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Atormentado cuando voy a morir

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Comentarios

  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Me giré en redondo y salí presuroso hacia la puerta de salida a la calle.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Hasta el lunes o el martes, no lo recuerdo bien, de la primera semana de prácticas, Luz y yo apenas si cambiamos unas palabras, por pura formula. Nos mirábamos como dos extraños.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Uno de aquellos días, empero, en uno de los recreos me sentía obligado a darle una explicación. Pensaba que no era culpable personalmente ante ella, pero era reo del ‘gran delito’ de haber atropellado sus convencionalismos sociales. Pero en cuanto a mis resquemores, los veía tan desproporcionados que me daban risa.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Fue una estupidez, lo reconozco -le dije, después de romper el hielo-. Pero hiciste mal en trasplantarme a un ambiente que no era el mío. Me encontraba desplazado.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____No sabía yo que eras tan soberbio.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Y no lo soy, pero hay algunas cosas que repugnan al buen sentido. Llevarme a mí a tu escala, es como vestir a un paleto con chaqué –le dije-. Además, ciertas complacencias proletarias de tu clase no acarrean a los favorecidos sino un gran ridículo, o una gran humillación –añadí.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Pero tú eres lo suficiente inteligente como para estar por encima de esas insignificantes pequeñeces de mira.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Y ellos son lo suficiente estúpidos para juzgar la calidad de la persona por el apellido, el atuendo, o el saldo de su cuenta corriente -y agregué-: sé que no me comporté bien y que por respeto a ti debí haber actuado de otra manera, pero tú debes admitir que pecaste de tacto al llevarme, al menos hasta no haberme comprado un traje igual o mejor que cualquiera de los que pude ver en tus amigos –terminé con ésa ironía.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]No obtuve respuesta, pero ya nos habíamos emparejado luego de asistir a la última clase. La facultad se iba quedando solitaria. Los estudiantes rezagados la iban abandonando en ese instante. Un bedel, pipa en boca y derrengado sobre la jamba de una de [/FONT]las puertas de la salida, me saludó cordial, incluso sonriendo. Me confundiría con otro, sin duda.[FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Y cómo tú podías pensar que yo quería humillarte? –me dijo, de pronto, en forma de pregunta.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Quise responder, pero se volvió hacia mí y me besó en la boca. Y ese beso, obviamente, era más pasional que testimonial.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Luz! –exclamé, sorprendido.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Pero antes de que pudiese superar aquella sorpresa, ya había empezado a caminar: cabeza gacha y cara ruborizada.[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Sí, el recuerdo de Luz abre mi alma a un oasis de ternura. Ella, Pepi, y mis padres, por supuesto, allá a lo lejos, como un retazo de sol en los años jóvenes, en que uno nada comprende. Amor fue lo que me dejó Luz en su primer balbuceo amoroso, como algo un delicado, como una rosa roja. Mi madre solía decirme: ‘guarda celosamente el recuerdo de la mujer que te haya amado que es el mejor regalo que jamás te haya hecho’. Y era verdad. Mi madre tenía toda la razón. [/FONT]



    [FONT=Eras Medium ITC, serif]¡Pero tú abrasaste mi amor! ¡Tú tiraste la rosa en el volcán! ¡Tú conseguiste que olvidase todos los recuerdos[/FONT]




    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Ahora pienso en ti, Luz. ¿Dónde andarás? Era duro contigo, pero blando también. Tú lo ignoras, pero acaricio tu recuerdo con mi único ademán embebido; mi único ademán de esa triste rosa roja. Pero tenía que ser así. Estaba escrito. [/FONT]




    [FONT=Eras Medium ITC, serif]A veces, sin esperarla, recibía una visita de don Teodoro. Se sentaba a mi lado y me hablaba cansinamente. Le respondía con monosílabos, casi sin prestar atención, repasando mentalmente mis lecciones. Pero insistía, una y otra vez, en sus méritos, sus conocimientos, sus capacidades y su experiencia para impartir la enseñanza…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Una de aquellas mañanas vino a visitarme. La expresión en su cara no podía disimular la frialdad de un hombre fracasado que no tiene más fuente de gozo y amargura que el regodeo de sus [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]propias miserias.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Vengo en triste misión.[/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Me puse en guardia. Siempre que aparecía así y hablaba así, solemne y enigmático, no era para nada bueno.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Qué ocurre?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Pepi –respondió, con una parquedad inusitada.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Qué le pasa? -le pregunté, empezando a preocuparme.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Se encuentra enferma. Me ha enviado un recado pidiéndome que venga a decírtelo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Muy enferma?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Sí. Está ingresada en el hospital gratuito de las Hermanas de la Caridad[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Desde cuándo?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Hace más de un mes. Está tuberculosa, ¿comprendes…? Y según los médicos que la están atendiendo, le quedan pocos días de vida.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Y cómo es que usted no me ha avisado antes?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____No lo sabía -se escudó-. Ya te dije que 'Chotis' había dado en quiebra, y que Petra, sus hijas y la pobre de Pepi desaparecieron del mapa. Y de Pepi no he vuelto a saber de su paradero hasta esta mañana. ¿Comprendes…?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Vamos a verla –le dije, a la vez que cogía mi chaqueta.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Mientras íbamos caminando me contó, por enésima y una vez, el cierre por quiebra de 'Chotis'. El principal culpable había sido, naturalmente, Felipe, pero las tres señoritas contribuyeron en gran medida. Según el profesor se acababa de enterar, Veva se había tirado a la prostitución, y estaba hecha una verdadera pena. Lupe y su madre pedían limosnas, ejerciendo su labor de pedigüeñas en Cuatro Caminos. A ése respecto, Petra le había dicho al emisario de Don Teodoro, con su odioso americanismo: ‘toda cosa es bárbara para yantar antes que el indecoroso lastre de laborar’. El chuleta de Felipe había desaparecido. Y la infeliz de Pepi no dejó a sus amas hasta no ser reclamada por una ama más inflexible, pero quizás más piadosa: la muerte.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Apenas una semana más resistió. Iba a verla todos los días. Me sentaba junto a su cama, le tomaba el pulso, le hablaba. Ella no abría los labios, pero me miraba, rebosante de gratitud. Estuve a su lado hasta su último aliento. Las miradas de sus cálidos ojos se posaban en mí con una expresión tierna. No podía hilvanar palabras mientras agonizaba. La emoción había paralizado mi cerebro y mi garganta. El último día de esa semana, caída ya la [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]tarde, se incorporó, de pronto, cogió una de mis manos, la besó y la retuvo, en un gesto de bondad. La agonía de la muerte le dio a la vida la última oportunidad de hablar, y Pepi la aprovechó para decirme, con voz firme, pero apagada:[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Pronto será usted médico, señorito Alex.[/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Soltó la mano y quedó quieta y rígida. Muerta.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Aparte de mis llantos de la niñez, esa fue la única vez que lloré como adulto. Y lloré con ternura; la ternura que había podido arrancar de la persona que acababa de morir. ‘Cuando se nos muere un ser querido, es cuando más necesitamos creer que hay cielo’, pensé. Aquel inmaculado ángel, con cara y cuerpo de mujer, no se merecía tan horrible final. ¡Y sólo tenía veintisiete años![/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
