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Era...

MACONDOMACONDO Gonzalo de Berceo s.XIII
editado abril 2010 en Narrativa
Intentó siempre demostrar que vivia en la realidad cotidiana. Aunque cada palabra y pensamiento que dejaba caer, desnudaba su más recondito resentimiento, con el mundo que lo hacia parte.
Era una persona taciturna y silenciosa. Le gustaba perderse en los senderos de cipreses de aquellos parques, que ponderan la tristeza de su alma.
Saliamos por los bares más oscuros y clandestinos de la ciudad.
Su tez era blanca y sus ojos grandes y marrones. Poseia una dentadura adecuada, y sus labios marcados, sombreados por una naríz recta y engrosada.
Militante activo de las sociedades contra el maltrato animal. Daba por confirmado que había nacido en el tiempo equivocado. Un ser anacronico y a veces marchito. Aspero a las multitudes y por sobre todo, un soñador empedernido. Poseedor de una biblioteca basta y para nada selectiva. Lo encontraba perdido entre versos de Neruda, el realismo de Juan Rulfo, los ensayo de Miguel de Unamuno y las variables de Haroldo Conti.
Por decantación familiar, se consideraba un apolítico en formación .
Le costaba y le dolia, aceptar la realidad. Se mantenia al lado del camino, inventando mundos en sus sueños más extraños, que solía parirlos al amanecer junto a su taza diaria de café colombiano.
En sus salidas vespertinas por las calles de Buenos Aires, aplastaba el tiempo pululando por las góndolas de las librerias más tradicionales de la ciudad. Hojeaba libros de todo rango, dimensión, precio, y época. Lograba adquirirlos a mitad de precio, los fines de semana en el parque más famoso de la actividad.
Se autodescribia como un ser natural y de sueños utopicos. Muchas veces, dejaba caer una idea viable, y al instante se arrepentia y la borraba de la faz de la tierra.
Recuerdo haber escuchado, en una noche de copas y colillas de cigarros, decir qué perseguia el sueño de cambiar de piel, mudarse de mundo, sin mapas y hasta estallar: Estaba ebrio, pero su convicción, me asustaba.
Nació un 5 de marzo, bajo el techo de un hospital porteño y con los ojos abiertos. Cuenta la crónica de ese día, que el calor era sofocante y penetraba hasta por la comisuras de los labios.
Creció bajo las costumbres milenarias de la capital de Siria, Damasco. Desde la otra orilla, lo sacudieron las modalidades y peripecias del sur de Italia. Padeció cambios de hábitat, rumbos diáfanos y distintos climas. Solía decir que el invierno le envolvia el corazón y lo arrojaba al mundo.
De forma veloz y sin una paloma de aviso, borro su estirpe de la tierra .
Recorrí aquellos senderos, bares de mala muerte, y todo aquel punto, donde quede todavía algun rastro de su tristeza. Sin resultado alguno.
Todavía retumba en mi cabeza, su bandera de batalla, la que nunca dio por perdida. ¿ Hasta dónde te permites volar?...


Ezequiel

Comentarios

  • alteregoalterego Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado marzo 2010
    Buen relato MACONDO.
    Me propone algunas imágenes tranquilas de atardecer y amanecer en la calle, entre recuerdos bohemios y literatura conversada.
    La descripción no está muy ordenada, o por lo menos no es cronológica y eso me pareció por momentos, interesante; porque sugiere que el narrador otorga cierta validez a algunos aspectos del relato por sobre otros.

    Una cosa curiosa del relato, es que a pesar de que el narrador conoce varios detalles circunstanciales del aludido, nunca me pareció que eran íntimos, no hace alusión a alguna confidencia del amigo. Siempre es la opinión del narrador .¿fué esta postura adrede? Porque indirectamente también sentí algo difuso su retrato. A pesar de que se trasluce una cierta tribulación por la vida.

    Me confundí hacia el final con la referencia al aludido en presente "Suele decir que el invierno le.." porque pensaba que era un recuerdo de alguien fallecido, un cierto homenaje de la memoria del narrador. Pero después "De forma veloz y sin una paloma de aviso, borro su estirpe de la tierra ." Infiere la muerte. Eso lo encontré algo confuso.

