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Sobre la relación con un psicópata

rubyloreinrubylorein Pedro Abad s.XII
editado noviembre 2014 en Debatiendo
Hace más de cuatro años me escapé de la relación con un psicópata. Hoy, por primera vez, escribí sobre esa experiencia de forma explícita.
Quisiera compartir mi reflexión, que no intenta ser una creación literaria ni mucho menos, se trata simplemente de un relato sobre hechos pasados que escribí en unos minutos después de haber estado leyendo sobre la psicopatía para una materia, y lo comparto con el objetivo de abrir el debate sobre la psicopatía. Pueden aquí comentar lo que gusten al respecto: ¿han conocido a un psicópata? ¿qué es lo que hace que algunos quedemos atrapados en sus redes y terminemos haciendo exactamente lo que quieren? ¿cómo creen que habría que manejarse con estas personas? Todo lo que se les ocurra al respecto tiene cabida.

En spoiler, mi reflexión de hoy:

[OCULTAR] Mi debilidad era el miedo a estar sola. Él lo sabía, lo supo desde el principio y jugó con ello como un gato juega con una bola de lana.
Él sabía que yo no lo amaba, pero eso no importaba porque, en definitiva, él tampoco me amaba a mí. Lo que ocurrió para que estemos juntos, ese hecho crucial que desencadenó el desastre, fue que por primera vez yo tenía alguien a quien aferrarme, alguien real por el cual podía engañarme creyendo que no estaba sola.
Él me mintió de tantas formas que dejé de contarlas, pero, triste es admitirlo, en algún punto una parte oscura de mí misma disfrutaba esas mentiras, las aceptaba y las creía porque eran casi como la fantasía, pero más dañinas.
El equilibrio era revoltoso, algo que explotaba cada tanto y jamás estaba tranquilo, pero sin embargo no podía dejarme caer. Era como estar pegada a un toro mecánico. Sabía que no me desprendería nunca, y no quería hacerlo. Es un viaje de ida. Y si quería volver, la única manera era arrancar una parte de mí.
Hubo muchas cosas que, en su momento, fueron "lo peor". Podría decir, por ejemplo, que lo peor fue que nadie lo entendía, que me rodeaba una multitud de sonrisas y me llovían felicitaciones, "tenés que estar agradecida" me decían, "qué dulce que es -me decían- ojalá mi novio hiciera eso por mí". Y él ayudaba: "nadie entiende nada, sólo nosotros dos". Tenía razón.
Lo peor, también, fue cuando no me reconocía a mí misma, cuando la locura más explícita, más desquiciada, estaba en mí y no en él. ¿Por qué no en él? ¿Por qué? ¿Cómo podía hacer para transformarme tanto, para hacerme un demonio mientras me arrancaba la piel de un ángel y la usaba en público, frente a mí, mientras me miraba con su sonrisa cínica? Era sobre mi piel que corría la sangre, eran míos los gritos y la impulsividad, mía la debilidad de declarar, mientras me escuchaba a mí misma, incrédula, que lo perdonaba, que no me importaba vivir infeliz toda la vida pero quería que sea con él.
Era un espectáculo tragi-cómico. Lo peor también era que se arrepintiera, que me hiciera las más gratas muestras de devoción siempre después de cada monumental descuido, de cada mentira sin razón, de esas mentiras que se confesaban y se intercambiaban por una nueva , fresca y utilizable hasta próximo aviso.
Lo peor era que me miraba a los ojos, que mentía con el cuerpo, que lloraba y se culpaba en mi presencia y mientras lo hacía, volvía a mentir, con lágrimas de desesperación, con convicción y frialdad.
No daba un paso atrás nunca, todo lo que hacía nos sumergía más profundo en el pozo espiralado que terminaría por destruirnos. Es difícil imaginar, para quien no lo vivió, la seriedad de sus disculpas, la apariencia sincera, la manipulación. No dejaba lugar a dudas.
No se cómo lo hice. Me aferré de dónde pude, traté de imitar sus métodos, su nula repercusión emocional, su facilidad para no sentir. Y me esforcé por crear un filtro en mí, por no dejar que pasara nada que viniera de él. Lo logré a medias, tropecé infinitas veces, y lloré por meses, por todo lo perdido.
Al final, dejé que las cosas llegaran a su punto máximo, que la cuerda se tensara al límite, nos llevé a extremos antes impensados. Y me jugué a todo o nada, para intentar salvar lo que podía.
Tal vez eso me rompió en pedazos, tal vez no tendría que haberlo conocido. Pero no me evitaría hoy la experiencia de llorar de terror y de alivio, de nuevo sola, porque lo logré, porque pude salir. Es una sensación indescriptible, como escuchar el sonido seco del gatillo en tu oído jugando a la ruleta rusa, y no sentir la sangre fría chorreando al otro lado de tu cabeza. El miedo se ciñe al cuerpo, y está lo que podría haber pasado pero no pasó, y el suspiro, ese suspiro que hace temblar y revivir: todavía estoy viva, lo peor ya pasó.
[/OCULTAR]