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[FONT=Eras Medium ITC, serif]6[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Los recién casados entraban en el vagón del tren cuatro horas después de que saliéramos de Madrid. La novia representaba más edad que el novio: ¿treinta y pocos, quizá? Vivían en no sé qué pueblo de Ciudad Real, y se dirigían al Sur, en luna de miel. Ella parecía una aldeana con resabios de señorita marisabidilla. Su físico era vulgar: estatura baja, gruesa, cara ancha, poco pelo ojos inexpresivos y boca con labios finos. Él tendría alrededor de veinticinco: alto, rubio, manos callosas, y su rostro delataba que era algo infantil. Parecía ahogarse dentro del traje azul marino, poco holgado para su bien desarrollado torax. A cada momento se inclinaba sobre su esposa, rendido a ‘sus encantos’.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡No seas imbécil! -le increpaba.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Empecé a sentirme mal. Aquella impertinente mujer le hacía advertencias ‘¡no hagas eso, no hagas lo otro, no te pongas así, no te pongas asao!’. Y cada frase la acompañaba con insultos. De pronto, seguro que era para dejar descansar la lengua, se enfrascó en la lectura de una revista, mientras el joven miraba con cándido sonreír el techo del vagón, cubierto de hollín.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    También yo
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] me iba distrayendo leyendo un periódico, y así iba matando el aburrimiento de las horas de viaje.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]El traqueteo del tren pespunteaba el silencio. Pasaban rápidos los palos del teléfono y la electricidad, y subían y bajaban los cables, culebreando en el paisaje. El vaivén iba acunándome y las ideas llegaban soñolientas a mi cerebro, desparramándose en él, como la ola cansina de la canícula sobre la playa. Pensaba que quizá era una cateta rica que había aceptado como marido a aquel gañán, ante la amenaza de la soltería. Y lo pensaba con obstinación sintiendo que las ideas se escurrían como libro entre dedos, torpes de sueño. Viajábamos a pleno día, bajo un sol de sentencia. Las ventanillas de nuestro vagón iban semi abiertas, y las cortinillas que tamizaban los rayos solares, sumían nuestro compartimento en un ámbito sofocante. El meneo del tren, que comenzaba a deslizarse sobre una pendiente, zarandeaba los[/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
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Medium ITC, serif]6[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Los recién casados entraban en el vagón del tren cuatro horas después de que saliéramos de Madrid. La novia representaba más edad que el novio: ¿treinta y pocos, quizá? Vivían en no sé qué pueblo de Ciudad Real, y se dirigían al Sur, en luna de miel. Ella parecía una aldeana con resabios de señorita marisabidilla. Su físico era vulgar: estatura baja, gruesa, cara ancha, poco pelo ojos inexpresivos y boca con labios finos. Él tendría alrededor de veinticinco: alto, rubio, manos callosas, y su rostro delataba que era algo infantil. Parecía ahogarse dentro del traje azul marino, poco holgado para su bien desarrollado torax. A cada momento se inclinaba sobre su esposa, rendido a ‘sus encantos’.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡No seas imbécil! -le increpaba.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Empecé a sentirme mal. Aquella impertinente mujer le hacía advertencias ‘¡no hagas eso, no hagas lo otro, no te pongas así, no te pongas asao!’. Y cada frase la acompañaba con insultos. De pronto, seguro que era para dejar descansar la lengua, se enfrascó en la lectura de una revista, mientras el joven miraba con cándido sonreír el techo del vagón, cubierto de hollín.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    También yo
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] me iba distrayendo leyendo un periódico, y así iba matando el aburrimiento de las horas de viaje.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]El traqueteo del tren pespunteaba el silencio. Pasaban rápidos los palos del teléfono y la electricidad, y subían y bajaban los cables, culebreando en el paisaje. El vaivén iba acunándome y las ideas llegaban soñolientas a mi cerebro, desparramándose en él, como la ola cansina de la canícula sobre la playa. Pensaba que quizá era una cateta rica que había aceptado como marido a aquel gañán, ante la amenaza de la soltería. Y lo pensaba con obstinación sintiendo que las ideas se escurrían como libro entre dedos, torpes de sueño. Viajábamos a pleno día, bajo un sol de sentencia. Las ventanillas de nuestro vagón iban semi abiertas, y las cortinillas que tamizaban los rayos solares, sumían nuestro compartimento en un ámbito sofocante. El meneo del tren, que comenzaba a deslizarse sobre una pendiente, zarandeaba los[/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]cuerpos, como a muñecos. Flameaban las cortinillas, dejando pasar a intervalos chorros de luz que mostraban el paisaje entre guiños. Se caían mis párpados sobre mis ojos. Volvía a subirlos, haciendo un gran esfuerzo, como si quisiera levantar una pesa de diez kilos con una mano sin nervios y sin músculos. ‘Sí, por eso le humilla y le desprecia’. Las ideas se pegaban a mi mente como las patas de las moscas en una de esas tiras glutinosas de papel cazamoscas. ‘Porque él representa el recuerdo enojoso de sus petulancias desvanecidas, del novio que se burló de ella, del creído señorito que la dejó plantada’. Todos esos pensamientos revoloteaban en mi cabeza, hasta que acababan por escapar, cual bandada de pájaros. Pasados unos minutos me quedé como vacío. En mi oído sólo sonaba un frufrú agitado.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]De pronto, me zarandeaban, sin escrúpulos.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Billete![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Ante
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]mí, el revisor, con esa estúpida expresión de no haberse saciado aún de interrumpir el sueño fugaz del viajero. Lo suyo era picar, y poco más debía importarle.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Despierto ya, repasé lo que había pensado y, como un reflejo, me vino a la mente Luz, que no me habría echado en cara su dinero, pero que lo tenía, y tenía además una educación y unas relaciones diferentes a las mías. Me hubiera sentido, como mi vecino de viaje, en una situación embarazosa.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Pero[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]pienso[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] que yo tenía la sensibilidad que a él probablemente le faltaba. No hubiese podido soportarlo. Y todo esto contribuía en alegrarme de no haberme apeado del tren cuando aparecían mis dudas…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Luz me había acompañado hasta la estación, y en todo el rato que permanecíamos en el andén, hablábamos de trivialidades. Hasta que sonó la señal de salida...[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Me escribirás? -me preguntó, anhelosa.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Desde luego -respondí, casi indiferente.[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Cuándo regresarás? –me preguntó, de nuevo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Ni idea –contesté, en el mismo tono anterior.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]En ese instante, puse el pie sobre el estribo del vagón y a la vez tendía la mano hacia Luz, quien, tartamudeante y nerviosa, me cogía el brazo y me decía, en una exclamación:[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Alex, por fa…vor! ¡No… te…. va…yas…![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Pero…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Al menos, no te vayas así! ¡Necesito que me digas…![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Sus palabras eran
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] interrumpida por un ruido del tren. Un chirriar de hierros y un crujir de maderas lo recorrían de punta a punta, como un escalofrío.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Por favor, Alex! ¡Te quiero…! –añadió, de pronto.[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]El vehículo longaniza empezaba a ponerse en movimiento.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Es un disparate, Luz…![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Alex! ¡Te lo suplico, Alex![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Luz d
