[FONT=Arial, sans-serif]Ayer, un hombre[/FONT]
[FONT=Arial, sans-serif]Ayer, un hombre de mi pueblo que yo no conocía murió tirado en el suelo de una farmacia. Cayó desplomado delante de la dependiente. Le falló el corazón. La noche antes había estado en urgencias quejándose de un dolor en el pecho. Le dijeron que eran gases y lo mandaron a casa con una receta de Aerored en el bolsillo. Y a la mañana siguiente, pum, al suelo.[/FONT]
[FONT=Arial, sans-serif]Ayer estuve todo el día pensando en que uno se va del mundo de la manera más tonta. Si tienes que morirte no te la quita nadie. No te la quita ni el médico más próximo, a cien, a diez, a un metro de tu casa. Tú sales corriendo en mitad de la noche con dirección al doctor y un segundo antes de tocar a su puerta, justo un segundo antes de que los nudillos den contra ella, la muerte, tu muerte, te agarra del brazo y te lo deja enrollado en la espalda en dos movimientos: “vamos, campeón”.[/FONT]
[FONT=Arial, sans-serif]Ayer, tomando un café con mi madre en la terraza de un bar, se nos acercó una mujer que ella conocía y se sentó con nosotras. Comentamos el caso del hombre muerto en la farmacia y a continuación el caso de una conocida de ellas, una mujer que dejaba un hijo adolescente y que, con todo lo que había luchado y lo positiva que era, había muerto hacía poco de un cáncer de páncreas. [/FONT]
[FONT=Arial, sans-serif]Ayer me acosté con todo ese potaje en la cabeza y en cuanto apagué la luz el maldito alcanzó su punto de ebullición. Acabé soñando con un hombre alto y delgado de pelo canoso que yacía en mitad de un suelo impoluto con una expresión de sorpresa en la cara, y que me miraba como reclamando una explicación. ¿Y mis hijos? ¿Y mis nietos? ¿Y mi merecida jubilación? Y cuando aún no había empezado a explicarle que yo nada sabía de aquello, una mujer de aspecto demacrado se apareció en escena. Con una mano en el estómago me increpaba, me pedía una solución para su hijo adolescente. ¿Cómo va a superar un niño de quince años la muerte de su madre? ¿Me lo quieres explicar?[/FONT]
[FONT=Arial, sans-serif]Hoy, al despertar, aún con la voz de la mujer resonando en mi cabeza he pensado que a partir de mañana empezaré a hacer ejercicio por las tardes, dejaré de fumar, me alimentaré todo lo sanamente que pueda y me meteré en la cama a una hora prudente. Luego me he dado la vuelta y me he dejado llevar por la incipiente escandalera del domingo por la mañana hasta quedarme dormida.[/FONT]
[FONT=Segoe Script, sans-serif]Nicanora Pi[/FONT]
Comentarios
Buen relato, a veces lo que pasa a nuestro alrededor nos pone a pensar, aunque cuando la pelona viene, no la ataja nadie:eek::)
Gracias, amparo, por la bienvenida y por la lectura.