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El Ciclo Tarlesiano II

DarsayDarsay Pedro Abad s.XII
editado abril 2013 en Ciencia Ficción
---Continuación---

__ Date prisa, Shyna –la llamó Simail, su hermano mayor.
__ ¡Ya voy! –gritó la chiquilla.
__ Vamos, que los guardias no esperan, no quiero tener que despedirme de tu cadáver.
Simail la aguardaba en la entrada de la vivienda, mientras su padre esperaba abajo en la calle con Ryms. Shyna siempre era la última en bajar, y su hermano mayor se encargaba de vigilarla y cuidarla. El transporte de la mina llegaría en cualquier momento para llevarlos de vuelta al trabajo, y tan solo esperaba unos minutos antes de marcharse de nuevo.
La niña se acercó con los hombros decaídos.
__ ¿Cuándo se acabará esto?
__ ¿Acabarse? –preguntó Simail.
__ Sí, acabarse. Esta pesadilla.
__ Sigues con esos sueños, ¿verdad? Esto no se acaba.
__ Es que no quiero pensar que me tendré que quedar el resto de mi vida aquí, Simail.
__ Hermanita, esta es la vida que nos ha tocado, y no podemos hacer nada para cambiarla.
__ Hablas igual que papá. ¿Por qué no escapamos de aquí?
__ Porque es un suicidio, Shyna. Muchos han sido los que han intentado escapar de Kraxas, pero siempre sin éxito. Y nuestro padre no nos pondría en peligro a ninguno de nosotros. Además, ¿a dónde iríamos? Anda, vámonos antes de que venga el transporte.
__ Odio el gusano, apesta –replicó la chica.

El gusano era el nombre con el que, comúnmente, denominaban al transporte de la mina. Era alargado y descomunal, con una capacidad para diez mil personas, aunque esa cifra se superaba siempre. El viaje desde la ciudad duraba apenas unos veinte minutos, pero aquel tiempo podía convertirse en una eternidad si le prestaba atención, como le había dicho en una ocasión su hermano.
La calle secundaria que daba a la estación estaba llena de gente, miles de trabajadores que volvían a sus puestos.
__ Recuerda, Shyna, quédate cerca de papá y no mires a los soldados a la cara, eso les cabrea mucho.
__ Lo sé, Simail. ¿Por qué no podemos trabajar todos juntos? Odio que me separen de vosotros.
__ No lo sé, hermanita, pero es preferible así.
__ ¿Por qué?
__ ¿No te cansas de preguntar?
__ No –dijo dándole la espalda a su hermano.

Unos instantes más tarde, el rugir de los grasientos motores del enorme vehículo resonó en la estación de transporte. El gusano se estremeció y rechinó con fuerza, y los miles de trabajadores se pusieron en movimiento. El vehículo constaba de diecisiete compartimentos blindados, aparte de la cabina. Ataúdes de hierro en los que, hacinados, los trabajadores viajaban a diario para ir a sus puestos en la mina.
Shyna observó con cierto temor los dos primeros compartimentos, que se abrieron con un sonoro chasquido. Ciento veinte soldados, embutidos en sus negros uniformes, salieron a toda prisa y formaron tres hileras a lo largo de todo el transporte. Los trabajadores se separaron en tres grupos y fueron entrando en fila en los habitáculos asignados. La muchacha sintió un tirón del hombro y suspiró aliviada al ver a su padre. Sujetándola por los hombros, la situó delante de él.
__ Ten cuidado, Shyna, no te separes de mí nunca.
__ Lo sé, padre.
La niña se esforzó por tener la vista clavada en el suelo al pasar junto a la hilera de guardias. Iban fuertemente armados y no dudarían en ocasionar un baño de sangre. Con cierto pesar, recordó a Dhur, un chico de su edad. Su hermano le había dicho que tenía una enfermedad, que fue la culpable de su muerte. Pero ella sabía que no fue así, fueron aquellos soldados, asesinos sin escrúpulos. Aún recordaba los espasmos del niño, convulsionándose en el suelo, la espuma blanca en su boca, los ojos desorbitados.
__ Fue preferible así, hermanita –le había dicho Simail.
Dhur se agitaba tanto que su padre no pudo sujetarlo, y el ataque lo sacó de la fila, algo que estaba severamente castigado.
__ ¿Por qué?
__ Los disparos de los centinelas acabaron rápido con él, estaba sufriendo mucho.
__ ¿Cómo lo sabes?
__ ¿No viste su cara, hermanita? A mí no se me quita de la cabeza.