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]aba unos pasos seguidos, sin dejar de hacer presión sobre mi brazo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Ya no me tienes miedo? –le pregunté, súbitamente.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    I
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]gnoraba por qué razón le hacía ésa estúpida pregunta, tras la que, sin duda, debía esponjarse la vanidad de una persona amada.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡No te tengo miedo, pero estaba convencida de que ibas a labrar mi desgracia! –respondió.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Pero, de pronto, aflojajaba los dedos y soltaba mi brazo. Poco después, el tren empezaba a alejarse.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Luz quedada clavada en medio del andén mirando desde sus bellos ojos, llenos de lágrimas. Entonces traté de luchar contra un sentimiento. No lo logré e inicié un movimiento para bajarme del tren. Pero parecía que una mano férrea frenaba mis piernas. Miré atrás. Luz estaba en el mismo lugar, levantada la mano con un adiós que me apenaba. Flameaban pañuelos, y la imagen de [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Luz se iba desvaneciendo entre una masa informe. De repente, el tren realizaba una pronunciada curva a la derecha. Ya no veía a Luz. La había perdido. Y la había perdido para siempre.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]


    ‘[FONT=Eras Medium ITC, serif]No, no le escribiré’. Pensaba mientras iba hacia mi compartimento. ‘¿Para qué? ¿Por qué? Mi capacidad de tortura no llega a esos extremos. No quiero abrigar falsas esperanzas’. [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Sentado ya en mi asiento, empecé a sopesar los pros y los contra, bajo un criterio egoísta, y no era precisamente una relación sentimental lo que entraba en mis planes entonces. Sabía que las cosas del querer pasaban factura. ¡Y bien que lo sabía! Pero eso no me importaba en ese momento. Seguía firme y decidido. Intentaba persuadirme a mí mismo de que nada iba a detenerme ya. A través de la ventanilla del vagón podía verse el campo, y esa imagen me reconfortaba[/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]7[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Llegamos a Sevilla con un retraso de tres horas sobre el horario previsto. El calor era asfixiante; fuego puro subía desde el suelo. Un autobús, viejo y destartalado, que repartía los viajeros, tenía su penúltima parada en el apeadero de partida de otro que era el mío. Pero ya hacía casi dos horas que había salido. En vista de lo cual, dejé mi equipaje en consigna y me lancé a la calle. Nada había tan insufrible como esa larguísima espera en una ciudad provinciana en la que no se conocía a nadie ni se tenía nada qué hacer. Para ir restando tiempo al tiempo, entré en un bar y pedí un vino y un periódico, y leí, sin enterarme de casi nada, hasta los anuncios. [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Un rato después, me hallaba de nuevo en la calle. Pregunté a una mujer, que vi por allí, si sabía de alguna fonda cercana. Ella me dijo: ‘ahí mismo; pensión Murillo’. Apenas llegué, a un tipo cano que había detrás de un mostrador le alquilé un cuarto para esa noche. Entré en él y me refresqué un poco. Luego fui a una peluquería a que me cortasen el pelo. Al cuarto de hora, otra vez al calor. Anduve un buen rato en las calles de Sevilla, entrando en todas las iglesias que hallé al paso, disfrutando en el frescor de sus naves y deteniéndome ante lienzos e imágenes. [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Pasada una hora, fui a conocer la Facultad de Medicina, y en su ambigú compré y comí un bocadillo. Anochecido ya, cené en la primera tasca que vi. Y ya sin más nada qué hacer, me aburrí soberanamente. Aún cansado, o quizá por eso, no tenía sueño, así que decidí ir a un cine. La película era pésima y abandoné la sala antes que acabase. Pero como ya estaba harto de pasar calor, me encaminé de nuevo hacia mi fonda. Ya en mi cuarto, me hallé con una cama dura y unas sábanas sucias, que habrían cobijado sabe Dios cuántos otros huéspedes. Esa noche dormí poco y mal. [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]El día siguiente era igualmente tedioso; pero, por fin, a las cinco me subí al bus que debía llevarme a 'mi pueblo’, embutiéndome entre una mujer, que llevaba un niño en los brazos, y un vejete canijo de aires cachondos que hablaba en un lenguaje bronco, pero con tan buen sentido que pasmaba.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]El viajecito, desde luego, se las traía. El asfalto, blanco de sol y agujereado como cráter, era como una pesadilla en el ardiente paisaje de los campos sevillanos. El autobús daba tumbos en los baches de la carretera, y el sol hacía de las suyas a través de las desguarnecidas ventanillas. Avanzábamos a paso de tortuga en una atmósfera de polvo y candela. El sudor pegaba la ropa a mi cuerpo.

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Hacíamos muchas y largas paradas. Cuando menos se esperaba, aparecía un pueblo blanco, que parecía deshabitado. Se palpaba el hambre, la miseria y la desigualdad. Míseros adobes junto al esplendor de cortijos de boatosas portadas, con hierro heráldico o ganadero en sus arcos, como en desafío, en guardia. Adobes que predisponían a la evocación de la caridad, la piedad. Adobes que raspaban el alma.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Acudía mucha gente
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] en cada parada: zagalas endomingadas, de[/FONT] caras tímidas, ensoñadoras del foráneo: príncipe azul con vitola de médico, abogado...; ancianas en enaguas, zagales broncos, ancianos renegridos; niños, montones de niños, de ambos sexos, desharrapados, que miraban con cándida insolencia. Algunos de ellos devoraban con los ojos la razón de su pasmo. Nunca antes me habían mirado con tan impertinente desfachatez. Llegaba incluso a sentirme molesto y con ganas de reprender a aquella contumaz chiquillería.[FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Arribamos, por fin, a mi destino a las diez de la noche. Entre el gentío de pasajeros y familiares que habían subido al autobús, me abrí paso. Bajé de aquel horno y me quedé en la carretera. Siluetas oscuras y caras raramente blancas, extasiaban junto al autobús: risas, abrazos, besos, llantos, chillidos, estrechar de manos, preguntas, respuestas… Todo un río de los sentimientos humanos se explayaba a la carta en aquel infame asfalto.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Pero, d
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]e pronto, un tipo de aspecto campechano se me acercó.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Es usted Alejandro Ceballos Munitis?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____El mismo –respondí.[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____Gusto en conocerte. Al menos al tacto –dijo y sonrió cordial-. Soy Pepe Ruiz, el forense de este pueblo –añadió.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____El gusto es mío –correspondí, estrechando la mano que me tendían.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Han bajado ya tu equipaje? –me preguntó, de pronto.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____No lo sé. Pero creo que…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Espera –se dirigió hacia la parte trasera del autobús.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Pero no te preocupes. Ya iré yo a…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]De nuevo, no me dejó terminar la frase. Seguimos a una mujer, ataviada completamente de negro, que iba delante de nosotros con mis maletas.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Te esperábamos ayer –me dijo, súbitamente.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Y así estaba previsto. Pero el tren llegó a Sevilla con retraso y perdí ese autobús –señalé con la mano.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Pienso que habrás tenido un viaje detestable –agregó.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Y piensas bien. Pero ya hice otro peor.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Olvídalos. Ahora te sobrará tiempo para descan…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Qué tal es este pueblo? –le pregunté, interrumpiéndole.