Comentarios

  • CielitoDeMiPiezaCielitoDeMiPieza San juan de la Cruz XVI
    editado agosto 2014
    No soy entendido en la materia, pero aprecio mucho de dependencia emocional, el que tiene desequilibrios no es solo el hombre, sino también la mujer.

    Un hombre asi se ve potenciado por las carencias de la víctima. Una personalidad sana no caería en sus redes.


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  • odmaldiodmaldi Fray Luis de León XVI
    editado agosto 2014
    Primero, mi más grande respeto por salir de esa relación y tomar control de su situación. No todas lo logran, y cuando lo intentan, la relación se convierte muy violenta.

    Y no es que diga que un psicópata al final es la persona más violenta de la historia, sino que como bien lo ha dicho, se transforman.

    Sobre lo que pregunta:

    1. ¿han conocido a un psicópata?
    Sí. De manera directa (conocido) e indirecta (trabajo). Mi conocido no ha sido clínicamente diagnosticado como psicópata, pero todo señala a que lo es. Mientras que demás personas, amigos, familia y hasta pareja lo atribuyen a trauma familiar, no todo debe justificarse como tal. Todos se comportan con cautela a su alrededor por tal de no ser el gatillo que dispara una reacción o un episodio indeseable o incómodo. El problema es que eso solo resulta en "empoderar" a la persona, por así decirlo.

    2. ¿qué es lo que hace que algunos quedemos atrapados en sus redes y terminemos haciendo exactamente lo que quieren?
    En parte como lo dice Cielo, la personaliad de sus 'víctimas'. Aunque totalmente en desacuerdo, porque eso es culpar a la 'víctima'. En una formación de violencia doméstica que debimos tomar en un trabajo que tuve (de esos que requiren certificación/licencia), nos dijeron que no debíamos llamar a las personas sobrevivientes de violencia domética 'víctimas', si no eso, 'sobrevivientes'. Y sí, pareciera que eso son, sobreviven. Pero volviendo a la pregunta, una razón es la personalidad de la persona que cae bajo las redes. Se crean dependencias hacia el abusador, esas dependencias llevan a la víctima a hacer lo que quieren. La necesidad de algo. Siempre hay un factor que impide cortar la relación desde la raiz. Una mujer hizo una charla de su experiencia y vida con alguien así, y mientras hablaba era imposible escuchar después del shock que causaba ver su rostro y parte del cuerpo deformado. Sucedió que cuando al fin no quiso seguir en la relación con su pareja, éste tomó gasolina, fósforos y le prendió fuego. Nada que ver con la mujer, o que si pensaba él que si no era de él entonces de nadie; la razón que dió es que el hombre se sintió ofendido de que ella se creyera que podía terminar la relación; que más bien era ofensa para él.

    3. ¿cómo creen que habría que manejarse con estas personas?
    Firmes. Firmes desde la primera indicación que algo está mal en él o ella. No tratar de entender, ni de llevar las cosas en paz para que no tenga un 'episodio'. Se debe ser firme y hablarse franco. No tolerar nada que viole la dignidad propia y derecho de ser respetado como ser humano. Primero es trabajar en uno mismo y amarse lo suficiente para saber que todos los demás son secundarios a ti. Suena mal que lo diga, y los padres me argumentarán que los hijos vienen primero, pero no es a eso lo que me refiero, de ser yo y nada más. Me refiero a que tu 'yo' debe estar sano y sensato para poder establecer cualquier tipo de relación con alguien más. De lo contrario te conviertes en un 'sobrevivimente' más.

