Juan Luís Vives o la prosa de los querubines.

Senequista

Este aporte está motivado por la honda convicción de que nuestro más insigne humanista, es el mejor prosista que haya leído jamás; superior a “bestias” como Cicerón, Séneca, Montaigne, Schopenhauer, Stuart Mill, Ortega…
Y es que su latín purísimo y elegante, encima ha sido traducido de una manera rebuscada por un académico de la RAE (Lorenzo Riber), consiguiendo un estilo grandioso… ¡quién escribiera así!

Lástima que su obra esté descatalogada y haya que buscar en librerías de segunda mano y en bibliotecas académicas; estoy ansioso por conseguir sus “Obras completas”, con “Las disciplinas”… me ha abierto el apetito lector.

Aquí algunos párrafos copiados casi al azar; si por mí fuese, copiaba el libro entero…:rolleyes:


“Delicadas son las yemas que se despliegan y toman vigor al beso blando del aura favorable y que con la inclemencia y el vilipendio, luego al punto, como ahojadas se contraen y marchitan.”

“Esa negligencia crece de día en día, pues de cada jornada que pasa, más se familiarizan con los comentos de los autores más recientes y menos se cuidan de trabar conoscencia con los viejos, que quisieran ver sumidos en el olvido total si no fuese que les comunica inmortalidad robusta la majestad de un nombre y la reverencia que merece la antigüedad. A pesar de todo, no se dignan ni verlos ni oírlos; no más unas pequeñas sentencias se han vulgarizado, que a ellos no se les caen de la boca y las echan arreo y las repiten con énfasis dondequiera, aun cuando no vinieren a cuento.
También citan determinados axiomas de los pontífices de su secta respectiva, en aquel sentido e interpretación a que les retorció el afán de acomodarlos a su manera de sentir y piensan que no hay verdad más cierta y explorada; y éstos no tienen holgura, y para los otros no es lícito ni cómodo, ni tienen tiempo porque están ocupados en múltiples y absorbentes atenciones, como los que se entregaron al acaparamiento de riquezas, a la caza de placeres o sienten el encendido aguijón del ansia del poder.”

“¡Cuánta corrupción nace de aquí para la moral y para la ciencia con esa perpetua exaltación de los espíritus endurecidos en la pertinacia! Primeramente, griterío hasta la ronquera; luego de ahí, bellaquería, saña, amenazas, ultrajes mientras se lucha y el uno pugna por derribar al otro; acabadas las palabras, llégase a las manos y a la lucha real tras de la lucha simbólica. ¿Es éste un ejercicio científico? ¿Es ésta la profesión de una disciplina veneranda? Salidos de la liza, ¡cuánta tinta malograda, cuántos baldones, cuántas invectivas mutuas, qué odio inextinguible! Jactancia y arrogancia, como tras un combate cruento, en el vencedor; sonrojo y vilipendio en el vencido.”