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Como casi todos los del Sur. ¿No conoces Andalucía?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Nunca antes había estado en estos pagos. Nací en un pueblo de Santander y, aparte de allí, sólo conozco Madrid, en donde he vivido desde los trece años.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Pues entonces… te compadezco.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Por qué?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Ya hemos llegado a tu casa –anunció, de repente, pero sin contestar a mi pregunta.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]La mujer enlutada abrió la puerta con sus propias llaves.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Quieres entrar? –le ofrecí.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Otro día. Ahora lo que necesitas es descansar. ¡Bienvenido a bordo, doctor Ceballos! –sonrió.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Gracias por todo –respondí, devolviéndole la sonrisa.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____No las merece, hombre –sonrió de nuevo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Nos despedimos y entré en mi nueva casa. [/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]El zaguán, de suelo negro y de techo alto, se alumbraba con una bombilla de pocos vatios, churretosa por las defecaciones de las moscas. Una escalera de madera y de anchos peldaños, llevaba [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]hasta el piso superior. En la planta baja había puertas a derecha e izquierda, y un extenso pasillo desembocaba en un espacioso jardín-corral.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]La mujer de negro se quedó en el umbral de la puerta, quieta y sin hablar, esperando sin duda mis órdenes. Le hice un gesto como de que pasase al interior.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Usted debe ser Socorro –le dije, pronunciando el nombre con precaución, al tiempo que temeroso por si alguna vez lo emitía con énfasis, pudiese originar un malentendido.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Jí, jeñó dojtó. Don Pedro Rios me tuvo a ju jervijio hajta que je fue a Madrí y er tabién hajía broma con mi nombre. Pero ujté nojapure por ejo, camí no me molejta.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Cómo ha podido adivinar mis pensamientos?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Por ju cara de ujté. La mijmita der prime día de don Pedro. Pareje que lajtoy viendo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Eso lo explica todo. Es usted muy observadora.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Grajia, jeñó dojtó.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____De nada. Pero ahora vamos a lo principal. Seguirá haciendo lo mismo que cuando estaba don Pedro, si no le ordeno otra cosa. ¿De acuerdo?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Jí, jeñó dojtó.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Haga usted el favor de llevar mi equipaje a mi cuarto. Ah, y no voy a cenar esta noche.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Jí, jeñó dojtó. Locujté mande.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Me precedió en las escaleras. Crujían los peldaños, pero eso no importaba. En mi oído sólo sonaba la muletilla de Socorro: ‘señor doctor', muletilla que era como el eje de mi nueva vida: ‘señor doctor’. Quedaba ya lejano aquel imberbe que trotaba por las calles de Madrid, con un cesto sobre las costillas.[/FONT]





    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Mi pobre Alex. Odiabas tanto ese pasado tan próximo… como si te diese golpes en tus entrañas.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Entré en mi cuarto; amplio y con suelo de cemento. Una ventana ancha con postigo se abría hacia la calle. La cama era pomposa [/FONT]
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    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]y alta. Un ropero de doble hoja y una mesita de noche elevada, suponían todo el mobiliario. Me lavé cara y manos y me cepillé los dientes en un lavabo blanco. Antes de meterme en la cama, cogí un libro de una de las maletas y después recosté la cabeza sobre la almohada e intenté leer un poco. Inútil. Quedé dormido antes de acabar la primera línea de la primera página. Estaba realmente cansado y con sueño atrasado.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Al día siguiente, me levanté cerca de la una. Nunca antes había dormido tanto. Recorrí toda la casa. En la planta alta habían dos cuartos más; en la baja, se hallaban mi despacho, el comedor, la cocina, una despensa y el [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]dormitorio[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]de Socorro.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] El mobiliario era escaso y pobre. Pedro lo había ‘heredado’ de su antecesor.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Yo h
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]abía conocido a Pedro Ríos en Madrid. Tenía alquilado un cuarto en una casa, próxima a la mía, en Hortaleza, y trabamos una amistad superficial que solamente justificaba la identidad de nuestros estudios. Era un tipo un poco pesado, pero servicial. Terminó la carrera un año antes que yo. Recién terminados mis estudios, recibí una carta suya:[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]'Si te gusta este pueblo, te puedes quedar. Mi padre tiene sus influencias y con su ayuda nos estamos trabajando una plaza en Madrid, que me conviene más. Espero tus noticias. Saludos'.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    N
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]o lo dudé y le contesté aceptando. Este ‘pequeño’ detalle se lo oculté a Luz. Y no sé si hice bien o mal, pero era lo que entonces venía planeando.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]A las tres y pico de la tarde, me sirvió Socorro el almuerzo. Las viandas eran apetitosas, cargadas, quizá en exceso, de picantes y grasas que inundaban el caldo de brillantes lamparones.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Después de comer, me dispuse para salir a la calle, con la idea dar una vuelta por el pueblo, y así iría tomando contactos. Pero al verme Socorro aproximarme a la puerta de salida, levantó los brazos, como en un gesto de espanto.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡¿Va ujté de pajeo, jeñó dojtó?![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Por qué me lo pregunta?[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
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    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Je achicharrará![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Socorro se expresaba
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] en un perfecto andaluz, pero con un cierto canturreo, aspirando las ‘eses’ y transformándolas en ‘jotas’. Me hacía gracia. Veía en su forma de pronunciar las palabras no sé qué de sui géneris mimetismo. Hablaba sin rubor, como buena castiza de la provincia sevillana. Era una mujer de baja estatura, que frisaba en los sesenta, y llevaba siempre el rostro cubierto por un ajado paño negro. Sus ojos eran pequeños pero vivos, y su boca era grande, sin algunos dientes ya.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    No obstante su advertencia, n
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]o hice ningún caso y salí del salón, zambulléndome de lleno en la penumbra del zaguán. El suelo rezumaba y me envolvía un halo fresco. Abrí la puerta de salida a la calle. El deslumbrante y abrasador sol sevillano, se ensañó contra mis pupilas. Di un salto atrás. Y allí quedé durante unos segundos.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Medio repuesto, me asomé de nuevo al exterior a través de la puerta entreabierta. En la calle solitaria corría un hilo de agua sucia, cuyo, alimentado por los desagües de todas las casas, se deslizaba perezoso, originando un meandro de inmundicias y de lodo pestoso, resquebrajado por el fuego solar. A ambos lados de la calle se extendía a trozos una infame acera de cemento, probablemente ‘fruto de devaneos municipales’. Soplaba un aire caliente. Resplandecían vívidas las paredes blancas y las áureas briznas de paja de los adobes, que, bajo sus aleros, una cinta, trémula de sombra, se apretaba. Altísimos volaban los vencejos. Las golondrinas planeaban a ras de tierra.[/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Cerré la puerta y regresé al frescor del zaguán.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Qué silencio! –exclamé-. ¿Dónde está metida la gente en este pueblo? –le pregunté a Socorro.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Todió duerme la jiejta –respondió, sonriendo-. Meno argún jeñorito que va ar cajino achá ju partidita o a jugá ar dominó, y argún gandú en argún soportá –concluyó.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Prefiero la siesta a las partidas -le devolví la sonrisa, y acto seguido me fui hacia las escaleras.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
