Y yo aún te quiero porque no logro deshacerme de tu influjo como tampoco consigo reponerme de mi dolor. Y me digo a menudo que no debo quererte, que los días de mi amor pasaron y quedaron sepultados.
Y yo aún te quiero…
Nada oculta tu ausencia, y mis días entristecidos, cubiertos de una neblina gris, te guardan en el pensamiento.
Y yo aún te quiero…
Ayer osé amarte, pues eras maestro y yo tu pupila y no ponía freno a pasión alguna. Nunca me planteé cuánto cuesta el amor y qué poco dura.
Y yo aún te quiero…
Mi padecimiento exacerbado intenta retenerte en mi recuerdo porque tú me acuerdas del tiempo feliz de mi vida. Como dijo alguien: no hay nada más trágico que recordar la dicha en el infortunio.