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La Ladrona de Tatuajes

ValkyriaValkyria Gonzalo de Berceo s.XIII
editado marzo 2011 en Negra
“(...)Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra ante un tribunal. Tiene derecho a consultar a un abogado o a tener a uno presente cuando sea interrogado por la policía. Si no puede contratar a un abogado, le será designado uno para representarlo. Vamos, andando.”


Centre pénitentiaire de Rennes
2 Rue de la Palestine, 35000 Rennes, Francia
28 de Marzo de 1999



Me llaman “La ladrona de tatuajes”, llevo 37 meses cumpliendo condena y aun me quedan otros 27 años por cumplir, si todo va según lo previsto. Mi condena no es estar encerrada en una celda, mi condena no es más que el tener que convivir con la tortura de recordar mis actos, actos provocados por enfermizos deseos de poseer lo más preciado, sin darme cuenta del resto. Y ahora me doy cuenta de todo.

Supongo que todos estamos aquí por eso, pero lo que hice, aun rozando lo artístico, fue un gesto abominable.

¿Conoce a 'La Madame de Finistère'? Era una mujer, una señora, que en sus años de juventud quiso crear arte y hacerlo de manera única. Esa mujer dominó el arte del tatuaje y creó verdaderas obras maestras en la piel del hombre. Su método era conocer a la persona a la que solicitaba ser tatuada por ella, creaba un vínculo precioso entre ellos dos, a veces tardaba meses en entrevistar al tatuado para lograr una imagen más completa de él. Ella buscaba conocer la mente de la otra persona y dejarse inspirar por ésta para usar, más tarde, alguna parte de su cuerpo como lienzo y proyectar su arte, único, exclusivo.

Hace 11 años, yo misma solicité uno de sus tatuajes. Quería entablar esa relación intensa y a menudo, descrita por los que fueron tatuados por ella como indescriptible. Yo quería sentir su obra impregnada en mi piel. Pero era ya anciana y murió a los pocos años. Solamente tatuó a 26 personas y esas obras, al morir ella, tomaron un valor incalculable.

Es una pena dejar que esa obra solamente dure mientras los cuerpos de los que fueron tatuados sigan vivos, ¿no crees? ¿Qué pasará de ellos cuando éstos mueran?

Admiraba a esa mujer. Admiraba su mente, admiraba su manera de crear su propio arte. Dedicaba horas y horas en perfeccionar sus obras, porque sabía que lo que hacía era algo importante e inigualable.

Tuve una sola ocasión de hablar con ella y mientras lo hacía, no dejaba de mirar sus ojos. Esos ojos celestes, podía llegar a ver en ellos la obra que ella quería para mí. Cada palabra que fluía entre nosotras daba forma a la imagen que tenía de mí en su mente. Eran mi propio espejo. Esa mujer era capaz de mirar dentro de ti y sacar a la superficie todo lo que llevas dentro, porque somos la esencia de nuestra miseria. El poso de una copa de vino. No somos más que eso.

Era una mujer de renombre aquí en Francia, pero muy pocos pudieron hablar con ella. No era accesible, por eso eran de gran valor sus obras.

¿Y cuanto dinero pedía a cambio?

No buscaba dinero. Aquellos que eran escogidos para ser tatuados, debían de cumplir con las condiciones adecuadas para ello, era lo único que pedía por parte de los tatuados.

¿Y cuales eran esas condiciones entonces?

Eso no lo sabe nadie, ella decidía quien era el lienzo perfecto para sus obras. Lo analizaba todo, lo apuntaba todo acerca de la persona, las impresiones que tuvo al conversar con ella, datos personales a tener en cuenta e información interesante. Así como el número de teléfono para contactar cuando ella quisiera.

Todos los encuentros eran en la mansión de la Madame de Finistère, el día y la hora que ella solicitara, así como si era a las 3 de la madrugada.