    Tiene una economía verbal que es (para mí) siempre sinónimo de presición del pensamiento. Pero el ritmo narrativo es alterno y extraño.
    Saludos.
  • MACONDOMACONDO Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2010
    Muchas gracias alterego, por leer el escrito.
    Mira, intente describir un ser, tomado muy desde lejos, sin meterme en la intimidad del mismo.
    Trate de no acercarlo mucho.
    En la correción que me haces, es menester decir que estas en lo cierto. Fue una confusión de tipeo más que nada.
    Ahora trataré de ponerlo como tiene que ser: " solía decir qué..."
    Gracias por señalarlo.
    Te digo la verdad, me provoco un enrredo tu último párrafo. "Le economía verbal..."
    Juro que no la entendi, y me encantaria , si no te genero molestia, que puedas explicarmelo de otra forma, yá qué no logro descifrar bien lo que me decis.
    Tú sabes que eres palabra autorizada, y más que nada cuando te tomas un tiempo para leer algo de un forista.
    Muchas gracias, y ojala puedas explicarme mejor lo que más arriba te señale.
  • alteregoalterego Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado marzo 2010
    Gracias MACONDO.
    Te aclaro lo de “Economía Verbal”, pues es para mí una forma de precisión del lenguaje con las palabras justas. Es sugerir una imagen o en tu relato, la imagen de un momento claro y desechar aquellos adjetivos parásitos, que en algunos casos, como diría Borges, “sugieren diferencias imaginarias”. En el cuento aparecen varias frases que concretan la premisa de la precisión de la que hablo.

    Un ser anacrónico y a veces marchito.

    Por decantación familiar, se consideraba un apolítico en formación.

    Se autodescribía como un ser natural y de sueños utópicos.

    Estas frases ya sugieren una cierta ética personal del aludido. No necesitamos saber mucho más. Como lectores, ya construímos al ausente. El relato cumplió su primer propósito.

    A modo personal, yo no me siento muy atraído por lecturas “cantinflescas” con mucha palabra, con acumulación de calificativos, porque es falso y porque es sucio y porque es confuso. Está lleno de maleza y no se realiza la poda. Tu no pasas por ese problema.

    Recuerda que Baudeleaire escribió que somos albañiles de las palabras, que debemos conocer nuestras herramientas y usar la palabra justa y precisa para suscribir nuestra intención y nuestro mensaje (ni insipidez ni énfasis, si el relato no lo demanda). En tu caso aprecio esa buena tendencia a ciertas frases claras. Por cierto. que otras merecen algo más de trabajo, o darle una revisión al orden de aparición. Pero como “retrato de un ausente” está cumplidor y bien escrito.

    No soy corrector de estilo, me son indiferentes las faltas ortográficas (que señalarlas las considero una descortesía) pero sí la sintaxis que nos enseña la brusquedad o naturalidad de nuestras cadenas de pensamiento.

    Por ultimo, Chéjov decía que vale mejor quedar corto en un cuento que largo.

    Saludos y sigue escribiendo.
  • MACONDOMACONDO Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2010
    Hola Alterego: Vuelvo a agradecerte tu tiempo, para explicarme el término de "economia verbal"
    Ahora me quedo claro y creo que aprendí algo nuevo, dentro del tema.
    Coincido contigo, cuando hablamos de la sobrecarga de maquillaje a alguno términos, que hacen confundir al lector.
    Tú sabes que acudo a un taller literario, y el profesor, trabaja con relatos cortos. Lo primero que recomendo es que leamos los relatos de Chejóv.
    Y lo hacemos bajo ese campo.
    Una vez más, gracias. Y ojala el próximo escrito, tambien me lo comentes. Es un placer para mí, qué usted, un ser letrado, le de un guiño.
  • LucasLucas Pedro Abad s.XII
    editado marzo 2010
    Hola Macondo.
    A mi criterio este relato está muy bien, disfruté de la lectura. Para agregar algo o lo ya dicho por Alterego, te aconsejaría que revises la puntuación, sobre todo el uso excesivo de las comas, considerando que en algunas oportunidades dificultan la comprensión y la fluidez del texto durante la lectura. También (esto hilando más fino) tendrías que revisar si el uso de algunos adjetivos es el que mejor le va al sustantivo que empleás. Por ejemplo: "Poseia una dentadura adecuada". Automaticamente surge una pregunta: ¿adecuada para qué?
    Son pequeñas cosas que veo desde mi humilde comprensión.
    Felicitaciones, un abrazo.
  • MACONDOMACONDO Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado abril 2010
    Muchas gracias, continuo aprendiendo con lo que me señalan.
    Gracias Lucas.
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