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¿Vamos a Jugar? - Nicolás Drachenblut

Nicolas DrachenblutNicolas Drachenblut Anónimo s.XI
editado enero 2014 en Terror
Yo tenía cinco años cuando me lo regalaron... tan bonito, tan alegre.
Su mameluco de colores vivos, su cara pintada con maquillaje blanco con triángulos azules sobre los ojos, una gran sonrisa carmesí sobre su boca de porcelana.
Guantes de tela blancos sobre las manos y su colorido pelo rojo.
Como me había enamorado de ese regalo...
Me lo había obsequiado mi madre por mi cumpleaños y yo amaba a ese payasito.
Lo llevaba a todos lados conmigo y fue un día que, conversando con mi mamá, decidimos llamarlo "Loki".
No sé por qué me gustaba tanto ese nombre y por qué le quedaba tan bien.
Su ancha sonrisa parecía hacerse más grande cuando pronunciaba su nombre y decía "Loki, ¿Vamos a Jugar? Ahora pienso que era solo mi imaginación pero creo que en esos momentos el torcía ligeramente su cabeza y clavaba sus ojos pintados hacia mí, esperando que lo recogiera de la mecedora en la que dormía junto a mi cama y me lo llevara de paseo.
Pero con el tiempo, recibí otros juguetes y fui prestándole cada vez menos atención al pobre Loki.
Tanto así que con el tiempo quedó sólo como un adorno de mi habitación, sentado en la pequeña mecedora blanca junto a mi cama.
Pero un día... cosas un poco raras comenzaron a pasar.
A cualquier habitación de la casa a la que iba, Loki me seguía.
No importa donde lo dejara, si yo iba a la cocina, el venía conmigo. Si tenía que ir al baño, el me esperaba tras la cortina de la ducha.
Yo hice todo lo posible por ignorarlo.
Pero entonces, comenzaron a pasar más cosas...
Por la noche, podía sentir como me miraba desde su pequeña mecedora. Incluso si me volteaba para no verlo, podía sentir sus brillantes ojos pintados clavados en mi espalda, con una sonrisa sangrienta en el rostro.
Luego lo escuchaba mecerse lentamente, de forma casi placentera ante el terror que me provocaban los rechinidos de la mecedora
Me daba miedo, ya no lo quería conmigo.
Le rompí las piernas y un brazo a propósito, así ya no podría seguirme y saqué la mecedora de mi habitación.
Al día siguiente mi mamá me lo entregó con una sonrisa y dijo:
"Pequeña, te he dicho que no olvides tus juguetes tirados por ahí, podrían romperse por accidente."
Sus piernas y su brazo izquierdo estaban como si jamas se hubieran roto. Ni siquiera habían sido pegados por lo que mi madre no fue quien los arregló.
Esa noche lo arrojé por la ventana de mi habitación en el segundo piso, a un contenedor de basura y esperé somnolienta a que los recojedores se lo llevaran y observé atentamente cuando cayó en el camión y fue compactado entre la basura. Me miró todo el tiempo a pesar de que me escondía en la oscuridad de mi habitación.
Al día siguiente fui a la escuela como cualquier día, recuerdo que siempre me negaba a dormir la siesta como los demás niños, pero esa vez dormí como nunca, felíz de haberme librado por fin de mi pesadilla.
No sabía lo equivocada que estaba.
Al llegar a casa, tomé la merienda, y subí a jugar a mi habitación.
Sentí como el corazón, mi pequeño corazón de cinco años se me comprimía dentro del pecho al ver al payaso sentado en mi cama, con un cartel colgado del cuello que rezaba "Quiereme." escrito en rojas y torpes letras de crayón.
Le grité que no lo quería, que quería que se fuera, que jamás lo querría y que no quería volver a verlo nunca.
"¡Fuera! ¡Fuera! ¡Eres malo! ¡No quiero verte!" le grité.
Todo lo que puedo recordar de aquella pesadilla a tan tierna edad, es que mi mamá y mi abuela corrieron a ver que me pasaba y me abrazaron mientras lloraba...
Nunca supe que pasó con Loki, quizás mi madre lo tiró o se lo regaló a algún otro niño, para su desgracia, pero se había ido.
Ahora, a mis diecisiete años, a veces me encuentro pensando que todo eso solo fue mi imaginación, otras veces me encuentro como hoy, escribiendo frente a la computadora y mirando de reojo el borde de la cama, rezando para que no se asome por el una pequeña manito de porcelana cubierta por un blanco guante de tela.
Cuando tenía cinco años, Loki desapareció y no me acordé de él hasta hoy, en el que encontré en un viejo costurero de mi madre, un amarillento y arrugado papel con la palabra "Quiéreme" garrapateada en crayón rojo.
A veces tengo miedo de que vuelva... se que puede volver a visitarme. A mí o a quien quiera que piense en las palabras "Loki ¿Vamos a Jugar?"

Comentarios

  • Solrac ZerimarSolrac Zerimar Pedro Abad s.XII
    editado enero 2014
    Sinceramente no lo encuentro para nada terrorifico y como historia nada espectacular, la tipica historia del muñeco que toma vida.
  • pepetijuelaspepetijuelas Anónimo s.XI
    editado enero 2014
    Me ha gustado. Como todo se puede mejorar pero hay madera. Coincido con la persona que ha comentado antes que yo en un punto, le falta un toque mas terrorífico a mi parecer. La escasa extensión lo dificulta pero podrías buscar alguna escena en que introducir algo más de ambiente que dé miedo. Si leemos que Loki aparece de repente de sorpresa esta bien pero el protagonista no corre ningún peligro, o al menos yo he tenido esa sensación. Si hubieses puesto, por ejemplo, que el resto de juguetes aparecían rotos cuando dejaste de jugar con Loki introduces que Loki esta tan ansioso de obtener ese cariño que es capaz de herir, de hacer daño a algo o a alguien.

    Me parece que ese es el único fallo en cuanto a trama desde mi humilde punto de vista. Y si me permites te daré un consejo que daría a todos los que pretendan comentar algo que ha escrito otra persona. No hagas caso de criticas que no sean constructivas, quizá la literatura tenga una parte de talento innato, pero también tiene, como todo, mucho de esfuerzo. Si sigues escribiendoy leyendo todo ira mejorando, ya lo veras.

    Pd. Perdona las falta de ortografía, el corrector es un coñazo.
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado enero 2014
    Para un niño de 5 años me parece que es suficiente terrorífico verse perseguido por un muñeco, creo que la historia está contada sin más aspavientos de lo necesario:eek::)
  • remedios14remedios14 Pedro Abad s.XII
    editado enero 2014
    Me gustó el cuento. Está escrito sin normas y sin restricciones. Ha salido de tu pluma como si lo hubieras vivido.
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