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    [FONT=Eras Medium ITC, serif]A la misma vez que subía, [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Socorro desaparecía en la sombra del soportal, con su atuendo y su perfil de estantigua.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]A causa del bochorno de la solanera y al amodorramiento de la digestión, no podía conciliar el sueño. Entonces mi memoria me recordó que me había levantado a la una. En vista de ello, me puse a pensar y pensé en mi madre, en mi padre, en 'Chotis', en Pepi, en Luz. Toda mi vida pasó por mi cabeza, cual tremolina de agridulces recuerdos. Pero la sentía lejana, como si perteneciese a otra persona distinta a este doctor que estaba a punto de dar comienzo a una nueva vida. Estaba preocupado, pero ilusionado. Hacía planes: ‘leeré, estudiaré, sin precipitación. Atenderé a mis enfermos, pasearé’. Daba vueltas en la cama. Se colaban por las rendijas de los postigos agudas hebras de luz que dejaban sobre el suelo singulares geometrías palpitantes.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Finalmente, terminé por levantarme y por bajar hasta el corral. Me llevé conmigo un libro y una silla. Había allí una majestuosa acacia. Me senté a su sombra. Resultaba casi imposible respirar, y menos aún leer en tales circunstancias atmosféricas. Además, aquella acacia estaba plagada de gorriones, que piaban entre la espesa maraña de la copa, hecho que contribuía más aún en no concentrarme en el libro.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]No obstante ello, casi dos horas enfrascado estuve en la lectura. Después, cuando el sol empezó a caer sobre el horizonte, salí a la calle. Avancé con paso lento y desemboqué en una plaza. En ese preciso momento, una mula cruzaba trotando con las orejas erguidas y balanceando la cabeza. Un carro, lleno de cántaros con agua, guiado por un zagal que arreaba al borrico, casi me arrolla. El líquido elemento se derramaba y pronto era sorbido por el suelo arcilloso, sediento.[/FONT] [FONT=Eras Medium ITC, serif]

    M
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]iré mis apuntes. El juez vivía en esa plaza. Fui a su casa y me presenté. Aún calvo y modo de hablar solemne, era joven. Había brillo en sus ojos y se podía ver musculatura. Su cara, hierática, de piel amarillenta, recordaba a una momia.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Vienes decidido a quedarte? –ésta era su primera pregunta, después de estrecharnos las manos.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
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    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____No lo sé aún. Pero si Pedro Ríos no regresa… –respondí.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____No regresará. Odiaba este pueblo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____¿Tan malo es? –le pregunté.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Como todos, con mis respetos, aburrido y sin comodidades. No hay casas con baño, y los que tenemos una con un retrete, somos unos agraciados. Y ante estas perspectivas… En realidad, este pueblo parece más ’andapilas’ que andaluz –me miró y sonrió levemente.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____En ese caso, trataremos de adaptarnos –respondí.[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____No tendrás más remedio si quieres continuar aquí.[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____De todas formas, gracias por la información -añadí[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Te deseo suerte –concluyó, y nos despedimos.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    M
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]e encaminé hacia el Ayuntamiento, para conocer al alcalde. Era un tipo tosco y frisaba en los cuarenta. Hablaba petulante, orondo de su cargo. Un primo suyo, que también vivía en ese pueblo, era escritor, y de la frecuentación de su trato quedó en la primera autoridad cierto tonillo de suficiencia y pedantería insoportables. Y no sabía por qué, pero se me atragantó.[/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Al poco de de despedirnos, fui requerido por el tesorero, ¡que trabajaba por las tardes!, y me notificó que mi sueldo era de 2.600 pesetas, teniendo ese Ayuntamiento por norma pagar la mitad a primeros de mes y la otra a finales. Y me entregó 1.300 pesetas. Mientras salía, vi que allí mismo se hallaba la oficina de Correos y, sin pensarlo, cogí un impreso de giro y lo rellené con los datos de mi prima, la hija mayor de 'Lopadres', [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]y le envié 60 duros; el triple de lo que juré que iba a enviarle. No quise poner señas en el remite. Sólo: ‘de Alex’. Estaba decidido a evitar todo tipo de contactos con mi pretérito.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Y y
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]a de nuevo en la calle, en la plaza me senté en un banco que había a la sombra. Todos los edificios ofrecían una heterogénea complejidad: casonas antiguas, adornadas de escudos con sus salientes apoyados sobre fustes de piedra, desgastadas por la intemperie. Casas modernas, de pésimo gusto, con columnas de hierro. Muros, descansando sus pesadumbres sobre troncos sin devastar…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Al cabo de un rato, me levanté y empecé a caminar en una calle sórdida con pequeños adobes. Sobre los medios, habían algunas mujeres que cosían ropa incosible, sentadas en sillitas de enea. Un anciano se hallaba fumando, echado contra una pared y con los ojos puestos en el cielo, palpitante de estrellas próximas. Y también correteaban por allí, niños y niñas, desaseados, entre nubes de moscas, que zumbaban por todas partes. Los adultos me saludaban cuando me cruzaba con ellos. Pero después se oía a mis espaldas un cuchicheo. Sin duda, todo el pueblo sabía ya quién era el médico nuevo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Anochecía
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]. ¡Maravilla! En las ciudades se vive de espaldas a la Naturaleza, sin más estrella que el remedo trasnochado de los anuncios de neón. Fruía de la belleza del crepúsculo. Me detuve. En los tejados de las casas más alejadas, parecía apoyarse una capa tiznada de negros brochazos. Podían verse, aquí y allá, la torre románica de una iglesia, el campanario de otra, adornado de estática cigüeña, cuya recortaba su perfil en el firmamento. Un aire cálido traía un revuelo de briznas de paja y polvo de las eras. Se encendía al rojo vivo los cristales. Y, súbitamente, la noche cazaba el día, delicadamente, como una mano cóncava enguantada en negro. Las calles parecían llenarse de misterios. Se desparramaba sobre ellas la luna. Sombras trémulas, blanca luz. Mozos y mozas, y 'parejas resbaladizas', se cruzaban entre risas contenidas. Había un algo de amorío picante en los quicios de las puertas y en los soportales. Algo que se pegaba a la piel, provocando precipitación en la sangre. Lejano ladraba algún perro. Cercano maullaba algún gato…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    C
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]rucé la plaza entre corrillos de gentes, que cortaban las charlas para mirarme con desfachatez. Los reté con los ojos y apartaban los suyos. En una cafetería próxima atronaba una gramola.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Pero para ser mi primer día en el pueblo, pensé que ya bastante había visto y hecho. Me dirigí hacia mi casa. Pero hacia el final del trayecto, me crucé con una mujer, que casi ni la miré, pero después me giré en redondo y me recreé. Quedé boquiabierto. ‘¡Dios, qué hembra!’, exclamé en voz baja, sin poder ni querer reprimirme. Pero creo que ella no se dio cuenta ni escuchó lo [/FONT]
