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Una historia milenaria

Alejandra Correas VázquezAlejandra Correas Vázquez Gonzalo de Berceo s.XIII
editado diciembre 2015 en Histórica
UNA HISTORIA MILENARIA
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(Primer enfrentamiento real entre
arios y semitas en tierras del Medioriente)

por Alejandra Correas Vázquez

Estamos en tiempos de Abrahan, encontramos a nuestro personaje como integrante de una curiosa guerra multinacional, que antaño entusiasmó a los exegetas a causa de que participaban en ella los reyes de aquellas ciudades deslumbrantes llamadas: Sodoma y Gomorra... Las cuales, sabemos, produjeron un delirio de siglos. Esta guerra es para nosotros uno de los más acabados puntales históricos de la Biblia.

La encontramos en el capitulo 14 del Génesis. Son nueve reyes. Una Enéada. Número simbólico entre los antiguos. Se han dividido en dos bandos. El primero de los bandos se halla compuesto por reyes arios (los invasores) y el segundo bando por reyes semitas que se rebelan contra la opresión de los primeros (o sea los invadidos reaccionan) y que son aliados de Abraham.

El antiguo ciudadano de Ur que estudiaba las estrellas, el matemático y astrónomo, se ha convertido ahora en un militar. Su gesta lo llevará a vengar a Ur su ciudad de nacimiento, devastada por la invasión aria (2006 AC fecha arqueológica) de los largos años de cautiverio en Harrán, y de su peregrinaje incierto. Tiene sobre todos los otros orientales una ventaja mayor, pues Abraham conoce a los iarios ya que vivió entre ellos como cautivo, ha padecido su rigor y debió emigrar de la bella Caldea hecha cenizas. Es la persona mejor preparada para enfrentarlos.

Esta filiación aria del primer grupo se establece en comparación con el texto bíblico y los datos aportados por la arqueología, en el análisis moderno. De estos reyes invasores el más sugerente es:

“Tidal rey de Goim...”

Y a quien en la traducción del hebreo al castellano, hecha por Casiodoro de Reyna (un rabino español emigrado a Inglaterra luego de la expulsión de España), que es la más antigua en lengua castellana, se lo llama “Tidal, rey de naciones”.

Tengamos presente que la colectividad hebrea actual llama siempre “Goim”, a quienes no pertenecen a ella. Y por lo tanto es un buen índice para rastrear la nacionalidad de Tidal, al que podemos así identificar como uno de los primeros reyes hititas en contacto con los invadidos, el cual aparece en la lista de reyes del Imperio Hatti, (hitita-heteo) con el nombre de Tudhala. Podemos ver que son las mismas consonantes, tal como se escribe el hebreo o el árabe, sin vocales.

Puede decirse que para el cronista bíblico Tidal o Tudhala capitaneaba una coalición de invasores depredadores (eran Goim, por tanto no semitas) a los que Reyna llamó naciones. Este hecho ha llamado la atención y James C. Muir es muy preciso. Según él la toma de Babilonia por los hititas durante aquel período con todo su desastre involucrado, se encuentra detallada en las crónicas conocidas como Tablillas de Spartoli. En ellas encontramos la referencia buscada, con la presencia de tres reyes. A saber :

Thudula, Eri–Eaku y Kudur Lahamal.

A los que Muir ha reconocido en detalle como los bíblicos:

Tidal (Tudhala), Arioch (Eri–Eaku) y Chedorlaomer (Kudur Lahamal).

Quienes aparecen en el capitulo 14 del Génesis hebreo, como una coalición guerrera aria la cual según vemos siguió avanzando desde Babilonia hacia el sur, en su característico saqueo de acuerdo al texto bíblico:

“Tomaron toda la riqueza de Sodoma y Gomorra y todas sus provisiones y se fueron” (Génesis 14:11).

Los oponentes que se rebelaron contra la éstos, luego de 12 años de servilismo como dice el texto en Gen. 14:4, y que reciben la ayuda salvadora de Abraham, eran sin duda reyes semitas de su misma etnia (no hablermos de religión), oprimidos y vejados. Y toda la narración describe un hecho que aconteció históricamente.

Podemos ver claramente que aquí aparece Abraham con gran fuerza y poder. Con un ejército. Además como jefe de una comunidad, al ser él un semita emigrado de Caldea. Participa de todos sus aconteceres y en este salvataje su figura se nos muestra con un valor político bien cimentado, pues finaliza la operación en Génesis 14:15, diciendo:

“y les atacó y les fue siguiendo hasta Hobah al norte de Damasco”.

