Recuerdo que cuando niños nos emocionábamos y peleábamos por las cartas y postales que mi viejo nos enviaba desde la sabana africana, la selva brasilera, los glaciares de la Antártica… Con el tiempo nadie pescaba las cartas y nos acostumbramos a su eterna ausencia y a las excusas de mi madre: su importante trabajo de fotógrafo, la investigación científica, el trascender fuera de las fronteras, etc… Hace poco pudimos entender a cabalidad al viejo, y somos nosotros quienes vamos a visitarlo y le llevamos revistas de animales y exploraciones a la moderna Cárcel de Acha, donde está preso por tráfico.
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Saludos
:cool: