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Comicios generales ( i )

pinkipinki Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado julio 2016 en Narrativa
La farmacia queda a la vuelta de la esquina, antes se llega, girando el paso, a la clínica veterinaria. Aun antes de los comicios electorales quedan las jeringuillas en las terrazas, debe ser que siempre es verano y no alcanzan a menear la cola del autobús. Él se la meneó preocupado por la seta alucinógena crecida en su ombligo. Buscaba agua oxigenada, cuando un rostro jugaba al escondite por las fachadas, con tiza blanca se dibujaba y desdibujaba ante su semblante atónito. Flaquearon las tijeras y se desplomó delante del vecindario.


-¡Fijaos en sus oídos!


-¿Qué coño es eso?


-Niño aparta la nariz y sube, ahora mismo, a lavarte las manos.


-¡Mirad lleva un billete de cien euros!


-¡No seas descarada! si nos oyera…


-Creo que está inconsciente…


-¡Pulso, pulso!


-¿Sí?


-¡Coño! Que le tomes el pulso…


-¿Respira?


-¡Qué pasa joder! ¿Lo hacemos a pares o nones, cara o cruz?


-¿Alguien tiene alguna moneda?


-Sólo llevo billetes de cien euros…


-Yo también…


-¡Y yo!


-¡Y yo!


-¿Joder nadie va a llamar?


-¡No tengo batería!


-¡Mamá, mamá, mira!


-¡Cómo se te ocurre enseñar las bragas! -grita una señora enfurecida- ¡Mariano baja a ajustar las cuentas a este desgraciado!


-¿Qué pasa, llamáis o no llamáis? Joder, eso es fiambre…


-¿No viste al viejo que le miraba las bragas a la niña cuando se agachó a ver si respiraba? -la señora recrimina a Mariano.


-¡Qué coño quieres que vea! Si desde que me pusieron gafas… -se defiende Mariano desde el balcón.



Sigue llegando más gente



-¿Está muerto?


-¡Mamá un muerto, un muerto, déjame verlo!


-¿Y si lo ponemos en mitad de la calle y detenemos los comicios?


-¿Qué conseguimos con eso?


-¿Nadie ha visto la pasta dental?



Sigue llegando más gente. Se escuchan sirenas.



-¡Aparta viejo, deja de sobarte!



Corre un anciano con un pijama de rayas. Le persigue un grupo de mujeres con sartenes en las manos…



-A por él que lo pillamos a la vuelta -gritan las mujeres corriendo detrás del anciano.


-Sobre todo no le deis en la cabeza o esto acabará demasiado pronto. ¡Calma chicas, calma!


-¿Y si lo azotamos con suavidad?


-Sí sí… de las pantorrillas para abajo



Desaparece de escena el nutrido grupo de mujeres armadas.



-¿Veis la mancha de sangre en sus ojos? Vamos a darle la vuelta, poco a poco. Ya llegan…


-No, no lo muevas…


-Claro hombre, ¿y si se rompió algo?


-Vale, vale. Si está muerto tenemos la prueba…


-No lo sabemos. Tenemos que tomar el pulso y comprobar la respiración, colocándolo en posición de seguridad. Pero, nadie tiene espejos. Tampoco nadie se atreve a tomar el pulso. Y no podemos decidirlo a cara o cruz porque nadie tiene monedas, sólo tenemos billetes de cien euros. Y en esas estamos, cuando la cosa se ha complicado. Una niña, algo lanzada, se agachó, llevando minifalda, y un señor mayor se asomó para verle las bragas. La madre de la chica se enfureció y llamó a Mariano para que bajara a darle una paliza al pensionista, que salió corriendo. Tras él han ido un grupo de mujeres, armadas con sartenes, para azotarle, eso sí, con suavidad. No quieren acabar demasiado pronto con su vida. Hasta aquí todo lo que sabemos. También podría explicarle algo sobre mis tiempos mozos cuando íbamos a segar a la era.


-Es igual, abuelo, a mí también me picaron los chinches y no me quejo. Por lo que dice debe estar muerto. Si nadie ha hecho la reanimación este tío está tieso. Vamos a servirnos de él, pues la farmacia está a la vuela de la esquina y hay clínicas veterinarias. Sin embargo, ¿qué hacemos con los próximos comicios generales, del 26 de junio?


-¡A la mierda el hijo del ministro! -grita un grupo de jóvenes- ¡A la mierda si han matado un ministro!


-Agarrad nuestra única prueba, antes de que nos la arrebate la policía.


-¡Sí, sí, sangre y venganza!