Una vez los trabajadores hubieron ocupado sus compartimentos, el gusano se puso en marcha. El viaje a las afueras duró veinte minutos, veinte minutos que se convertían en una eternidad dentro de aquellos cajones metálicos. A oscuras y respirando el hedor de sudor rancio, excrementos y vómitos, Shyna intentaba evadirse de allí, pero era imposible. Realizaba esos viajes cuatro veces al día desde que había cumplido la edad permitida para trabajar, y al ver a sus congéneres, no pudo reprimir una lágrima.
No quiero vivir así, pensó con amargura.
__ Al menos tú tienes suerte, hermanita, sólo tienes que mantener la maquinaria engrasada y repostarlas, a mi me toca una peor parte –le había intentado consolar su hermano hacía ya algún tiempo.
__ He visto lo que le hacen los guardias a otras niñas, Simail, prefiero picar la piedra o quemar cadáveres. Además, yo no quiero cambiar de trabajo, yo lo que quiero es largarme de esta apestosa pesadilla.
__ Eso es imposible, hermanita, pero si te mantienes al lado de papá y pasas desapercibida quizá ni se fijen en ti. Y si quieres un consejo, córtate el pelo, aún puedes pasar por varón, y cuanto más sucia mejor, algunos guardias son muy escrupulosos.
__ ¿Por eso Ryms no se baña nunca el día del agua?
__ Sabes que lo pasó mal, Shyna. No quiero que tú pases por eso.
Desde entonces, la chiquilla había empezado a tomar las precauciones que su hermano le aconsejaba. Detestaba a los centinelas, y lo último que quería era servir de juego a uno de ellos.
Una vez el gusano se hubo detenido, los compartimentos se abrieron y los ciudadanos salieron en fila, organizándose por grupos ya establecidos.
La visión de la mina sobrecogía aún el corazón de la niña, a pesar de verla a diario. Era un vasto cráter, de casi quince kilómetros de diámetro y más de treinta de profundidad. La ciudad de Kraxas estaba levantada en uno de los bordes del cráter, que estaba acribillado por un millar de agujeros que lo horadaban desde dentro. Los grupos de Shyna y su padre trabajaban en el mismo sector de la caverna, algo que agradeció su progenitor, pues así podía mantenerla vigilada.
Bajaron en un gran montacargas hacia el túnel en el que trabajaban. La niña suspiró sonoramente cuando éste su hubo detenido. Estaba harta de aquella vida. A veces soñaba que escapaba de la ciudad, lejos de la mano de los centinelas. Simail la rescataba junto a su familia y se marchaban en una nave, hacia distantes mundos donde empezar de nuevo. Sin embargo, una parte suya le decía que aquello no eran sino sueños, no podía ser real. ¿Qué podía hacer una niña frente a la brutalidad de aquel ejército despiadado? Había visto cómo actuaban, estaban adiestrados para matar. Ella sólo era una cría escuálida, sucia y harapienta. No podía hacer nada, salvo morir.

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado marzo 2013
    Se me hece que esta chica nos va a sorprender:), me gusta como relatas:p
  • DarsayDarsay Pedro Abad s.XII
    editado marzo 2013
    Muchas gracias!

    Espero que sorprenda, sí.

    Y cualquier fallo hacédmelo saber, hay que pulir mucho aún :)
  • EduArdoREduArdoR San juan de la Cruz XVI
    editado marzo 2013
    Era muy tentador leer tú relato de la sección "infantil y juvenil", pero me he decidido por leer la continuación de este ;)

    No eres el primero (ni el segundo) del que leo algo y pese a tratarse de escritores nacionales, tenéis una influencia extranjera, que a mí, lejos de gustarme, me desagrada :mad:

    En tu caso, y tampoco es el primero, tienes una pluma estadounidense muy marcada. Sin ir más lejos, ya sólo sea en la denominación de sustantivos propios (Simail o Kraxas por citar dos), pero también en expresiones muy americanizadas: "se encargaba de vigilarla...". Expresión que me ha recordado a la agresividad generalizada en creaciones de escritores y cineastas norteamericanos.

