Bueno, dejo un poema que escribi hace mucho tiempo.
Espero que lo aplasten al maximo.
Aroma de tierra
los montes con helecho de surtidor de los cielos
altos verdes en el junco frio de los robles
traen crespúsculos, de la luz en los llantos,
los arboles silenciosos, no son nada del tiempo,
un camino de paisajes elevados a la tierra,
un estruendo calcinado de los rayos,
y el grillo por las noches
y la reserva del inasible sapo en el rio;
el grande y viejo surtidor de los ríos,
no son nada del tiempo,
allí nacen las cosas y las desplanadas
y las auroras queman el ocaso
de las tardes
comidas por la mugre,
la tierra de un todo y un nada
la tierra hundida contra el sol;
fueron estas melancolías,
y el alba cruzando los valles
con sus nubes incipientes, del cogollo mutilado
con sus nubes en la mano forzada de los hombres,
fétido principio;
caer en esa tierra sin gravedad,
caer como una roca grisácea en el vacío,
para tener la vida,
*****/ la sorpresa,
el asombro inicuo de la soledad
como un gajo eléctrico en la frente,
la marchitez de los astros en los ojos
son como el cielo
*****/dando infinitos,
atravesando la piel
*****/ y las venas y los huesos.
tendremos tierra con las palabras,
y trigos vertidos, en el pasto
y alimento para los hombres,
y hojas de las miradas perdidas, y hojas
callando verdades
y un prolongado silencio entre este polvo,
tendremos al sol en el pecho de los almacenes,
por que nos llenamos los corazones
en la cañada de los campesinos,
y arenas en el largo sudor
cayendo entre la multitud,
los ladrillos fermentados en la sangre,
nos llenamos los corazones,
en la tierra insepulta de el naufragio,
abajo de la luna,
están estos brazos con la cicatrices
que deja la agonía,
las manos con el peso,
las manos limpias,
******/llevando el embarazo de las lagrimas,
las manos tocando la soledad,
me llegan incisiones de la ceniza
y olas de los mares
y gritos coléricos de los andenes
de los barrios,
esta tierra tiene capas de un punzante golpe
y el precipicio de la necesidad,
esta tierra tiene la observación inútil de las manos
que no son nada del tiempo,
el tiempo encarnizado de las sortijas robadas
al infinito va y viene,
como por cada vida, sumergiendo letras
y saciando la fuerza en las toses del silencio,
soñando las otras verdades
y el lazo emancipado en cada pecho
me recuerdan soplos desafiantes en las terracotas
donde las manos
llenan en el cielo
la caras
de la friolenta sed de oro,
tengo las presencias,
de un cuerpo,
de un árbol rayado en mi frente,
tengo la verdad
del ocaso cayendo en el frio
y el alto monte de rocas fundidas
en el aire y el alto
campo donde el césped
crece mudo
en la sobriedad del día,
son como esas
noches de tierra;
un cielo con estrellas y anemonas,
partido por la mitad
*****/ de los olores,
angustiado por el diáfano
*****/polen del bermellón