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"La Impostora" 1ª parte.

Victoria VegaVictoria Vega Pedro Abad s.XII
editado abril 2013 en Romántica
Atrapada entre dos identidades. Dividida entre el amor y la venganza.


Mariela Villagomez pasó de niña a mujer a la fuerza. Perdió su infancia y su adolescencia encerrada en una casa de acogida donde era maltratada. Todos sus compañeros se acababan marchando con las personas que venían a adoptarles pero en Mariela nadie se fijaba, y ella se iba haciendo a la idea de que su único destino era quedarse sola.
Cuando tenía nueve años fue separada de su hermana pequeña, Irene, el mismo día en el que un sicario asesinó cruelmente a su madre, Regina Villagomez, delante de ellas. Un suceso que las marcó para siempre. Después llegó el hombre que les solía visitar esporádicamente, que les compraba algunos regalos caros por navidad y que supuestamente era su padre. Un padre que nunca se paraba a mirarlas ni a preocuparse por ellas. No conocía nada de él. Ni su nombre, ni sus apellidos, ni su profesión... Nada. Su padre arrancó a Irene de los brazos de Mariela y las entregó en diferentes casas de acogida. Así crecieron, separadas, ignorantes, sin saber la una de la otra, y extrañándose tanto que les dolía el alma. Todas las noches Mariela era asaltada en sueños por horribles pesadillas donde revivía el asesinato de su madre.
Cuando Mariela cumplió quince años escapó del centro de acogida. Durante días buscó al único familiar del que conocía su paradero, su tía Eva, hermana de su madre. Aún guardaba en su memoria, aunque remoto, el recuerdo de la casa de su tía. Hasta allí llegó hambrienta y agotada. Pero Eva estaba muy enferma y Mariela se limitó a cuidar de ella, mientras intentaba buscar a Irene sin éxito. En el lecho de muerte de Eva, ella le confesó que su padre era Mariano Delucci, un importante y poderoso miembro de la política, casado y padre de un hijo, que mantuvo una relación clandestina con Regina, de la que nacieron Mariela e Irene, y cuando todo empezaba a salir a la luz justo en época de elecciones ocurrió el terrible asesinato y separación de las hermanas. Eva le terminó de confesar que aunque nunca pudo demostrarlo, fue Mariano Delucci quien mandó asesinar a Regina, para ocultar que tenía una relación extramatrimonial y dos hijas ilegítimas. Mariela acababa de recibir otra puñalada en el alma, al escuchar aquella noticia, pero juró reencontrarse con su hermana, y vengar el asesinato de su madre. No sabía cuando ni como, pero iba a encontrar a Mariano Delucci, lo iba a encontrar y le haría confesar su crimen, aunque fuera lo último que tuviera que hacer en la vida.
Tras la muerte de Eva, Mariela, otra vez sola y abatida, durante años se dedicó a trabajar y a ahorrar dinero. Trabajó como sirvienta, niñera, dependienta, peluquera... Cuando reunió el dinero suficiente emprendió un largo viaje. Mariela contaba con veinticinco años cuando fue a buscar sus orígenes, a su hermana perdida, una eterna justicia, y una justa venganza. Se había prometido no flaquear, no equivocarse, no rendirse... Con una maleta llena de planes y esperanzas inició su camino, pero unos maleantes se le cruzaron, y le robaron todo cuanto llevaba encima. Golpeada y pidiendo auxilio sin que nadie acudiera a su llamada, veía como se llevaban todas sus pertenencias y todo el dinero que durante años, tanto le había costado reunir. Así, con las manos absolutamente vacías, el rostro surcado de lágrimas, y el alma desgarrada, Mariela, desorientada, continuó su camino. Lloraba porque habían asesinado a su madre y quedado impune, porque la había separado de su hermana, porque su padre era un asesino, y porque le acababan de arrebatar la última posibilidad de hacer justicia. Se preguntaba porque la vida se ensañaba tanto con ella. Mariela estaba muy lejos de imaginarse que se le acercaba otro trágico suceso, salvo que este, cambiaría el rumbo de su vida para siempre. Todo empezó cuando conoció a una peculiar compañera de viaje. Un flamante coche rojo, se detuvo y la chica que conducía le ofreció ayuda. "Me dirijo hacía la capital-le dijo-Si vas hacía allí, te puedo acercar. ¿Quieres?" Mariela agradeciéndoselo, montó en su coche. Se llamaba Zafiro Mendoza, y además de tener la misma edad que ella, físicamente compartían rasgos muy parecidos, el mismo cabello, el mismo tono de piel, los mismos ojos azules...
Zafiro le contó que se dirigía a la casa de su padre del que hacía quince años que no veía, desde que su madre tras divorciarse de él, la llevó con ella y nunca, mientras vivieron juntas, la dejó volver a verlo. Contaba con apenas diez años la última vez que vio a su padre. Atrás dejaba a su novio, Tony Duarte, con el que llevaba dos años de relación. Pronto regresaría con él, después de la temporada que pensaba pasar con su padre. Mariela apenas habló durante el trayecto, más bien se dedicó a escuchar a Zafiro. Además la historia de su vida era demasiado complicada para narrar.
De repente un coche en dirección contraria, un conductor ebrio, las embistió sin que pudieran evitarlo. El coche dio varias vueltas de campana. Mariela, aunque herida y aturdida, logró salir del coche. La más perjudicada fue Zafiro que quedó atrapada dentro del auto. Mariela se esforzó por ayudarla, pero no consiguió sacarla. El conductor del otro coche había muerto y nadie más pasaba por ahí. Mariela no encontraba forma de pedir ayuda y el auto empezaba a dar señales de que pronto iba a explotar. Zafiro lloraba desesperada, pero en un acto de valentía le dijo que no perdiera más el tiempo con ella y que huyera antes de que fuera demasiado tarde. Zafiro le entregó una cadena de oro y zafiros con su nombre inscrito y le pidió como última voluntad, que se lo entregara a su padre y le dijera que lo quería. "Busca a Santiago Mendoza de la Vega..." Le dijo con un hilo de voz. Mariela le prometió que lo buscaría, y ante la insistencia de Zafiro de que la dejara, se alejó de la catástrofe, justo cuando los dos coches explotaron y ardieron en llamas. El cuerpo de Zafiro quedó calcinado e irreconocible.
Mariela caminó durante horas hasta que llegó a la capital. Sola, sin rumbo, sin dinero, sin equipaje, sin documentos... Sin nada. Tan sólo con la cadena de Zafiro que custodiaba como a un tesoro. En la capital había ambiente de elecciones. Acababa de empezar la campaña para elegir el nuevo presidente del gobierno. En unos enormes carteles colgados en una pared distinguió la publicidad electoral de dos partidos: uno de izquierda y otro de derecha que luchaban por la presidencia del país. Mariela se quedó petrificada cuando reconoció al candidato del partido de derecha: Era Mariano Delucci, su padre, el asesino de su madre y el responsable de la separación de su hermana. Aunque, si podía ser, más petrificada se quedó cuando vio que el candidato del partido de izquierda era Santiago Mendoza de la Vega, el padre de Zafiro.

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado abril 2013
    Mucha casualidad, encontrarse a los dos de papayita:rolleyes::)
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