El aperitivo

echeva

Todo comenzó aquel día, la invitación a cenar me había resultado extraña desde un principio, pero las ganas de estar con el a solas en su casa me hacía temblar de emoción. Cuantos sueños y fantasías pasaban por mi cabeza en ese momento. Deseaba, que esa noche sucediera por fin lo que llevaba esperando tanto tiempo, así que me puse mi mejor vestido y me dirijí a su casa sin dudarlo un momento. Me abrio la puerta con su mejor sonrisa, y me invitó a pasar. Se sentó a mi lado y ninguno de los dos pronunció palabra. Se acercó a mi lentamente y acarició mi cabeza y suavemente me besó el cuello, su mano acariciaba suavemente mi pecho, no se apuraba.Y sin embargo sentía como mis pezones iban lentamente endureciéndose y pequeñas puntadas en mi clítoris hacían que fuera sintiendo mi humedad. Mi mano instintivamente buscó su pene que ya estaba erecto. En ese momento bajó su mano a mi entrepierna y comenzó a masajearme suavemente mientras yo hacía lo mismo. Poco a poco nuestra respiración fue aumentando convirtiéndose en jadeos, mi mano no dejaba de masajear su pene sobre la ropa, lo sentía duro, quería tocarlo mas. Sentía como la humedad en mi entrepierna aumentaba con sus caricias, mi ropa interior así como mis pantalones se iban humedeciendo cuando suaves espasmos dentro de mi anunciaban que en cualquier momento explotaría. Hasta que de pronto supe que iba a llegar al orgasmo , mis manos se aferraron a él desesperadamente, mi cuerpo se arqueó y un fuerte gemido salió de mi boca mientras él no dejaba de tocarme haciendo que mi clítoris palpitara desenfrenadamente.Él seguía excitado y sabía que tenía que continuar hasta que se corriera. Continué exactamente como lo estaba haciendo .Mi mano recorría su pene de arriba abajo, mi boca junto a la de él se enfundaban en una pasión desenfrenada y entonces sentí como el se corría. Sucedío aquello que yo tanto había deseado esa tarde. Y estaba ansiosa por que esta, no fuera la ultima vez que sentía sus manos haciendome gemir de pasión.