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Mi pequeña Alicia

jugo de la razajugo de la raza San juan de la Cruz XVI
editado octubre 2014 en Prosa Poética
Mi pequeña Alicia



Siempre te querré. Mi amor te buscará cuando todo parezca perdido. No te digo adiós, porque no me resigno a la desgracia de perderte. Nos separamos ahora, para comprender, para aprender, para dignificarnos. Viajaremos por procelosos mares, para llegar fuertes y humildes, castigados y mansos, curtidos y alegres, sufridos y amantes, a la orilla ensoñada, y por enarenados senderos, de vivos orillos, a la sencilla morada que ahora, por inescrutable designio se nos detiene.

Creceremos, nos haremos pequeños; caeremos, para fructificar; maduraremos, para levantarnos; lloraremos, para ser más Bellos; nos afearán, para estallar de luz; nos hundirán, para germinar y brotar; nos machacarán, para dar vida. Y a mitad del camino, oirás mi voz:

- no te olvidé, te he buscado, será lo que sea justo. Te amé y te amo. Te amaré tanto, que creeerás seguir soñando. Disculpa mi desidia antigua. Seré ahora el héroe denodado, tu paciente poeta. No desmayaré.

Pero ahora, la tristeza me embarga. Me rodea, me asfixia inconsolable soledad. Has partido hacia un destino ignoto, que te deseo dichoso, pero que intuyo desabrido, acerado, nostálgico e incluso tenebroso. Porque te faltará, como a mí, la pasión, la poesía, la magia,... ¿Quién te admirará mañana con la unción que este corazón humilde te tributa? ¿Quién te hará poemas de devoto entusiasmo? ¿Quién ensalzará tu Belleza, tu gracia, tu femenina esencia? ¿Quién se alegrará como un niño cada vez que te vea? ¿Quién te amará como yo?



...



Disculpa mi indolencia antigua, quizás mi abulia. Por debajo de la apariencia endurecida, te amaba con inusitada fuerza, como las olas aman la orilla, como las plantas aman el sol, como la tierra seca el agua que da vida, como el ciego que vio sueña la luz, con deseo sin medida, naturalmente, por instinto y como hombre que piensa y siente, con nobleza y alegría. ¡Desdichado de mí, pues endurecí mi corazón en el momento decisivo!

Vendría después el frío invierno, el reproche continuo, el inconsolable lamento, el dolor agudo y el dolor continuo, casi la desesperanza,...

Mas renazco un poco ahora, después de tantas muertes, de tanta ocultación. Me doy a luz ahora, reverdezco, crezco con el agua de tu imagen, con la luz de tus ojos que me miran de nuevo. Aún no te busco, pero lo haré, porque ahora siento que despierto de un largo letargo. Pronunciaré tu nombre y se hará la luz. ¿Dónde estás mi Pequeña? Presiento que estas ganas de buscarte, tú que me buscas me las comunicas.

Aún estoy solo; pero menos solo ahora, porque la ilusión de volver a verte me da fuerza. Cuando te encuentre -porque te encontraré, no lo dudo-, te besaré, te abrazaré y te haré mía para siempre. Esa será la orilla anhelada, el merecido descanso de este malhadado periplo.

Ahora siento que te acercas a mí, ahora te quiero más que nunca. Ya siento que pronuncias mi nombre, que me buscas; pronunciaré el tuyo, óyeme: Alicia, mi pequeña Alicia.

Comentarios

  • FrancescaFrancesca Fernando de Rojas s.XV
    editado octubre 2014
    ¡Menuda sorpresa!
    He entrado por casualidad -a esta horas nunca lo hago-y me he topado con esta prosa poética tan hermosa.
    Me ha recordado algo al Daniel de mi Lucía... Supongo que no he sido original al pintar a dos amantes a quienes la vida ha separado.


