Cruel desengaño, con amarres poderosos.
Mortaja bizantina, barroca de polvo
Que en eterno abrazo, duermevela silencioso
Ata el cuerpo desnudo con este mundo ocioso.
Titubeante sombra que en el viento acecha
Al caer la noche cual rapaz hambrienta
Y en lo oscuro de los sueños veloz planea
Descendiendo tortuosa a secuestrar a las ideas.
Temblor espontáneo, emanante dolor
Que brota abrupto en el pecho desgarrando la razón,
Fecundando ansias de poder perderse
Evadirse volando del volcán de tus sienes
Compromiso, fútil lazo de intenciones
Traje estrecho a los instintos y pasiones
Que en el alma humana otorga brillo
Y fallece exhausta amordazada bajo el cinto
Conceptos infinitos encerrados en un trazo
Condenados a existir en palabras confinados
Esperando el momento de acudir sin ser llamados
Pintando en el aire su inmortal significado
Carcelarios somos de nuestra propia intuición
Desterrados nuestros instintos al yugo desolador
De la poderosa madre mente en nuestros miedos
Ajenos al desgarro de nuestro pobre corazón
Que inútilmente clama baja la armadura mortal
Suplicando que recojan el testigo de su memoria ancestral
La libertad no conocida del alma humana...
Donde nada se puede encerrar en palabras...
Remontando las nubes errantes oscuras del viento
Buscando mundos olvidados enterrados por el tiempo.