Un día más, queriendo sumirme en el recuerdo para tener algo aproximado a ese tan agradable y feliz sentimiento que fluye por mi cuerpo junto a ella, me encuentro frente a la pantalla de mi portátil y quiero expresarle cuánto llena mi corazón, evocando un hermoso pasado.
Conociéndola pero sin conocerla me hallaba, sin ser del todo consciente de lo que comenzaba a ocurrir. A través de una pantalla había obtenido todo lo que sabía sobre ella, ya sea por mi cuenta, ya sea mediante conversación.
En estas circunstancias, pues, ocurrió que esa aparentemente hermosa mujer empezó a ocupar un lugar constante en mi pensamiento. Anhelaba sin razón, o eso creía, hablar con ella y verla, aunque fuese a través de aquella pequeña pantalla, y en esto estaba mi mente cada vez más horas al día. Tales ganas, y la inmensa alegría recibida cuando ocurría lo que ansiaba, causaron en mí la sospecha: sabía que no era normal la emoción que en mí provocaba simplemente tenerla en mi pensamiento.
Paseando esta cuestión por mi cabeza pronto concluí que podía tratarse del mayor de los sentimientos, por lo que me resolví a hacer aquello que definitivamente podría probarlo, es decir, ir a verla. Iba a convertir los mil kilómetros que mediaban entre nosotros en unos pocos centímetros, y por esta razón surgieron entonces ciertas preocupaciones. ¿Y si salía mal? ¿Y si la decepcionaba yo? ¿Y si me decepcionaba ella? Esto último francamente lo veía imposible aunque apenas la conociese, pero las otras dos posibilidades corroían mi pensar en un primer momento.
No obstante, no me hicieron falta muchas conversaciones más para convencerme de que todo saldría a la perfección, y así terminé al fin comprando el billete que acabaría con esa distancia. No podía creerme lo que había hecho, pues embarcar en un viaje tan largo para ver a alguien que no conocía era la mayor locura que iba a cometer en mi vida, pero tal era la seguridad que emanaba mi corazón.
De este modo llegó el día. Nervioso y lleno de entusiasmo, ambas cosas crecían en mi interior cada minuto que pasaba estando un poco más cerca de ella. Largos fueron el viaje y los nervios acumulados, pero estoy muy contento de poder relataros, estimados lectores, que solté esos nervios en un hermoso beso en el que casi me caigo, incluso, prácticamente nada más bajar del autobús y contemplar que en verdad tenía ante mí a la mejor mujer del universo, al menos en apariencia. No mucho después, aunque ya lo intuía, vería que también se trataba de la mejor mujer del universo en cuanto a forma de ser. Y así ha resultado que tras ese beso mi corazón cada día late más fuerte, y cada segundo que puedo pasar con ella es más preciado que el anterior.
Esta mujer ha resultado ser lo mejor de mi vida, aunque pareciese en un primer momento locura lo que iba a hacer. La amo, y este recuerdo es uno de los primeros de otros muchísimos que tendremos juntos, en completa felicidad.
Comentarios
Es usted un escritor enamorado, aunque tengo curiosidad en leer otros géneros de tu mano. Mientras, esperaré paciente unos días más de muchos que seguirán.
Obviamente soy un escritor enamorado, pues casi todo lo que he escrito hasta ahora estaba relacionado con el amor, o con mi amada. Y soy consciente de que palabras como las que he escrito hoy aquí por lo general son poco valoradas, pero sé que no lo son para mi amada, que para mí es lo que más me importa al escribirlo.
No mucho tiempo después, nos encontramos en los tiempos de Tinder y demás. Ahora decir que se conoció la pareja por Internet es común, ya no resulta algo raro y ya no tiene ese mismo estigma. Pero no era de eso lo que yo quería escribir, sino la personalidad que surge y el aspecto psicológico/sociológico de cada individuo y nucleo de personas más cercanas.
Por ejemplo, el lado que llega a conocer la pareja 'virtual' vs. la persona que este individuo es fuera de esa realidad. ¿Por qué resulta fácil abrirse a alguien en específico y crear esa relación vs. la manera que se forman las relaciones de manera común? El nivel de amor virtual vs. el que se forma de la manera 'antigua' y 'común'. También el 'exhibicionismo' que surge con el amor 'virtual', tipo actualizaciones de Facebook, juegos de rol en sitios público donde se hace declaraciones de amor sin decir dejar entrar al resto de participantes en el 'cortejo', y la persona que se crea dentro de esta realidad.
Nunca inicié el proyecto porque noté que requería demasiado tiempo, research (investigación?), dedicación y más tiempo; mucho tiempo.
En todo caso, Sandra y Odysseus, suerte en su trayecto y gracias por compartir los escritos.
Sin duda la cuestión del amor por Internet da para mucho, y estoy seguro de que si algún día decidieses retomar esa idea y tuvieses tiempo suficiente para ello, escribirías algo muy interesante. Ojalá escritos como estos te ayuden y/o te den más ideas.
Felicidades.
Desde luego que me considero afortunado por ello, Amparo. Y en cuanto a las historias que saldrán de ahí, seguro que plasmo más de una abiertamente por aquí.
En el amor no existe el miedo, y tú lo demostraste en su momento, viajando mil kilómetros solo para conocerla, confiando en tu sentimiento... ¡eso es! :-D
Sonrisas
Damapa