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Cuento corto

Roberto LearsiRoberto Learsi Pedro Abad s.XII
editado enero 2008 en Narrativa
ENCUENTRO
6 de la mañana... la luz del dia comenzaba a darle forma, a las fantasmóricas sombras de la noche... pesada, pegagosa y sombria, donde el alcohol adormece el pensamiento, y se apagan las risas falsas de una fiesta efímera y solitaria.
Sin querer extiende su brazo... y la punta de sus dedos roza levemente, la aterciopelada piel que cubre un pecho femenino... Se sobresalta, Tembloroso observa ese rostro tan bello como desconocido... el temor de despertarla lo sorprende,... fervorosamente, su mente busca en los recuerdos, pero no logra saber su nombre... ni como llegó a su cama.
Se levanta cautelosamente y prepara el desayuno. Su pareja ocacional despierta y casi tan sorprendida como el... pregunta..... ¿Donde estoy?
Alfredo sin contestar, le alcanza un cafe, y le dice: bajemos, tengo el auto abajo, te llevo a tu casa.
Una hora hablaron de cosas banales, Alfredo no sabia como preguntar donde vivia, el temor de sentirse sorprendido en un imperdonable olvido retrasa la pregunta, Una mujer totalmente desconocida para el, y sin siquiera saber como llego a su pequeño departamento... Los ojos juguetones de Maria... lo sacan del apuro, como si adivinara su confusión... No Alfredo, te has equivocado de calle, yo vivo en avenida del Libertador 34
2
El viaje de vuelta fue rápido y sin sobresaltos, en pocos minutos se encontraba nuevamente en el salon de su departamento.
Sonreia... pero poco a poco se fue transformando en una mueca, a cada minuto el dolor del pecho le subia a la cabeza hasta volverlo casi loco.... sentado, con los codos apoyados en la mesa y la cabeza suspendida entre sus manos... parecia una película que una falla dejó paralizada, El único movimiento visible eran las sombras de la noche que bajaban sobre su pensamiento y los muebles volvian a tomar esa forma imprecisa, vaga...a cada minuto, todo se obscurecia... todo se volvia sombras, noche, soledad y dolor...
Pesadas lágrimas acompañaron el dolor, por su mente pasaban todas las preguntas... ¿Cuantas mujeres pasaron por mis manos?... la cuenta no le daba menos de 100. Y... sin embargo este profundo dolor de soledad y tristeza se apoderaba de su vida. ¿Que me pasa? (se preguntaba). ¿Que me falta?- Sin embargo todas estas preguntas y muchas otras mas, no podian acallar el grito que se convertia en dolor, a cada momento.... ¿Que tiene la mujer que aun yo no he podido conocer?... ¿Por que?.. no he podido retener, en la efímera poseción de un cuerpo la sublime sensación de plenitud. ¿Que se oculta del otro lado de un orgasmo?... ¿Por que? este vacio profundo como un abismo sin fin, que va despojando mi alegria, y mi razón
Esta pregunta lo torturaba.... sabia que hasta ahora habia usado para su propio halago a cuanta amiga cruzó por su camino... pero... dolorosamente comprendia que fue usado. Miserablemente usado, como a un semental que luego de cumplir con su objetivo, se desecha, o se lo convierte en buey de carga, inutil, y despreciado, inservible para cosa alguna, destinado al matadero terminando sus dias solo y olvidado...
Sabia que algo debia tener la mujer, algo que él no conocia...
3
Amanece, en la soledad de su ahora certeza de error.... toma una muda de ropa y parte sin rumbo fijo, hacia lo mas lejos que pueda de su dolor y de si mismo....
van cruzando por su recuerdo, una serie interminable de rostros femeninos, algunos sonrientes, otros tristes... algunos ojos preguntan y preguntan... otros simplemente lloran, todos son lejanos, ausentes, irremediablemente ajenos....
En una playa del sur, recrea su pesada soledad de desamparo, dolor, y sombras, bajo un sol tibio que calienta su sangre a pesar de si mismo. Ensimismado en sus pensamientos... no advierte de la presencia de Julia... que hace ya un buen tiempo lo observa en silencio a una prudencial distancia....
4
Julia... una mujer joven, hija de la tierra, de sonrisa franca, de movimientos poco refinados, pero enteramente autenticos, baja a la playa a tomar un descanso, en las tareas que le imponen sus obligaciones en la granja.
Alfredo siente esa mirada pesada en su espalda...y violentamente se vuelve.
El impacto lo paraliza.... el mar desaparece.... la playa se diluye... una fiebre inexplicable sube a su corazon.... y un incontenible llanto salado como las olas, baja por sus mejillas abriendo surcos de fuego en su rostro....
Todo se olvida.... de pronto, vuelve a ser un niño indefenso frente a la incomprensible realidad que lo rodea.... Queda paralizado.... y... resignado, vuelve sus ojos al mar... como perdonándose tanto atrevimiento...
5
Alfredo vuelve al pueblo, alquila un modesta pieza, para dormir, pero la inquietud lo desvela, no puede apartar sus ojos de Julia... la recuerda... la recorre con su afiebrada imaginacion... una y otra vez, la ve a su lado... Pero la dura realidad lo trae a la certeza de saber que ya...no la volveria a ver.....
una y otra vez recorre sus pasos por la misma playa donde estuvo, con la secreta esperanza de encontrarla. Se reprocha el no haber intentarlo abordarla.... se atormenta por una pérdida, que tanto le duele... sin haberla tenido.... Ya, va cayendo la tarde... y sus pasos lo llevan a la estacion para tomar el obnibus que lo aleje definitivamente de la unica persona que amó, aún sin saberlo.
6
Julia vuelve a la granja, durante la noche cree escuchar los pasos de Alfredo, que no conoce... sueña con la dulzura de unas caricias que nunca tuvo... suspira su cobardia de no haber hecho nada, por conocer a ese joven que turbo su tranquila existencia.... ¡¡tantas fantasias!!... Sabe Julia, que irremediablemente, habia perdido para siempre, la unica oportunidad que le daba la vida, para conocer el amor...
Se embota trabajando para no pensar... y al caer la tarde, ya su vida vuelve lentamente a la acostumbrada monotonia diaria. Recuerda con tristeza y pesadumbre que aceptó reemplazar a una amiga para que pueda acudir a la cita con su novio. Vender pasajes no era precisamente de su agrado
entra a la diminuta cabina, con desgano, coloca el cartel de “ABIERTO”, y... mientras va subiendo la cortina, va viendo despacito, el cuerpo de un hombre, que, parado espera el primero en la cola... Ella, sin saber por que... se turba... a medida que la tela sube... va dejando al descubierto, el inconfundible rostro de Alfredo, que la mira sorprendido... Se miran durante un par de eternos minutos, y finalmente Julia se escucha diciendo ”Que quiere”...con sorpresiva frialdad. Alfredo titubeando dice.... no... nada... esperaré aca hasta que termines tu turno...
7
Alfredo estaba turbado, su anterior seguridad cae al suelo, desarmando completamente la iniciativa...
Caminan por esas calles vacias, hablan de todo, se rien sin motivos, al pasar por el frente de un jardin... Alfredo corta una rosa, y se la entrega a Julia... ella la toma, se sonroja, y continuan en silencio hacia la casa de Julia...
Era ya noche cerrada cuando llegan a la puerta de su casa... Julia por cortesia lo invita a entrar, le dice que es muy tarde para volver a la pensión, y le ofrece un sofá en el comedor para pasar la noche... Alfredo acepta...
Julia va a su cuarto, y como sin querer se acuesta, dejando la puerta abierta..... Alfredo se deja caer en el sofa, en el cuarto contiguo, pero no apaga el pequeño velador. Su mente recorre una y mil veces la distancia que lo separa de la cama de Julia... pero algo extraño lo encadena en su lugar sin dejarlo levantar....
Su pensamiento es afiebrado... sabe que tiene todas las posibilidades de hacerla suya esa noche.... pero con un tremendo esfuerzo resiste esa tentacion, porque el temor de tenerla una noche y luego perderla para siempre.... le hace temblar de miedo....
Llega por fin la mañana... Alfredo queda ese dia y el otro y el otro en casa de Julia... habia visto lo que tanto buscaba... y no sabia.... el alma de una mujer... desde ahora, debia con el tiempo, descubrir el profundo sentir del corazon de su Julia, latiendo como mujer... madre....y abuela....
Roberto Learsi.

