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La historia de los muertos en combate no era más que el relato de una paradoja. La paradoja en que se convirtió la vida de los habitantes de Jericó con motivo de los más de cincuenta años de conflicto armado.
Muchos hombres y mujeres hipotecaron la vida en una lucha que al final resultó vana.
Algunos, convencidos de que la única salida era entrar a formar parte de los grupos insurgentes, abandonaron sus parcelas y se enlistaron en las filas de los ejércitos que al margen de la ley buscaban una distribución más justa y equitativa de la tierra y de las oportunidades.
Estos se convirtieron en la tropa que luchaba contra las fuerzas legítimas del estado y que en condiciones precarias se enfrentaban a ejércitos bien armados y constituidos por otros tantos muchachos venidos de las clases más pobres de la población como ellos.
Tampoco faltaron jóvenes universitarios, muchachos de apenas 18 o 20 años que atacados por el prurito de la igualdad oían embelesados a aquellos que en los años 70 visitaban las aulas y encendían los ánimos con sus discursos plagados de lugares comunes y de utopías.
Se volvió costumbre que en los titulares de los principales diarios apareciera la palabra combate.
Todo eran combates. Cada semana, por lo menos durante dos o tres días los periódicos hablaba de “intensos combates”, de “muertos en combate” y de “bajas en combate” hasta que la palabra combate se volvió tan familiar que hasta los más pequeños aprendieron a pronunciarla sin dificultad.
Y la gente se fue acostumbrando. Y así, tener un hermano o una amigo muerto en combate se volvió un signo de importancia. La guerra y más que la guerra la muerte en la guerra se volvió señal de distinción.
Todos querían tener en la familia un muerto en combate.
Comentarios
1º) Parece tema de fantasmas. Está claro que el individuo ya está muerto en la primera línea; se expresa claramente al decir que cierra los ojos.
2º) Está claro también por la insistencia en que duerme y duerme. Morir y dormir son poéticamente sinónimos por la posición yacente del muerto y del que duerme. Ejemplos son desde la expresión el sueño eterno, hasta la bella durmiente a la que resucita el príncipe o el monólogo de Hamlet en plan Morir, dormir, tal vez soñar...
3º) También cabe que viaje realmente -o de cuerpo astral- durante su sueño y se haya trasladado a Jericó para encontrar la muerte.
4º) El narrador sigue el mismo camino al tumbarse en la cama en el último párrafo. Y así se logra un efecto de circularidad.
Hay cuestiones de expresión: 1ª) faltan las tildes en interrogativas indirectas: cuánto había dormido, quién... se lo llevó; 2ª) tal como está redactado parece que quien carga a su hijo es el lunar de la mujer; 3ª) diría que, como es perífrasis de posibilidad y no de obligación sería debió de dormirse pero tendría que levantarme del sofá para comprobarlo.
Tienes razón en lo de las tildes que faltan, domusaurea y revisaré lo del lunar (jaja no lo había notado) y lo del debió de dormirse. De nuevo gracias, hoy aprendí algo que no sabía con tu comentario.
Y a ti también, estrofa, gracias, me alegra que te haya gustado y me encanta y me sorprende (porque no es lo que tenía en mente) el tinte fantasmal y de misterio que le encontraste.