde provenía exactamente. Pero allí estaba. Su rostro le era vagamente familiar. Aquellos ojos... aquella mirada...
    Sin embargo modulo su tono de voz y trato de imitar el tono de amabilidad de su compañera. No obstante hablo con fluidez en su lengua materna. La pequeña la entendió.
    -Pequeña, tranquila, nadie te lastimara. Ven. Ve con ella- La vio salir despacio, con Siro en brazos. Este salto y se acomodo junto a ella. Yuuki, como decia llamarse la pequeña, se sujeto a la ropa de aquella que le había prometido galletas.

    -Informare al gobernador. ¿ Podréis...haceros cargo de ella? Creo que viene de mi región. -
  • dimigadimiga Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    La niña aún estaba algo asustada, al parecer no maneja el idioma muy bien, pero logro expresarse claramente. Lo que más llamo la atención de Melody fue sus hermosos ojos azul turquesa y su colgante. Trato de no repararla mucho para no ponerla nerviosa y cuando la mujer oriental le pregunto si se podía hacer cargo de la niña ella le dijo:

    “Claro que sí, tú no te preocupes, la llevaré a la cocina a comer galletas recién hechas”. Miro a la niña y le sonrió mientras ella se aferraba con ternura al gato. “Soy Melody” volvió a mirar a la mujer “tú debes de ser Shizuko. La fantasma puede seguirnos si quiere, nos vendrá bien algo de compañía”.

    Tomo a la niña de la mano con mucha ternura y se dirigió a la cocina mientras le hablaba a la pequeña sobre las deliciosas galletas que le iba a dar en un momento.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado septiembre 2011
    La niña dijo llamarse yuuki, las miró a todas con sus grandes ojazos color turquesa, sin pisca de miedo o recelo, se ve que estaba acostumbrada a tratar con personas extrañas.

    Melody se ofreció a llevarla a la cocina y darle algo de comer, mientras Shizuco iba a hablar con el capitán del barco, Lady Chaira se deslizo con ellas hacía la cocina, le interesaba saber y estar cerca de otras personas que le pudieran dar la información que estaba buscando.
  • Suara BaalSuara Baal Juan Boscán s.XVI
    editado septiembre 2011
    Shizuko

    Se dirige en busca del gobernador ya que no conoce al capitán del barco y no se fía de Morgan. Al encontrarlo reunido, decide esperar discretamente a que terminen.
    -Señor, me da su permiso para hablar?

    Yuuki

    Las galletas están buenas, muy buenas. Hace días que apenas se ha podido llevar bocado a la boca. No le gusta robar. Pero a veces no ha tenido más remedio. Mira a la dulce Melody y trata de hablar para agradecerle tanto tacto.
    -Gra...gracias. ¿Melody?-debería haber aprendido ya el idioma, piensa ella apurada. Luego mira a la fantasma.
    -Tu? Yo Yuuki. Puedes... decirles... a emmm...los fantasmas malos ...que me dejen en paz? No puedo dormir.-Intenta sonreír. A conseguido decirlo todo de un tirón.
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