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Otra rola

jimbodosjimbodos Pedro Abad s.XII
editado mayo 2016 en Narrativa
Ya no deseé escribir en este foro porque nadie critica mis pendejadas. Sin embargo, prometí otra rola y aquí esta.


…Me llamo Juan.

Es 21 de Julio de 1969.

Mi abuela y mis padres… todos en el puto vecindario están viendo la Televisión. Neil Armstrong pisa la luna. En la casa del Loco se ha descompuesto el televisor, sus padres corrieron a la mía para ser testigos.
This is the end… my beautiful friend… the end…

El Loco me lleva al patio de su casa y me enseña el pequeño… firme… y hermoso pene. Yo me bajo los pantaloncillos cortos y la trusa, también mi aparato esta duro como el bastón de la abuela… le chupo… mi verga esta tambaleándose, me la frota suavemente, mientras su cosa sigue creciendo en mi boca. Estoy por convulsionar y lo empujo a unas tablas. Se queda sentado con la verga firme como el asta de la escuela… me siento sobre él…lo quiero sentir más adentro… me levanto y me vuelvo sentar en su verga varias veces… es… hermoso…

Ride the snake… ride the snake…


Cruza sus brazos sobre mi estomago, no puedo levantarme. Me arremolino… doy vueltas con mi culo en su verga… me siento feliz…

The snake is long… seven miles… ride the snake…

Ha sido la tercera ocasión, y tampoco se corrió.

Lo hicimos por primera vez, un día que mis padres no se encontraban en la casa y Magdalena barría, canturreando una canción de la Janis… la pequeña bata transparente bailaba en sus nalgas; entonces, mi amigo se encerró en el baño hasta que fui a llamarle después de algunos minutos. Abrió la puerta y rápidamente me encerró con él. Me besó en la boca y yo le correspondí… restregó su cuerpo con el mío sintiendo un goce mayor. Me agaché para besarle la verga, pero me levanto poniéndose a mis espaldas y de un tirón bajó mis pantalones. Empujó la verga hasta que empecé a sentir un poco de dolor… me lamentaba de placer… pero el Loco no lo comprendió.
This is the end… my only friend… the end…

Se escucharon aplausos, conquistábamos la luna.

-Es una mierda esto. –dijo mi amigo.
-Cual mierda. –le pregunté.
-Ya tenemos doce años.
-Yo todavía no los cumplo.
-Tengo que hacerlo con una mujer… no soy puto… no soy judío.
-¿Somos judíos?
-Todo el que peca es judío… dice mi madre.
-También la mía.
-Somos hombres ya no lo volveremos a hacer. –Sentenció.
-Nos buscamos una novia… Virginia quiere ser mi novia –dije sin pensar.
-A mi gusta Lydia… pero… yo no le gusto a nadie.
-Enséñales la verga.
-No soy un judío.
-Dale con esa mierda… No hicimos nada malo.
-Que harían tus padres si se enteraran.
-Mi madre… tal vez lloraba… y mi papá no sé… seguiría escuchando a Elvis.
-Te daría una paliza, eso haría el mío.
-No…a él… solo le preocupa que el tocadiscos funcione.
-Acabemos el trabajo de la escuela… si no… no tendremos el certificado.

Caminos a la mesa del comedor para seguir con el dibujo de los héroes nacionales que expondríamos en la graduación de sexto año. El silencio se rompió cuando los padres del Loco, llegaron emocionados por la hazaña de la que fueron testigos.

-Ah, grandioso... –dijo aquel hombre empuñando la cerveza.
-Fue… fantástico, creo. –halló respuesta en su mujer.
-Niños, hubieran dejado de hacer esas tonterías para ser testigos.
-Nunca volverá a suceder algo igual.
-Nosotros hicimos algo más estupendo. –Dejé a mi compañero al lado de sus padres… ya se encontraban borrachos.



Acabó el Santo Rosario.

Es viernes por la tarde. El Loco y yo cargamos con los cirios, y éramos cómplices en la burla, observando como de rodillas Ángel -que quiere ser sacerdote- extasiado y con el culo levantado se miraba provocador, balanceando inmisericorde el incienso. Mientras, Chano el Simio le ponía la estola y casulla al cura, Toño tocaba con desgano la campana en la desolada celebración.

Los cinco nos quedamos solos en la sacristía, luego de que el padre Esparza terminó, olvidándose de su jeta hinchada por la costumbre, salió a comprar billetes de la Lotería Nacional. Pedrito, el sacristán estaba de novio con la del aseo, en los dormitorios de los vanguardistas. Ángel permanecía parado en medio de la diminuta habitación, asumiendo la condición de mártir.

-Siéntate aquí… -jaló Chano al compañero para sentarlo en sus piernas.
-No… no… mejor aquí. –De inmediato se levantó de las piernas de Chano, quien mudando su rostro de simio a indio salvaje se lamentaba-. Que bonito tocaste la campana, pero la sotana es para cubrirse todo el cuerpo hasta la suela de tus viejos tenis. -El güerito Ángel fue a restregarse en las piernas de Antonio, el más alto de todos, y este lo amarró con sus brazos.
-¿Te gusta? –le dijo Toño apretándolo con ganas y olvidando sus viejos tenis sin suelas; el futuro sacerdote movía el culo con gracia.
-Préstamelo…-Ahora el Loco, lo jalaba para ponerlo sobre mis piernas.
-A Juan no se le para. -Dijo burlándose Ángel.
-¿Quieres que te meta la verga? –le murmuré al oído.
-Vamos a los dormitorios del salón de las vanguardias –alguien propuso.
-No, allá están Pedrito y…
-No… Mejor vámonos… ya han de haber acabado…
-¿Y si nos encuentra aquí?
-Va a pensar que nos quedamos a robar las limosnas.

Nos desnudamos los cinco en las regaderas de los vanguardistas cuando ya estaba oscureciendo. No había luz eléctrica y la verga de los cuatro estaba firme para el regocijo de Angel.

-Cristo Bendito… de uno por uno. –Exclamó emocionado.
-Rápido, que aquí espantan –dijo el Loco, empujándole toda su carne, pero Angel logró zafarse a la segunda embestida, haciendo la gran rabieta, mi fiel amigo.
-No, no… primero Toño.
-¿No no vamos a bañar? –repuso Antonio.
-Ya no se ve nada… hagámoslo ya. –dijo el Loco abrazándome por detrás.
-Ya chingátelo… y los demás nos hacemos la puñeta… pero ya, hay que irnos -encaro Luciano a Toño y empezó a jalársela.
-Si… si… vámonos ya. –dije sintiendo la verga de mi amigo en mi trasero… hubo un silencio quejumbroso… enmudecimos… pero los cinco estábamos felices en el salón de las vanguardias de Cristo.
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