Ni todo dicho, ni todo críptico; dejar que la imaginación del lector sienta el instante mediante la sugerencia. ¡He aquí el arte del haiku! Un buen ejemplo en este que nos muestras.Me encanta.
Una escena tan cotidiana no necesita más palabras.Llega con nitidez ese instante en que el hombre solitario vierte su ternura en las palomas.
Coincido con Leos. Un instante aparentemente intrascendente, hasta que la lente del poeta lo pne en relieve y entonces empieza a dar de sí... Muy bueno!
Ni todo dicho, ni todo críptico; dejar que la imaginación del lector sienta el instante mediante la sugerencia. ¡He aquí el arte del haiku! Un buen ejemplo en este que nos muestras.Me encanta.
Una escena tan cotidiana no necesita más palabras.Llega con nitidez ese instante en que el hombre solitario vierte su ternura en las palomas.
Un afectuoso saludo.
Después de este comentario, ¿ a qué esperas para publicar tus haikus? ¡Venga, Leos, te estoy esperando!
Coincido con Leos. Un instante aparentemente intrascendente, hasta que la lente del poeta lo pne en relieve y entonces empieza a dar de sí... Muy bueno!
Leí en algún libro sobre haikus que estos poemas consistían en dar protagonismo a lo que parece insignificante, a lo que nunca será noticia; lo que solo la mirada emocionada del haijin lo percibe como tal.
Siempre me conmueven estas escenas donde las personas se sienten más cercanas afectivamente a los animales que a los humanos.
Siempre me conmueven estas escenas donde las personas se sienten más cercanas afectivamente a los animales que a los humanos.
Es que es increible la afectividad que se crea entre algunos animales, como perros,gatos, periquitos, hamsters, y sus dueños. Yo y mi perro nos entendemos y queremos mutuamente.
Lo de las palomas callejeras es diferente, pero hacen que el hombre que ya las espera desmigando el pan, se sienta útil y necesario para esos animales.
Es que es increible la afectividad que se crea entre algunos animales, como perros,gatos, periquitos, hamsters, y sus dueños. Yo y mi perro nos entendemos y queremos mutuamente.
Lo de las palomas callejeras es diferente, pero hacen que el hombre que ya las espera desmigando el pan, se sienta útil y necesario para esos animales.
Así lo creo yo, por eso me conmueve.
Conocí una persona que hablaba con el periquito posado en su dedo y le respondía algunas palabras aprendidas. Yo tuve gerbos que me criaron y fue maravilloso seguir sus costumbres. Les tenía cariño y se dejaban tocar y que les tuviera en la mano mientras comían nueces peladas con sus dos manitas. ¡Una monada de bichos!.
Bueno cierro el zoo. Saludos.
Mira la hora...
Va desmigando el pan
sobre la acera.
Un instante muy sensible que en la mirada del haijin cobra su sentido humano.
He visto esas personas que saben la hora en que las palomas llegan, le rodean, incluso se le suben encima,para comer las migas que tan amorosamente les ofrece ese ser solitario.
Un instante muy sensible que en la mirada del haijin cobra su sentido humano.
He visto esas personas que saben la hora en que las palomas llegan, le rodean, incluso se le suben encima,para comer las migas que tan amorosamente les ofrece ese ser solitario.
Muy bueno.
Pensé publicarlo en mis "haikus urbanos", pero luego pensé que esas escenas también se dan en zonas rurales, aunque las personas urbanas me causan más soledad.
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Una escena tan cotidiana no necesita más palabras.Llega con nitidez ese instante en que el hombre solitario vierte su ternura en las palomas.
Un afectuoso saludo.
Después de este comentario, ¿ a qué esperas para publicar tus haikus? ¡Venga, Leos, te estoy esperando!
Un saludo.
Leí en algún libro sobre haikus que estos poemas consistían en dar protagonismo a lo que parece insignificante, a lo que nunca será noticia; lo que solo la mirada emocionada del haijin lo percibe como tal.
Siempre me conmueven estas escenas donde las personas se sienten más cercanas afectivamente a los animales que a los humanos.
Gracias, Lily.
Es que es increible la afectividad que se crea entre algunos animales, como perros,gatos, periquitos, hamsters, y sus dueños. Yo y mi perro nos entendemos y queremos mutuamente.
Lo de las palomas callejeras es diferente, pero hacen que el hombre que ya las espera desmigando el pan, se sienta útil y necesario para esos animales.
Así lo creo yo, por eso me conmueve.
Conocí una persona que hablaba con el periquito posado en su dedo y le respondía algunas palabras aprendidas. Yo tuve gerbos que me criaron y fue maravilloso seguir sus costumbres. Les tenía cariño y se dejaban tocar y que les tuviera en la mano mientras comían nueces peladas con sus dos manitas. ¡Una monada de bichos!.
Bueno cierro el zoo. Saludos.
Un instante muy sensible que en la mirada del haijin cobra su sentido humano.
He visto esas personas que saben la hora en que las palomas llegan, le rodean, incluso se le suben encima,para comer las migas que tan amorosamente les ofrece ese ser solitario.
Muy bueno.
Pensé publicarlo en mis "haikus urbanos", pero luego pensé que esas escenas también se dan en zonas rurales, aunque las personas urbanas me causan más soledad.
Gracias, amiga.