    Muy buen tema. ¡Saludos!
  • rubyloreinrubylorein Pedro Abad s.XII
    editado agosto 2014
    Wow, muchas gracias odmaldi por tu respuesta! me alegra que te haya gustado el tema. Tenía algo de miedo de que alguien pudiera tomarlo como una victimización o una catarsis en el lugar inapropiado :P

    Los dos tienen razón, a mi entender, en cuanto a que juega un papel muy importante la personalidad dependiente de la "víctima". Un psiquiatra argentino que se especializa en psicopatía les llama "complementarios" a los sujetos que por su forma de ser son susceptibles de quedar atrapados en el circuito psicopático, muchas veces sin poder salir. Es cierto que tiene que ver con necesidades del que pasa por eso, pero el punto está sobre todo en la habilidad que tiene el psicópata para percibir claramente las necesidades del otro y utilizarlas con toda frialdad en su favor, y esto gracias a que son personalidades narcisistas que toman a los demás como objetos que son valiosos mientras les sirven.
    Por eso a veces las relaciones terminan en tragedias como la que contás, pero todo depende. Muchas veces no es clara la psicopatía cuando el sujeto no mata a nadie, no estafa o roba; incluso pasa que la propia familia no se entera de nada (hay casos de asesinos seriales cuyas esposas e hijos veían en el psicópata a un excelente padre y marido, un ciudadano responsable, trabajador y de lo más normal), o las personas cercanas pero sin demasiada relación como vecinos (el típico "jamás me lo imaginé, siempre lo veía y me saludaba"). Siempre el que nota la psicopatía es el que se perjudica por ella, y no siempre conviene perjudicar a todo el mundo, al contrario, la mayoría de los psicópatas saben muy bien andar con una máscara de buen tipo por la vida.
    Por eso muchas veces es difícil detectarlos, porque no todos son de los que salen en los diarios. Hay psicópatas que simplemente se mueven por sus espacios ejerciendo coerciones, manipulaciones, mintiendo, generando culpa en los demás y llegando a hacer dudar al otro de su propia salud mental.

    Pienso igual acerca de la firmeza, este psiquiatra argentino que mencioné propone la regla de contacto cero para quien fue complementario de un psicópata. En mi caso me costó muchísimo eso del contacto cero, sobre todo porque cada vez que entraba a mi casa el tipo había dejado cartitas y papelitos por todos lados, se hacía cuentas falsas para hablarme y de paso averiguar a dónde iba para después aparecerse por ahí "de casualidad", me decía que se iba a vivir a otra ciudad ahora que no estaba conmigo como para que le pidiera que se quedara, y al final resultaba ser todo mentira, se aparecía en las casas de mis amigas fingiéndose arrepentido y pidiéndoles consejo para volver conmigo. ¡Cómo alguien que tenía alguna necesidad de afecto no iba a ceder desde el principio! ¡Cómo le iba a resultar fácil desprenderse de un obstinado que prometía, aún con todo el dolor que conllevaba, estar ahí para siempre!
    Es una lucha, la verdad. Y me sigue inhibiendo un poco pensar que contar estas cosas puede parecer como que me hago la víctima o ventilo por ahí el sufrimiento como un estandarte, pero me quedo tranquila de saber que no es esa la intención. La palabra sobreviviente es muy buena, creo que describe lo que realmente se vive y además le saca la implicación de "yo no tuve nada que ver" que tiene lo de víctima. Por eso me parece muy bueno que comenten acerca de la implicación de la "víctima", es lo primero que uno tiene que aceptar antes de poder salir de una relación así.
  • KarlRossmanKarlRossman Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado noviembre 2014
    Quizá me comprometa lo que voy a decir, pero no me resulta fácil imaginarme a un psicópata. Lo explicaré de este modo:

    Todos hemos tenido un enemigo profundo, un némesis. Todos nos hemos comportado ante él de manera hiperanalítica, cautelosa, manipuladora socialmente, y si es posible hasta haciendo daño. Según lo que tengo entendido un psicópata "hiperanaliza" con la finalidad de sacar lo que quiere, de la misma forma que nosotros hiperanalizamos a los enemigos para librarnos de ellos. La diferencia entre una persona normal y un psicópata es que los normales controlamos el mecanismo del enfriamiento y el cálculo, para adaptarlo a situaciones. Imagino que un psicópata vive en un estado permanente de deshumanizar a los demás. Si uno es humilde, parece fácil imaginarse como siente y piensa un psicópata.

    P.ej: Los nazis de la Alemania de los 40 no fueron psicópatas (Como entiende cualquier persona con un ápice de inteligencia), elegían deshumanizar a ciertos "enemigos", verlos como un obstáculo molesto hacia el propósito del "nuevo hombre".
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