Cuando Madame murió, todos sus bienes se los quedo su hermana, que era aún más anciana que ella. Su nombre era Marie. Era conocido su precario estado de salud, así que me ofrecí para cuidar de ella en sus últimos meses de vida estando interna. Sin duda, la demencia que padecía hacía que sus palabras resultaran de lo más peculiares, así que las conversaciones que mantuvimos siempre parecieron de lo más surrealistas. Luego te das cuenta de que hasta las palabras de un demente pueden tomar un tremendo sentido en el momento menos esperado.

Tuve curiosidad por saber donde guardaba Madame los archivos de las personas a las que tatuaba, saber que es lo que pensaba de ellos, ver su obra de una manera más completa y me obsesioné hasta tal punto, que busqué por toda la mansión esos papeles.

Al final pude encontrarlos en uno de los cajones del salón, cerca de la foto de su difunta hija. Había decenas de carpetas llenas de documentos anónimos, que mostraban la dirección, el número de teléfono de la persona y frases aparentemente inconexas entre ellas por toda la hoja, como si fueran puros bocetos. Entre ellos había dibujos bastante poco elaborados que complementaban las frases, para hacer una idea más completa de lo que en ese momento tenía Madame en su cabeza.

Aun siendo poco elaborados, eran proyecciones sinceras, desnudas, una descripción acercada de lo que esa persona escondía en su interior.

Entre los documentos había una carpeta que pude reconocer, porque fue la carpeta que llevaba consigo el día que pude hablar con ella. Miré el número de teléfono y efectivamente, era mi carpeta. No había más que imágenes oníricas, surrealistas, retratos llenos de símbolos terriblemente oscuros, frases que hacían pensar que no le trasmitía buenas vibraciones, pero que sin duda tenía curiosidad por saber más de mí.

Me molestó mucho ver aquello, porque no entendía a lo que se refería. No sé lo que buscaba y me daba terrible enfado creer que fuese esa la razón por la que no quiso tatuarme. Quise desencriptar aquellos dibujos y símbolos para entender lo que realmente buscaba de mí e intentaba revivir la conversación que entablé con ella.

Recopilé esos datos y los analicé durante meses. Cuando la hermana de Madame, Marie, murió, ya no tuve más acceso a sus bienes y lo copié todo cuanto pude en un cuaderno que aún está guardado en el sótano de mi casa.

Tras meses pensando en sus obras, en sus dibujos, en las cosas que pude hablar con ella en nuestro encuentro, creí entender el verdadero significado de sus obras.

Tenía una información extremadamente valiosa, tenía información de los tatuados, aun sin tener sus nombres, sabía donde vivían, podría saber todo acerca de ellos si lo quisiera. En serio, admiraba las obras de esa mujer, tenía una profunda obsesión por todo aquello, tan íntimo, tan personal. Me parecía de lo más bello.

Un día se me ocurrió leer uno de los documentos y apunté el número de teléfono que aparecía en la parte superior de la hoja. Llamé y al tercer tono pude escuchar la voz de una mujer de mediana edad contestando la llamada. Colgué de inmediato. Recuerdo la obra que llevaba tatuada en la parte derecha de su espalda: Una mujer con una espada atravesando su garganta, con el pecho abierto y las manos sosteniendo los pechos con gran delicadeza. Lo más inquietante de la imagen era ver que en su rostro no había boca y su cabello llegaba hasta las caderas dibujando la curvatura de sus nalgas. Todo esto con una imagen de fondo de lo más onírica.

¿Cómo llegaste a ver a la mujer?

Volví a llamar, y esta vez le comenté que era una de las tatuadas. Le dije que tras la muerte de la Madame aún me quedaban algunas dudas, pero que creía entender el sentido de los tatuajes. Le dije que todas las obras eran complementarias, que aun teniendo una base única y personal, todas tenían un sentido común. Que esa era la razón por la que demoraba tanto tiempo en escoger a sus tatuados, porque todos los que fueron tatuados tenían que cumplir la misma condición.

Le conté la misma historia a cada uno de los tatuados.

Comentarios

  • ValkyriaValkyria Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2011
    ¿Y descubriste algo?

    Sí. Descubrí que era un ser de lo más despreciable y que la Madame fue capaz de ver eso en mí, sin que yo lo supiera.