-Eso, eso, llevamos demasiado tiempo sin monedas para jugar a las máquinas, con billetes inservibles de cien euros.


-Eso, eso, y con edificios de goma espuma habitados por fantasmas que nos visitan de noche con sus tijeras..


-Eso, eso, joder sólo le queda a uno irse a cortar las uñas a la clínica veterinaria que no cobran por ello…


-Sí, sí, o la mierda de la farmacia con sus bolsitas de gominolas…


-Vale, vale, de acuerdo, pero también es necesaria la mesura…



El grupo de jóvenes coloca una sábana blanca alrededor de la muchedumbre arrojada sobre el cadáver(?)
Se colocan delante, frente a un cordón policial que todo lo rodea. Orinan y se ríen …



-A ver quién la tiene más grande…


-Eso, eso, a ver quién llega más lejos…


-Ostras, vaya chorro…


-Vengan, vengan ahora si tienen lo que hay que tener. Por aquí no pasa ni el mismo dios con un petardo en el culo…


-Ahí, ahí, se van a cagar los robots que no miccionan ( antidisturbios ) y emplean juguetes de plástico para simular ser humanos, cuando todo el mundo sabe que son un amasijo de cables mal cruzados.



Sigue la escena ante el cadáver ( ? )



-Venga, vamos a levantarlo ya…


-Entre todos podemos…


-Uno dos y…


-No, no, esperar, aún no. Que baje mi marido…


-¡Qué dice señora!


-Apártese señora…


-Eso, eso, que vamos a levantarlo…


-¡Mariano, Mariano!



-Ja ja ja….¡La tengo más grande, os vais a cagar! -se ríe y grita Mariano, sacándose la chorra y orinando desde el balcón.



Todos miran hacia el balcón.



-¡Ahí está mi marido! ¿Lo veis ahora? -la señora señala a Mariano.


-Ooooohhhh…


-¡Es impresionante!


-A la mierda, no os dejéis impresionar -dice un joven, sacudiendo el cadáver.


-Este joven tiene razón -interviene un anciano que lleva un orinal por sombrero- Yo he vivido lo mismo, esto ha pasado en otra ocasión. Estuve presente, sé de lo que hablo.


-¡Cállate la boca viejo asqueroso! ¡Si no tiene ni dientes! ¡Seguro que Mariano sí! -grita un niño de diez años.



Vuelven las mujeres armadas.



-¿Qué, la palmó ya?


-Parece que sí, ahora discutimos si podemos o no levantar el cadáver.


-Déjenme hablar aunque no tenga dientes tengo algo que deciros a todos -insiste el anciano.


-¡Cállate ya!



-¡No lo escuchéis! -grita Mariano desde el balcón, colorado como un tomate.




Vuelven a mirar hacia el balcón. Todos señalan con el dedo.




-¡Se va a tirar!


-¡Qué coño, ese tío tiene huevos en los pelos!


-Sí, sí, cómo se va a tirar si hay comicios…


-¡No lo escuchéis! -sigue gritando Mariano.


-Dejadme que os explique la historia de la democracia urinaria -de nuevo el anciano.


-¡Calla!


-No, no, que hable…


-Eso, eso, que hable el viejo…



Hay un largo silencio.
Vuelven los jóvenes de la barricada ( sábanas ).



-Habéis oído bien: democracia urinaria -comienza a hablar el anciano, de manera muy pausada, tras quitarse el orinal de la cabeza-. Este hombre que tomáis por un cadáver, sólo tiene cera en los oídos. Sucede que hay comicios inminentes. Esto obstruyó el hilo de su propio argumento, que sigue así: si tengo cera en los oídos hubo inseminación, si hubo inseminación también cabe esperar la fecundación…


Resultado de ello, este hombre se convierte en padre. Pero claro, pensarlo bien, si hay elección de nuevo presidente, él pasa a ser candidato para padre de la nación. Es por eso que Mariano, ese vecino al que no prestáis atención, os impresionó al mostraros su “enorme” chorra, que en realidad es más pequeña; lo que pasa es que lo veis desde la distancia. Pues bien, es por eso que cree ser vuestro padre con derecho a inseminar a todas vuestras mujeres, e incluso con derecho a comprar bragas para todas vuestras hijas. También es por eso que vuestras mujeres se enfurecen cuando alguien quiere adivinar quién compró las bragas de sus hijas…


La cuestión es que este hombre tuvo miedo de que lo eligiérais como presidente, cuando iba a la farmacia a comprar unas gotas que deshacen la cera de los oídos, de hecho el próximo 26 de junio tiene cita con el médico para que le saquen el tapón. Él acabó por pensar que ese día sería investido como presidente.
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