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    [FONT=Eras Medium ITC, serif]que había dicho.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]____¡Mandagüevo con er matajano nuevo! –exclamó, de pronto, una vejancona que en ese preciso momento pasaba junto a mí y que, al parecer, sí se había percatado de lo que dije.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Me detuve y la miré largamente, azarado pero desafiante. Poco después, no obstante, seguí mi camino, no estaba por la labor de enfrentamientos innecesarios. Ya en mi casa y en mi cama, me puse a pensar en aquellas piernas, aquella melena negra, aquel cuerpo… y todo ese conjunto se amancebó en mi cabeza por mucho tiempo antes de poder conciliar el sueño. Aquella mujer, que joven parecía ser, era, sin duda, muy diferente a cuántas otras había visto con anterioridad[/FONT]
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    [FONT=Eras Medium ITC, serif]8[/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]
    En
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] mi primera semana en el pueblo, recibí visitas importantes. El alcalde, el juez, el cura, el farmacéutico y varios ricachones del lugar vinieron a mi casa. La amabilidad con que me trataron era abrumadora, y culminó con la de las señoritas solteras y las solteronas, quienes, entre risitas, melindres, poses y gestos, me lanzaban miradas incendiarias. Y frente a tan unánime solicitud, quise corresponder. Aquellas relaciones eran para mí como una necesidad, como el marchamo de una nueva vida que estaba a punto de comenzar. Además, como las diversiones eran nulas, y escasa la gente con quien tratar, me incorporé ‘al grupo selecto, ante la enervante acometida del tedio cotidiano.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Lola vino también, acompañada del forense y su esposa y de la hermana de éste, Rita. A cargo de Lola se hallaba el colegio de las niñas.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]La belleza de Lola, que ya había podido contemplar la noche del día siguiente de mi llegada, de nuevo volvía a producirme una mareante impresión. Y no sólo era belleza. Tenía, además, una conversación amena y culta, una sonrisa luminosa, y algo más hondo que atraía poderosamente. No sabía si era bueno o malo, pero daba lo mismo; como al drogadicto la droga, al jugador las cartas o al borracho el vino. Solamente sabía que era intenso e ineludible; luz en ella, sombra en los demás. Nunca antes una mujer había despertado tanta admiración en mí. Era poseedora de una extraña mezcla explosiva que desarmaba a cualquiera; podía ser al mismo tiempo la más sensual y la más ingenua, tal vez deliberadamente, tal vez conscientemente, aún no lo sabía. Pero sí sabía que su dulzura, mostrada y demostrada a quienes la rodeaban, parecía certificar una felicidad eterna.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Era alta altísima, guapa guapísima... un auténtico palmito ‘10’, pulverizador del mítico ‘90-60-90’. Piel morena y ojos con unas extraordinarias pupilas grises que recortaban con fuerza sobre el fondo blanquísimo del globo ocular. Boca, ni grande ni pequeña, con dientes blancos y perfectos y labios carnosos y sensuales. Pero aún todo eso, que, evidentemente, no era poco, tenía unos[/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]pechos erguidos y proporcionados y un pelo negro azabache que daban más encanto, si cabía, al conjunto. ¡Sí, sí, pasóse Dios con la maestrita![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Lote inquietante el de Lola; mirándola de lejos, sus ojos parecían blancos, pero mirándola de cerca, irresistibles. Su espectacular figura dejaba en el ánimo una invencible sensación de ansiedad, de insistente deseo, como esos de las modelos esculpidas por eminentes escultores.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Hablamos de muchas cosas esa tarde. Su voz recordaba a la de Luz, pero más cálida. Quizá Ruiz me refiriría las epidemias en el pueblo; su mujer hablaría de sus hijos, de las preocupaciones caseras. Rita, de algunos libros, y me preguntaría si me gustaba el pueblo, si me iba a quedar… Quizás ocurrió todo eso, a cuyo aventuré una breve respuesta, o lo rubriqué con leves sonrisas, pero si lo hice fue maquinalmente, prendido en la voz cantarina de Lola. Cuanto Lola me decía se esparcía en mi cerebro; lo que decían los demás, apenas si golpeaba mi cráneo como un rumor de aguacero. Lola era todo un Niágara en palpitaciones.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Y no era yo el único que la escuchaba embebido; el forense, su mujer y Rita, quedaban extasiados. Mientras la miraba, Ruiz me guiñaba un ojo, como preguntándome... ‘¿qué te parece lo que tenemos aquí?’. Y las otras mujeres me miraban, como tratando de arrancar de la expresión de mis ojos mi impresión. Pero, aun tanto bueno junto, me parecía que en medio de todo brujuleaba una sombra imperceptible de inquietud…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Los últimos días de esa semana, el forense me orientó sobre los intríngulis médicos locales. Pero, más tarde, como el trabajo era escaso, me dediqué a visitar los tesoros artísticos de ese pueblo. [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Todo se hallaba abandonado. De las seis magníficas iglesias, dos de ellas habían caído ya y las otras aún aguantaban en pie, pero amenazaban desplome, aunque todos los interiores conservaban vestigios de un pasado esplendoroso. Cristos y Vírgenes, empero sólo estaban ajados. Cuadros, de detonante pintura y de confuso dibujo, estaban rotos. Láminas de Santos habían sido arrasadas por la humedad e iban desprendiéndose hasta quedar colgando, [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]pechos erguidos y proporcionados y un pelo negro azabache que daban más encanto, si cabía, al conjunto. ¡Sí, sí, pasóse Dios con la maestrita![/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Lote inquietante el de Lola; mirándola de lejos, sus ojos parecían blancos, pero mirándola de cerca, irresistibles. Su espectacular figura dejaba en el ánimo una invencible sensación de ansiedad, de insistente deseo, como esos de las modelos esculpidas por eminentes escultores.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Hablamos de muchas cosas esa tarde. Su voz recordaba a la de Luz, pero más cálida. Quizá Ruiz me refiriría las epidemias en el pueblo; su mujer hablaría de sus hijos, de las preocupaciones caseras. Rita, de algunos libros, y me preguntaría si me gustaba el pueblo, si me iba a quedar… Quizás ocurrió todo eso, a cuyo aventuré una breve respuesta, o lo rubriqué con leves sonrisas, pero si lo hice fue maquinalmente, prendido en la voz cantarina de Lola. Cuanto Lola me decía se esparcía en mi cerebro; lo que decían los demás, apenas si golpeaba mi cráneo como un rumor de aguacero. Lola era todo un Niágara en palpitaciones.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Y no era yo el único que la escuchaba embebido; el forense, su mujer y Rita, quedaban extasiados. Mientras la miraba, Ruiz me guiñaba un ojo, como preguntándome... ‘¿qué te parece lo que tenemos aquí?’. Y las otras mujeres me miraban, como tratando de arrancar de la expresión de mis ojos mi impresión. Pero, aun tanto bueno junto, me parecía que en medio de todo brujuleaba una sombra imperceptible de inquietud…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Los últimos días de esa semana, el forense me orientó sobre los intríngulis médicos locales. Pero, más tarde, como el trabajo era escaso, me dediqué a visitar los tesoros artísticos de ese pueblo. [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Todo se hallaba abandonado. De las seis magníficas iglesias, dos de ellas habían caído ya y las otras aún aguantaban en pie, pero amenazaban desplome, aunque todos los interiores conservaban vestigios de un pasado esplendoroso. Cristos y Vírgenes, empero, sólo estaban ajados. Cuadros, de detonante pintura y de confuso dibujo, estaban rotos. Láminas de Santos habían sido arrasadas por la humedad e iban desprendiéndose hasta quedar colgando, [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]como pingajos. Y todo ello ante la incuria e indiferencia de toda la gente del lugar. [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Un día fui a ver la semi destruida muralla románica, construida con materiales indeterminados. Emocionaba aquella venerable mole, que seguía allí, inhiesta, desafiando el paso de los años y la insolencia de los lugareños, que hurgaban en sus entrañas y arrancaban sus vigas para soporte de sus adobes. Me paré para contemplar y recrearme en sus históricas puertas; intactas, aun sus torres cuarteadas, evocando un pesado y lento caminar de los antiguos guerreros y un entrechocar de recias armaduras.