El suspiro de la tela
rozando tu piel hasta besar el suelo.
Las caricias que vuelan,
van y vienen…
no acabarán.
Nuestros cuerpos,
ya desiertos de atavíos.
Nuestros labios,
en esta dulce guerra de pares,
se aman más allá de las palabras,
de los nombres.
No hay un tuyo y mío,
unión de fuerzas,
de latidos.
El brillo en nuestros ojos, su calor…
Morir y renacer
cada vez que nos miramos.
Sofía