¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

La señorita Socorrito

HelyziaHelyzia Pedro Abad s.XII
editado agosto 2015 en Narrativa
La señorita Socorrito era la persona más antipática, cruél, perversa y mala que he conocido jamás.
La clase era grande, estábamos tres cursos juntos y entre todas estaba una hermana mía mayor.
Un día, no recuerdo lo que habría hecho porque reconozco que era muy traviesa, allí estaba la señorita Socorrito regla en ristre queriéndome pegar, yo estaba con los dedos apiñados para arriba como ellla quería para darme el reglazo en todas las puntas , pero yo no podía dejarme pegar, no quería dejarme pegar. Qué no. Ella histérica perdida, roja a punto de explotar se dió la vuelta, fué como un toro a por mi hermana y la trajo donde yo estaba de la oreja. Nos puso frente a frente y me dijo: _ Te voy a dar una lección que nunca olvidarás: Por tus actos irresponsables muchas veces pagarán personas inocentes arreándole un tortazo a mi hermana que la dejó temblando. Fín de lección, eso es lo que ella pensó, pero nó, sin ella saberlo me enseñó dos lecciones: la que ella quiso enseñarme y la otra que sí que jamás olvidaré: Sé fuerte y lucha, que en ésta vida te encontrarás con muchas señoritas Socorritos.
Una mañana llegamos al colegio y había un gran barullo, algo gordo pasaba, nos hicieron sentarnos en silencio, entró la directora muy seria y sin más nos dijo: _ La señorita Socorrito no va a venir, se ha ido al cielo. Ehhhh??? Nos miramos unas a otras un poco sarcásticas. ¿Al cielo? ¿Ella? Já.
Nos llevaron a darle el último adiós. Estábamos tan contentas de salir del colegio, de no tener clase, pobres de nosotras, ilusas de nosotras.
LLegamos a un oscuro portal y subimos a un oscuro piso. Todo sombrío, austero, ni una sola flor, ni una persona llorando, al fondo de una oscura habitación estaban dos diminutas mujeres una a cada lado del féretro iguales a la señorita Socorrito. Se volvieron hacia nosotras y con señales sin mediar palabra nos indicaban que pasáramos de dos en dos a dar un beso a la señorita Socorrito.
¡Darle un beso a la señorita Socorrito! decían insistentemente aquellas dos mujeres sin un ápice de dolor en sus inexpresivos rostros.
¿Un beso a la señorita Socorrito????
Cuando nos tocó a mi compañera y a mí teníamos las manos endoloridas de tanto apretárnoslas, nos aupamos un poco y cuando vi aquél cristal lleno de brillos dejando ver tan sólo su cara encerada, a pocas me muero yo. No podía ni mirarla, su mandíbula apretada, su color blanquecino aceitunado, sus ojos... sus ojos que tenía la total seguridad que si seguía acercándome al cristal los iba a abrir de par en par como siempre lo hacía, desorbitándolos. No pude. No quise. No pude. No quise darle un beso a la señorita Socorrito.
De vuelta al colegio, en fila de dos en dos, no se oía ni un alma, ni un suspiro. Cabizbajas, sin entender muy bien lo que habíamos visto, con un miedo en el cuerpo, uniformadas, parecíamos el escuadrón de la muerte.
Así, que otra vez, sin ella saberlo, me enseñó la lección más dura que jamás haya podido aprender: La muerte.
Después de todo,
¡Qué descanse en paz la señorita Socorrito! :(-( Helyzia

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado agosto 2015
    Que descanse... pero bien lejos:eek:
    Me parece muy cruel eso de hacer que se tenga que ver a las persona muertas, mucho menos darle besos, que tal y semejante bruja:rolleyes:
  • HelyziaHelyzia Pedro Abad s.XII
    editado agosto 2015
    jajajaja, sí, que descanse pero muy lejossss:D. La verdad es que jamás olvidaré aquello. Gracias preciosaaaaaa:):)
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com