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Ruiz, que conocía a grandes rasgos la vieja historia del pueblo, aunque un poco fantaseada, me contó algo sobre los asedios de las tropas enemigas, las capitulaciones y las presiones de los pioneros foráneos, de las sublevaciones y las algaradas de los parias, de las infamias de los incultos…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Aunque había adquirido ciertos conocimientos de literatura y de arte a través de las someras clases del bachillerato, propendía a disfrutar de todo lo que estaba viendo, precisamente por mi espíritu contemplativo. Y, más tarde, llevado de una afición, que si ya la había en mí se exacerbó en aquel poblachón sevillano, cargado de historia, me entregué sin demora a la lectura no sólo de medicina, también de arte, filosofía, literatura, historia, y de cuanto se ofrecía a una curiosidad que no había podido saciar en mis años de estudiante. Entonces descubrí, para mi sorpresa, un poder de asimilación que me permitió tener, en un corto espacio de tiempo, un vasto depósito de cultura.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Y sobre la psicología de la gente del pueblo, no me resultó difícil hacerme cargo; vivían en la más mísera postración cultural. Pero entre los funcionarios hallé algún ilustrado pero su acervo no era enriquecido desde terminados sus estudios. Todo conocimiento posterior permanecía virgen. Sorprendía no ver en algunos una inquietud intelectual o artística. Sólo eran reos de los asuntos de la política, incluso en esto especulaban mezquinamente. Lo que sí les llegaba eran informaciones de las corridas de toros, santo y seña de toda charla enjundiosa, sin descartar, por supuesto 'la comidilla', abracalabra de las expansiones más placenteras.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]En aquel pueblo n[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]o recibían libros ni revistas culturales. Recibían solamente algunas gacetas de modas. Ruiz, que era un hombre culto, todavía no se había preocupado ni ocupado en renovar su dossier técnico, y la rutina más grosera presidía sus diagnósticos Tan pronto empecé a emplear una buena parte de mi sueldo en la compra de libros y en diversas revistas culturales, el asombro, entre la gente de mi grupo, era general, y el reproche reiterado. Pero, con una voluntad inquebrantable, yo a lo mío, a lo que me había propuesto desde mi salida de Madrid. En absoluto admitía el más mínimo consejo sobre lo contrario. [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]La fuente del tedio y la apatía cotidiana, solamente llevaba dos corrientes: el trabajo, muy duro y agotador para los agricultores, abatidos por la rutina de los métodos medievales de cultivos, y enojoso y apático para los funcionarios, únicamente trampolín para opciones de mayores ingresos; y el ocio, que no tenía más horizonte que las partidas de cartas, a veces con puestas muy crecidas, y las pantagruélicas cuchipandas. [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Y en el tedio maligno,[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] de sequedad material y espiritual: sequedad en los campos de cultivo, a la sazón en las billeteras, y sequedad en las almas: en consecuencia en los espíritus, surgía a cada momento un río de rencores, de intenciones perversas, y siempre andaban sueltas en las calles del pueblo las furias. Producía aquella localidad la angustiosa sensación de esos lugares que nutren las páginas de los sucesos en los periódicos con horribles asesinatos.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Con el transcurrir del tiempo, y con el afán por mi parte de saber y conocer a grandes rasgos la idiosincrasia de las personas con las que tenía que convivir, encontré algunas oportunidades de descubrir enconos antiguos, viejas rivalidades, odios heredados. La murria cotidiana predisponía a los chismes y a la violencia. La flaca cara de la avaricia hacía súbita aparición y peleaban como tigres hermanos contra hermanos, pugnándose patrimonios y herencias. Las mentalidades empezaban a ser puntillosas y las pasiones oscuras. Pesaba en el ambiente un ánimo belicoso, de eternos pleitos. Nada menos que cuatro ‘arpones’ de la curia jurídica andaban de caza y captura en el pueblo: dos abogados y dos procuradores tenían sus bufetes allí, y no daban abastos: juicios por insultos leves, por deudas irrisorias. Tanto lo más grave como lo más baladí, servía de pretexto para iniciar un [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]juicio. Los rencores, las malaleches y las envidias infartaban los espíritus y un simple roce verbal, hacía nacer terribles deseos de venganza.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Ante tan inquietante panorama, superior a cuantos de igual índole había visto nunca, a partir de entonces empecé a observar a Lola con sobresalto. La maestra se hallaba inmersa en un medio hostil, del que ignoraba si era consciente [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Es más que sabido que cientos de dramas se han nutrido de la oposición de un hábitat mezquino e ignorante frente a la persona selecta. Y la realidad, siempre ha sido más exhaustiva que la ficción[/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif][/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]9[/FONT]
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    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif][/FONT]
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    [/FONT]
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]El sábado de esa misma semana, Ruiz vino por la mañana a mi casa para invitarme a una excursión que pensaban hacer por la tarde a una finca suya, sito a dos kilómetro del pueblo. Acepté en el acto. Sin duda, quería adaptarme cuanto antes a todos los ambientes del pueblo y a sus respectivos condicionantes.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Salimos luego de almorzar. Siete en total: Ruiz y su esposa, el registrador y su mujer, Rita, Lola y yo. Ruiz mandó aparejar un carricoche con toldo, tirado por tres mulas, en el que cupimos sentados, apretados. La carretera nos acogió con cascabeles y risas jubilosas. Despreocupados, no notábamos el calor. Lola, frente a mí, llevaba en la cabeza un pañuelo de gasa, que sacó de su bolso. Podía verse del todo su blusa rosa con unas mangas cortísimas, ‘improcedentes’ para un pueblo. Miraba sus brazos, de carne adolescente. Siempre me había conmovido la fragancia de la adolescencia. Lola tendría entonces unos veintiséis años, pero conservaba la turgencia de la pubertad. Miraba la tersura de su piel, el brillo de sus ojos, su boca, su pelo… ‘¡Maravilla!’, pensé, y sentía un deseo de besarla, de acariciarla. No sé si ya entonces con amor; besarla dulcemente, como a una niña, y dar gracias por su belleza, su lozanía, por ese vaho primaveral que envolvía y que se entregaba, proporcionando un indescriptible bienestar.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]La carretera estaba solitaria. En las eras se había interrumpido la labor, y los silos estaban cerrados por imperativo implacable del astro rey. Las eras eran numerosas y significaban el mayor sustentáculo financiero del pueblo. Colgaban de su pecho como un Toisón de Oro.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Dejamos el asfalto y nos introdujimos en un camino entre eras. Pasamos tan cerca de una de ellas que vimos caer una catarata de paja sobre Ruiz. A unos doscientos metros, un hombre y una mujer sesteaban a la sombra de un árbol. Ruiz paró el carro, se bajó y les habló, a la vez que se levantó del suelo un perrazo, que ladró durante unos momentos, sin ganas, sólo para cumplir con su cometido de guardián, pero al poco volvió a echarse,[/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
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[FONT=Eras Medium ITC, serif]jadeando, con un palmo de lengua escarlata entre los dientes. Próximos al perrazo, dormían dos niños con piernas rollizas y guarreadas. El perrazo los miró, los palpó, como un centinela y, finalmente, metió la cabeza entre las patas delanteras. Luego siguió con la vista el carricoche, mientras nosotros nos íbamos alejando.