    Hay paisanos nuestros que han tenido tanto contacto con culturas extranjeras que acaban siendo más foráneos que del terruño. Pero estas angloamericanas manifestaciones tuyas, que no me cabe duda que son intencionadas, me resultan por completo antinaturales. ¿Un español escribiendo como un estadounidense? A mí no me levantan pasiones cuando veo eso. Para leer algo así, leo a un americano, ¡qué será que no hay!

    Esto no es lo que busco de un autor nacional (o de la América Hispana), ni mucho menos cuando leo algo en este foro de letras castellanas.

    Lo siento, Darsay, no me gusta tu obra :(
  • DarsayDarsay Pedro Abad s.XII
    editado abril 2013
    Estimado EduardoR:

    Primero que nada agradecerte el haber llegado hasta aquí, a pesar de que no te gustase, que ya es bastante. Para gustos colores, como dice el dicho :)

    Segundo, "encargaba de vigilarla", ¿expresión americanizada??? Eso no lo entiendo, agresividad??? Cuando voy al parque con mi hija, me "encargo de vigilarla" para que no se haga daño, y te aseguro que no pienso en agresividad, así que eso tendrás que explicármelo mejor. A lo mejor es que soy medio ignorante o no estoy tan "versado" en la literatura, o es que hay una forma secreta de escribir para "españolizar" los textos, repito que en ese tema soy un ignorante. En cuanto a la influencia, en eso te doy la razón (aún no he encontrado nada español, del tema que me gusta, que sea de mi agrado, algunos les puede escandalizar, pero lo dicho, para gustos colores.

    Tercero, cuando una persona escribe, al menos en mi caso, se deja llevar. Es como un río, fluye, no me paro a mirar si lo que escribo no pega con un español, un americano o un ruso, simplemente lo hago, sigo mi propia corriente. Es obvio que todo no puede gustar a todos.

    Y por último, si ves un libro escrito por un tal Darsay (que no deja de ser un seudónimo, algo estúpido pero un seudónimo al fin y al cabo) no confirma que su nacionalidad sea española, tampoco busco eso, ni busco un texto "profundo que pueda llegar al alma".

    Después de toda esta parrafada, darte las gracias por contestar, al menos te has molestado en hacerlo, aunque ya te digo, hay cosas que no entiendo de tu crítica.

    Un saludo! ;)
  • EduArdoREduArdoR San juan de la Cruz XVI
    editado abril 2013
    ¡¡Nada!! El placer ha sido mío.

    Sí, la verdad es que lo de "vigilarla" ha sido una expresión (aunque ha habido alguna más) que me ha recordado a como lo diría un actor estadounidense doblado al castellano (un español tal vez diría "estar pendiente"). Pero bueno, cabe la libre interpretación (en este caso la mía :D ). A otro puede no parecerle. Para la libre interpretación no hay nadie ignorante :eek: :) Lo que sucede es que ha sido la primera expresión americanizada (para mí) de la que me he percatado.

    En cuanto a españolizar un texto... tampoco debe tratarse de eso; ¡¡sería más antinatural incluso de lo que ya tenemos!! Lo que sucede es que, nosotros, "víctimas" inconscientes de la influencia yankee, muchas veces queremos parecernos a ellos. Nunca me han gustado las manifestaciones españolas americanizadas :( Pero sobre gustos no hay nada escrito :o

    Bueno, puedes llevar razón en que la nacionalidad del autor puede hasta desconocerse (y para algún lector no ser importante), pero yo, cuando compro un libro que quiero que sea estadounidense, se lo compro a un estadounidense. Cuando quiero que sea español, se lo compro a un español. Yo siempre me informo un poco del autor aunque sea en la contraportada :D (Como me he informado de ti y he visto que somos paisanos :p ). Vamos, que si yo compro un libro a un autor nacional, y me encuentro una historia de este estilo... quedo defraudado :( Defraudado porque no es lo que esperaba o buscaba :mad:
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