Acabo de ingresar al foro y estoy leyendo con interés algunas cosas de las que se escriben.
Saludos, y espero ir conociendo el entorno a medida que pase algo de tiempo.
Una vez leí que los haiku (poemas japoneses) eran una condensación de diarios de viaje, en un tiempo en que si querías recorrer tu país sólo bastaban dos piernas. Cada cierto rato, el caminante anotaba en su bitácora las experiencias, y en momentos especiales condensaba su experiencia en líneas breves, que eran un resumen de su andar. Una de las cosas que me llamó la atención era que en los haiku se maneja un código: debe existir un elemento efímero mezclado con un elemento eterno. Esta pequeña pista me dio una dimensión de esas tres líneas (que con al pasar del tiempo se convirtieron en un estilo de 7-5-7 sílabas, ó 5-7-5 sílabas, en la lengua del Japón). Explico lo del elemento eterno y el pasajero: por ejemplo, un haiku clásico:
Anoche cubrí
mis hijos dormidos y el ruido del mar.
Es difícil a veces descifrarlos y valorarlos si no se conoce este detalle.
Acá se ve claramente la parte eterna de la vida, y la frágil: los hijos dormidos ese día, y el ruido del mar. El presente conviviendo con lo eterno. En tu cita, el ruiseñor y su meditación son pasajeros, son del momento, son una observación del momento, pero lo eterno está en el trigo, en la mañana, en meditar. Siempre habrá una mañana y un ruiseñor y trigo y un meditar (al menos eso pensaban en ese entonces), y eso se envuelve en un fragmento de la vida, el de ese día, ese presente fugaz.
Otra cosa que tienen los haikus, es que no son elaborados, sino observaciones de la realidad.
Te dejo uno que me gusta mucho:
Cuando miré hacia atrás
el hombre que pasó
se había perdido en la niebla.
Orinami, la observación de ese instante tiene el sabor del haiku, sin embargo, creo que decir "medita" el ruiseñor, es algo subjetivo y personalizas al pájaro.Según mi opinión no es propio de la sencillez y objetividad que debe tener un haiku.
Comentarios
Saludos
Saludos, y espero ir conociendo el entorno a medida que pase algo de tiempo.
Una vez leí que los haiku (poemas japoneses) eran una condensación de diarios de viaje, en un tiempo en que si querías recorrer tu país sólo bastaban dos piernas. Cada cierto rato, el caminante anotaba en su bitácora las experiencias, y en momentos especiales condensaba su experiencia en líneas breves, que eran un resumen de su andar. Una de las cosas que me llamó la atención era que en los haiku se maneja un código: debe existir un elemento efímero mezclado con un elemento eterno. Esta pequeña pista me dio una dimensión de esas tres líneas (que con al pasar del tiempo se convirtieron en un estilo de 7-5-7 sílabas, ó 5-7-5 sílabas, en la lengua del Japón). Explico lo del elemento eterno y el pasajero: por ejemplo, un haiku clásico:
Anoche cubrí
mis hijos dormidos
y el ruido del mar.
Es difícil a veces descifrarlos y valorarlos si no se conoce este detalle.
Acá se ve claramente la parte eterna de la vida, y la frágil: los hijos dormidos ese día, y el ruido del mar. El presente conviviendo con lo eterno. En tu cita, el ruiseñor y su meditación son pasajeros, son del momento, son una observación del momento, pero lo eterno está en el trigo, en la mañana, en meditar. Siempre habrá una mañana y un ruiseñor y trigo y un meditar (al menos eso pensaban en ese entonces), y eso se envuelve en un fragmento de la vida, el de ese día, ese presente fugaz.
Otra cosa que tienen los haikus, es que no son elaborados, sino observaciones de la realidad.
Te dejo uno que me gusta mucho:
Cuando miré hacia atrás
el hombre que pasó
se había perdido en la niebla.
Saludos.