    Me alegro de que hayas salido de tu cisterciense claustro.
  • jugo de la razajugo de la raza San juan de la Cruz XVI
    editado octubre 2014
    Francesca escribió : »
    ¡Menuda sorpresa!
    He entrado por casualidad -a esta horas nunca lo hago-y me he topado con esta prosa poética tan hermosa.
    Me ha recordado algo al Daniel de mi Lucía... Supongo que no he sido original al pintar a dos amantes a quienes la vida ha separado.


    Me alegro de que hayas salido de tu cisterciense claustro.




    ¡Hola, Francesca!

    Con razón te sorprendes, pues como bien dices, parezco enclaustrado en mi molino gris, en mi diario gris. Ya dije en un mensaje reciente, respondiendo a uno de Bladerunner, que yo soy una persona muy sociable y muy alegre. Hablo mucho, me gusta bromear, creo que tengo un buen sentido del humor y encajo bien las críticas. Pero participo poco en este foro, fuera de mi diario. Confieso que apenas leo textos ajenos, del foro, pues sí leo muchas obras de autores que no participan en este foro. Leo todo lo que puedo, fuera del foro. Como Carlos Serrano, devoro libros, cuando el trajín diario de menesteres materiales me lo permite.


    Si no estuviera copiando aquí mi diario antiguo, ni siquiera estaría escribiendo ya este mi diario. Tomé la decisión de transcribir aquí la parte antigua de mi diario al pensar que Alicia -la mujer por la que sonrío a todas horas, la mujer por la que vivo ilusionado y ensueño...-, al pensar que Alicia podría gustar de saber qué fue de mí en los años que vivimos separados, tal vez injustamente, pues éramos adolescentes extraordinariamente enamorados, y, por condición -ahora lo sabemos-, extraordinariamente bien predispuestos a sintonizar física y personalmente.


    En este foro he leído algunos textos -muy pocos- que ya no recuerdo. Si no me gustaron, no dije nada, pues yo no me considero autorizado a hacer crítica negativa en público. Por supuesto, no puedo evitar tener una opinión, pero me la reservo, si el texto no me gusta (por su fondo o contenido) o me parece percibir defectos de forma. Yo sólo, a veces, he comentado los textos que me gustaron, por una u otra razón. No quiero equivocarme hablando mal de un buen texto. A mí nunca me mueve mala intención, pero podría equivocarme, y no querría desanimar a nadie, ni, siendo mal interpretado, o porque se me suponga mala intención, suscitar una antipatía hacia mí. Espero que mi decisión de no censurar no moleste a nadie.


    Yo he leído varios textos de Bar Imperio. Comenté un magnífico texto suyo. Otros suyos me parecieron igualmente buenos, pero no dije nada porque, como puede verse por este comentario -y por todos mis comentarios-, yo no he recibido el don de expresarme con brevedad. Y escribir me cuesta, aunque no lo parezca. Os admiro a Carlos Serrano y a ti por la facilidad y calidad con la que escribís. De Carlos Serrano he leído todos sus textos, y también los tuyos. De Carlos podría decir muchas cosas buenas, ideas positivas que me hago de él a partir de sus textos, con los que disfruto mucho. En cierta forma, me veo un poco en él, cuando yo era más joven; pero admitiendo que él tiene un don especial para escribir, don que yo nunca tuve ni tengo. También he leído todos tus textos, y todos me han gustado mucho. Tienes también un don maravilloso para escribir. Cuentas con una facilidad pasmosa, o a mí me lo parece; narras cuando quieres narrar, muy bien; describes igualmente. Y cuando tus personajes dialogan, parece que realmente son ellos los que dialogan, no que habla el autor a su través. Son diálogos vivos.


    Por supuesto, también me encanta cómo escribe Gracia. En mi opinión, su Diario de un adolescente en guerra es de lo mejor que se ha publicado en este foro (de lo que se está publicando, pues se trata de un diario inacabado).


    Gracias por decirme que te ha gustado este texto mío, con el que tanto disfruté, pues se lo dediqué con todo mi amor a Alicia.
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