Comentarios

  • mariaelenamariaelena Francisco de Quevedo s. XVII
    editado enero 2008
    Roberto, en tu historia hay dos cuentos..., yo los dividiria en dos
    el primero:
    El encuentro de Alfredo, en la cama, con la soledad, con el desencuentro...con el vacio y su dolor, con las sombras y los fantasmas del no tener lo que busca.
    El se siente usado, se siente un miserable instrumento.
    el segundo cuento:
    Su partida y El encuentro con Julia , nuestra protagonista ; en ella esta el alma de la mujer, ella es lo que busca y afortunadamente encuentra.

    un abrazo-mariaelena
  • Roberto LearsiRoberto Learsi Pedro Abad s.XII
    editado enero 2008
    Gracias MariaElena, por tu comentario, tu aliento, y tu paciencia para leer mis palabras, algún día, aprenderé a escribir y te contaré un cuento, con algún poema, que justifique su lectura.
    Roberto

    La verdad es que he querido expresar, la soledad del hombre que cree haber encontrado su realizacion en la vida a travez de las muchas relaciones sexuales, que terminan siendo nada mas que una simple denigracion de la otra parte, y de si mismo. En este caso la mujer.. Pero...no se... pueda ser que sea simplemente una venganza sublimal e inconsciente, o una forma de justificar mis errores, o un manera de arrepentimiento tardio, al verme convencido de que he errado el camino, al no querer denigrar mi propio cuerpo. La verdad que esto de crear un personaje y hacerle decir y sentir lo que se me da la gana, es, casi inmoral... Una inmoralidad, si se quiere obscena, ya que es una tentacion grande el querer desfigurar o figurar la propia vida.... en una especie de proyeccion hacia un personaje creado.... por mi.... propia... experiencia previa.
    Estoy pensando en cambiearle el final, y hacerlo mucho mas dramatico... algo asi como
    una verdadera venganza, no dejandolo disfrutar del amor una vez encontrado, y terminar el cuento con un hombre frustrado y dolido, de no poder volver el tiempo atraz y perder irremediablemente la oportunidad de vivir el amor... Eso me causa un inexplicable sensación de bienestar... al mismo tiempo en que me siento un poco sádico... pero el placer que me produce es innegablemente enfermizo....
    jajajjajaja me rio solo de las elucubraciones que se me ocurren... si al final nadie lo va a leer...
    Aunque pensándolo bien.... es mejor compartirlo con ese corazón capaz de entender mi sensación.....
    Roberto
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