Se ha convertido de este modo Abraham en un hombre de gesta, en un valiente guerrero a quien nada lo amedrenta. Atrás suyo quedó Ur en llamas, el pueblo extinguido de los súmeros que él vio en su juventud, su tierra devastada, sus casas y templos demolidos. Es un vengador. Se ha impuesto a sí mismo desalojar al invasor. Al depredador. Ya no estamos ante un personaje mitológico, sino ante un ser histórico que vivió con plenitud los acontecimientos de su tiempo y formó parte importante de ellos. Frente a estos datos debemos acotar que Nicolás de Damasco decía de él en su libro IV :

“Abram reinó en Damasco siendo forastero y habiendo llegado con un ejército de una tierra situada más allá de Babilonia que él llamaba Caldea”.

Este dato es de suma importancia, pues lo muestra como militar y general de un ejército, superando en gran medida el dato bíblico. El papel que encarna Abraham es heroico, meritorio, y a más de ello logra mantenerlo. Pues con su talento y valentía ha recuperado Damasco, trayendo a la vez un nuevo renacer de posibilidades para los acosados reyes de Sodoma y Gomorra, llamados en el texto bíblico Adma, Zeboim y Zoar (¿Dos ciudades y tres reyes?)

¿Qué eran estos reinos? Es decir Sodoma y Gomorra, tan misteriosos para los novelistas. Se parecen al leer el texto bíblico a grandes estancias ganaderas como las de Argentina, Uruguay y Brasil. Contienen inmensas haciendas y son presa fácil para los cuatreros de ganado: o sea los hititas. Se habla del riego y el pastoreo en las antiguas Sodoma y Gomorra. Su hacienda es fundamental.

Lot (sobrino de Abraham) coloca tiendas en Sodoma lo que nos hace pensar en una comunidad mutable. Tiendas y ganados son transportables. El ganado bovino y caprino es el más corriente en el Medio Oriente y aparece en todos los textos. La cabra es muy típica de Caldea con muy bellas representaciones, incluso en oro. Y era sin duda ésta la ganadería bíblica, mencionada varias veces, la cual además es la más fácil de movilizar por los caminos, tanto como de ser víctima de la sustracción por aquellos invasores recién llegados que todo lo saqueaban... Campos, vituallas, provisiones y ganado, son las pérdidas de estos reinos de Sodoma y Gomorra según el recuento que encontramos en el capitulo 14.

Estos grandes hidalgos ganaderos tienen, como en la nobleza campesina medieval, un representante que los nuclea: Bera, rey de Sodoma. Es el único de esta coalición oriental que entra en contacto directo con Abraham, pues su voz representa a los otros reyes, como su delegado. Bera es su jefe. Ahora ha vencido Abraham en el campo de batalla, quien a su vez se ha federado para este combate con tres preclaros “varones” de Amor (los amorreos) llamados: Aner, Eschól y Mamre. Lo que hace evidente que Sodoma y Gomorra no estaban bien pertrechadas y necesitaron el apoyo militar de Abraham.

Terminado el combate sale a su encuentro Bera, el rey de Sodoma, para hacerle una brillante propuesta. Pero ésta no satisface en absoluto a Abraham. Bera quiere comprarle su ejército con el cual ha vencido a los hititas y pagárselo con ganado (Gen. 14:21). Lo que una vez más demuestra que Sodoma era una gran hacienda. Un trato comercial explicitado en estos términos debía estar muy bien pago, y además cubriría las necesidades de seguridad para aquellas regiones en constante peligro de bandolerismo.

Pero la negativa de nuestro personaje lo define como un miembro de la dirigencia. Abraham le explica que él no ha combatido por interés económico, sino como una consigna. Puesto que no es un mercenario :

“Que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de lo que es tuyo, porque no se diga: Yo enriquecí a Abram”.

Quédanos claro, al no aceptar pago alguno, que nuestro paladín cumple con un papel político y militar de salvador de naciones atropelladas. De libertador de las mismas. Solamente le acepta al rey Bera comida para su gente y el pago para los que entre ellos, sí, son mercenarios. Como vemos en todos sus aspectos la historia relatada en la Biblia, que tiene por protagonista a la persona de Abraham, recoge los diferentes pasos y aconteceres de aquellos arrasados habitantes del Medio Oriente en el segundo milenario antes de nuestra era.

No en vano aparece por primera vez la palabra “Hambre”... que generan todas las guerras y saqueos. Cuando no se cultiva, cuando no se construye, cuando se huye. Siempre se alude al “hambre” extendido sobre las poblaciones saqueadas y que será el motivo del traslado a Egipto de la familia de Abraham, y más tarde la de su nieto Jacob cuando ya José sea Visir del Nilo.

En las dos oportunidades tenemos excursiones de maloneros arios, que nada perdonan a su paso. Las fechas dadas para estos dos arribos bíblicos a Egipto son 1900 y 1700 a. C. En la primera fecha Babilonia es arrasada por los hititas, que llegan según el escriba bíblico hasta Palestina. Y en la segunda tenemos a los kassitas saqueando a su turno Babilonia. Con doscientos años de intervalo, los cuatreros hacen temblar el Medio Oriente.

Pero Egipto permanece a salvo, libre de asaltos, hasta el tiempo de Ramsés II, quinientos años después.

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