No los pesares compruebe, Alberto,
en tu dulce trato y compañía,
sino la incontestable alegría
de probar tu afán sin desconcierto.
El idolatrarte juzgo acierto
por tu lene arrojo y valentía;
que no por aquella antipatía
que aun hoy te mostrase al descubierto.
Locos anhelos mi proceder
lleva en tanta ansiedad y tristeza;
que te encomiase al comparecer
pero sufro por tu hostil crudeza.
Tu desidia no logro entender
aunque reconozco esa entereza
que te obligó forzado a romper
de pasión su longeva belleza.
:o
Comentarios
Como todo, opinión personalísima siempre desde el cariño, respeto y agradecimiento por compartirlo con nosotros, pero este poema me deja muy frío, la verdad.
Un saludo,
Damapa
Sigue así. Saludos.
:cool:
Opinión muy respetable, Norte. Coincide demasiado con lo que se dijo en su tiempo de los impresionistas: que osaban llamar pintura a un montón de pinceladas sin concierto, pero respetable, a pesar de que alguien pueda interpretarlo como cortedad de miras.
Yo coincido bastante con el primer comentario (Damapa). El autor del poema demuestra cierta gracia, especialmente en el uso del vocabulario, pero creo que se retuercen cosas importantes (naturalidad, mensaje...) en pos de la rima, la misma rima que otros consiguen con frases mucho más naturales.
Saludos.