    No te entiendo. ¿A qué te refieres?

    No me encontraba con estas personas para averiguar el significado de sus tatuajes. Los tatuajes no son más que la idea proyectada de lo que Madame pensaba de ti. Así de simple. Puro arte. El arte no tiene explicación, el arte es el sentido que tú quieras darle. Madame quería conocer a la persona para buscar lo más esencial de éstas, un psicoanálisis bastante elaborado mediante preguntas, pura mayéutica, para más tarde tatuárselo en la piel y así asegurarse de que esa persona jamás olvidará lo que es. Siento haberte jodido la historia, pero es lo que siempre buscó. No tiene ningún misterio.

    ¿Entonces para qué quedabas con esas personas?

    Porque el arte es un tesoro preciado que debe guardarse en las mejores condiciones, para que tus hijos y los hijos de tus hijos puedan conocer la historia de esta mujer y de su arte. ¿Si no que sentido tiene?

    Llegó hasta tal punto mi obsesión por sus obras que fui capaz de arrancarles la piel a los tatuados, para conservarlas en formaldehído y disecarlas más tarde. Me daba igual que la persona sufriera, quería que sintieran el precio de la obra que llevaban consigo. Aun con todo no logré más que 23 obras.

    En uno de mis encuentros con los tatuados, quedé con una joven de unos 26 años. Llevaba consigo la obra tatuada en la zona de la espina dorsal de unas manos de anciano sosteniendo un bordón tallado. En el bordón estaba escrito:

    “He aquí el sustento que has de necesitar en tus últimos años de vida,
    él te dará el descanso que no tuviste en los brazos de tu madre.”

    Me quedé mirando su rostro sufrido, llorando por el terrible dolor que le estaba provocando y eché a llorar como nunca... me di cuenta de que esa niña era mi hija. Me arrebataron a mi hija cuando no tenía más que 5 años. No pude darle el calor que todo niño merece, pues estaba demasiado ocupada bebiendo y lamentándome por la vida que he tenido que vivir. Pero es la que he escogido y desde luego, ha sido una muy mala elección...



    ¿Y a ti? ¿Porqué te han condenado?
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado marzo 2011
    que triste historia, por ser la verdugo de su propia hija:cool::cool::eek:

    Valkyria,bienvenida de nuevo:):p, días sin saber de tí, esperamos que no te desaparezcas tanto:D:p:)
  • RyuRyu Pedro Abad s.XII
    editado marzo 2011
    Buena historia Valkyria. Me gustó, sigue así.
    ¡Saludos!
  • ValkyriaValkyria Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2011
    amparo bonilla escribió : »
    que triste historia, por ser la verdugo de su propia hija:cool::cool::eek:

    Valkyria,bienvenida de nuevo:):p, días sin saber de tí, esperamos que no te desaparezcas tanto:D:p:)

    Sí, es triste, desde luego, pero esconde un mensaje que he querido compartirlo aun siendo de la forma más cruel jejeje

    Gracias por la bienvenida, Amparo. Llevaba tiempo sin escribir. Supongo que perdí la ilusión o la inspiración o quien sabe, pero hace dos días trasnoché solo para poder escribir esta historia que no me dejaba conciliar el sueño.

    Un beso!
    Ryu escribió : »
    Buena historia Valkyria. Me gustó, sigue así.
    ¡Saludos!

    Gracias Ryu, todo un gusto leer tus palabras. Me alegro de que te guste.
  • WoodedWooded Garcilaso de la Vega XVI
    editado marzo 2011
    Tenia expectativas por sus letras, aunque no hubiera leido algo suyo, extraño.
    Ahora aumentaron.
  • ValkyriaValkyria Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2011
    Verbal_Kint escribió : »
    Tenia expectativas por sus letras, aunque no hubiera leido algo suyo, extraño.
    Ahora aumentaron.

    He leído algo tuyo y me gusta mucho. Espero que puedas disfrutar de lo que escribo tanto como lo hago con tus obras.
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