    [/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]El carril estaba lleno de baches, de piedras y de hondas rodadas secas. El carro daba tumbos bruscos y entrecortados como hipo. Teníamos que sujetarnos y hablábamos y reíamos excitados. De lo que hablábamos no lo recuerdo, trivialidades supongo. Oía sin escuchar, lo mismo que en la visita que me hizo Lola, que su voz sorbía mi atención, y hasta sus palabras me resultaban difíciles de entender. Su voz no; era como una música, como un canto, y la letra se perdía entre la música y el canto.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Junto a mí iba Rita: rubia, ojos verdes, labios carnosos, y veinte años. Se volvía hacia mí, me hablaba al oído, su cuerpo pegado al mío, y esos brincos del carricoche, tan propiciatorios para el contacto, para el deleite. Un roce casual y a la vez inocente que causaba hervor en la sangre. Mi imaginación cambiaba a Rita de lugar y sentaba a Lola a mi lado; su cuerpo ya allí, mi brazo en su cintura. Me sentía en una nube, pero no sabía de qué color...[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    De pronto,
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] Lola se agarró a uno de los varales del carro. Parece que la estoy viendo, y con igual emoción, y hasta he desviado los ojos, como entonces, con pudor. Aunque en verdad no sabía si era pudor o la sensación de estar robando una intimidad que no me pertenecía. Breve la vacilación. Disfrutaba del hurto. Y si desvié de nuevo la mirada era porque la tensión me dañaba. Y por ternura también.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] De nuevo[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] se me había hecho niña, como cuando una niña enseña los muslos y conmueve, por la ausencia de malicia, esa puerilidad.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]No miraba sus manos y brazos, derramaba la vista sobre ellos, y sobre sus codos, tan delicadamente arropados. Las mangas de su [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]blusa eran cortas y amplias y, al fondo, ese leve trecho que desemboca en las axilas de risitos negros, tiernas como un nido y de un olor a gloria. El nacimiento de los senos, el color rosa de [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]la blusa, con el traqueteo del carricoche golpes de luz entraban bañándola de resplandor. La veía tan avasalladoramente mujer y tan avasalladoramente niña al mismo tiempo, como si enseñase deliberadamente un retazo de su intimidad, como si lo enseñase cándidamente.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Cruzamos junto a un viñedo, y sus viñas se abrían en el campo, como un oasis. Soplaba un aire que hacía que se encrespasen las hojas. Parecían mirarnos inocentes los ojillos de las uvas, y a la vez como contagiados de la picardía próxima del vino.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]____Ya llegamos –dijo, de pronto, Ruiz.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Empezamos a bajarnos 'del carro mejor del mundo'. Cortés, di la mano a Rita: pesada, vulgar. Después a Lola; era tan suave que la retuve unos instantes. Suave y ligera como gacela. Las manos de las señoras, ásperas, pero con su ternura también: manos de madre.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Era una finquita cuidada. Había un huerto y una casita, como en un cuento de hadas. En la zona alta, un pozo y una casuca de madera para cobijo del perro. En la zona baja, frutales sin fruta y con hojas abrasadas por el sol que proyectaban como un colador sombras agujereadas de luz. En los medios, una franja de pastos secos, donde dos pinos, altísimos, levantaban sus copas hacia el azul.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Lola y Rita
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] llevaron hasta la casa la cesta con la merienda, una gramola y otros bártulos. Los hombres nos encajamos gorras camperas y las mujeres se anudaron en la cabeza pañuelos de colores.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    L
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]a esposa de Ruiz cogió un cesto vacío, y todos nos fuimos con ella hacia las viñas. Ya estaba madura la uva temprana del lugar. Cruzamos por entre los bancales de hortalizas, cuyas parecían arrimarse al pozo, como son sed, como si supieran la cercanía del agua.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]Íbamos arrancando racimos de uvas, casi translúcidas; llevaban dentro ese licor dulzón. Todos las probamos, y sus granitos se [/FONT]
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]iban rompiendo entre los dientes, como unos chasquidos. Lola levantaba un racimo, lo ponía junto a su cara y sonreía jubilosa, como ebria. Sus tersas mejillas, las restellantes uvas: la misma lozanía. [/FONT]


    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Recorrimos el viñedo. Zumbaban pesadamente esos insectos libadores. [/FONT]El sol era fuego, pero soplaba un aire apacible. Nos hallábamos alegres y, no sabíamos por qué, excitados cuales jóvenes bovinos entre el verde chillón de las hojas. Miraba el busto de Lola mientras su cuerpo estaba de costado, inclinado sobre las vides; la gravidez de los racimos, los senos: lo mismo, con su mismo dulce peso. Iba de aquí para allá, reía, hablaba... Todo era natural en aquella mujer y, sin embargo, para mí, que había una intención misteriosa. ¿Pero qué intención? No sabía. No me había detenido a pensar en eso. Uno no piensa cuando siente intensamente. Sólo sé decir que me sentía como reo en una extraña felicidad. La miraba, ahora se encontraba en pie, demasiado en pie para la perfección de su cuerpo, como una diosa, que imponía, que oprimía, implacablemente. Se inclinaba, y la falda se ajustaba a su cuerpo, hasta que de pronto, toda ella recobraba de nuevo su perfil humano.[FONT=Eras Medium ITC, serif]
    [/FONT]

    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Enseguida rebozó de uvas el cesto, y todos nos fuimos hacia los pinos, que proyectaban sobre el suelo círculos de sombras. Los hombres nos echamos sobre ésas geometrías, y las mujeres se sentaron, cruzadas las piernas. Mientras tanto, el sol iba lento hacia Poniente, a la vez que las sombras se cargaban de frescor, mitigando las llamaradas del sol. Pasados unos minutos, Ruiz y yo recogimos en la casita el cesto con la merienda y la gramola. La vianda estaba exquisita. Luego contamos anécdotas y reímos de ese modo tonto de gente feliz. Juan, el registrador, nos contó un chiste, subido de tono. Su mujer, ruborizada, le dijo que no lo había comprendido, pero que le había parecido grosero. Quería contarlo de nuevo, pero Antonia –que así se llamaba su esposa- le cortó el rollo.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

    Luego
    [/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif] bailamos. No sabía bien, pero me defendía. Primero invité a Rita, y no sabía si hacía eso por no demostrar una preferencia delatadora por Lola, o por incitarla hacia mí. Probablemente, era lo primero.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
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  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado mayo 2016
    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Esa táctica de seducción la vi y la aprendí de Veva, la hija menor del ya desaparecido Don Isidro, dueño de 'Chotis' ‘¿Seguirá en la prostitución?’, pensé, pero enseguida volví a esa actualidad. Las opiniones ajenas me han sido casi del todo, y tal vez sin 'el casi', indiferentes. Como cuando de niño comía algunas golosinas y la mejor la dejaba para el final. ‘Ésta de postre’, me decía para mi interior. Y con ese metodismo infantil: ‘Lola de postre’.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]

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    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Iba mirándola, mientras guiaba con torpeza a Rita en el suelo, por añadidura irregular. Bailamos las tres parejas. Lola sonreía, cruzadas las manos sobre las piernas, apoyada la barbilla en las rodillas, y desde esa postura nos enviaba miradas a través de sus increíbles ojos. Seguidamente, bailé con ella.[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
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    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Y no sé si ya entonces fue que me enamoré. Puedo dar aspectos nuevos a mis emociones; explicarlas no. Había oído decir que las personas experimentan en el baile, sólo el placer de bailar. No lo sé. Había bailado poco y sería así; es lo civilizado. Bailé con Rita como un ser civilizado y como tal había bailado con otras chicas. No con Lola, y ello me llevó a pensar que ya estaba enamorado Pero no sé ver claro en esto. La llevaba entre mis brazos con una súbita ternura que había aparecido en mí. Que piensen lo que quieran sobre el placer de bailar, pero si se tiene estrechada a una mujer, que ya se ama o que se va amar inminentemente, no sé qué sentirá quien baile por bailar. Pero nada de pensamientos maliciosos. Si la castidad puede ser candorosa, eso era lo que yo sentía: los cuerpos juntos, mi mano en su cintura... me ahogaba la emoción, y la sangre hervía en mis venas, castamente, como un fuego purificador. Que me juzguen como prefieran, pero hay deseos sanos. Si no lo son antes del sacramento del matrimonio, tampoco después. Puede que sean legítimos. Ardiendo de deseo pero libre de concupiscencia, así estaba. Pero no sé explicar esto mejor. La palabra es a veces indomable, confusa…[/FONT][FONT=Eras Medium ITC, serif]
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    [FONT=Eras Medium ITC, serif]Antes de que hubiera acabado esa pieza, dejamos de bailar. Me disculpé, como siempre en esto, achacándolo a mi torpeza. Pero la realidad era que no me encontraba con fuerzas para resistir de nuevo aquella brutal tensión. No se podía llevar un sol entre [/FONT]
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