Pulcritud
Vacío. Late el órgano motriz; ríos de sangre por las venas jóvenes. Silencio en el pálpito incesante. Agua cubriendo aquellos pechos rosados, erizando la punta oscura, relamida por el vicio. Frío. Mis labios expiran un vaho que choca sin brutalidad contra los azulejos blancos, estériles.
Como si de la piel de un renovado reptil se tratase, el manto artificial se arrima a mis brazos temblorosos. Pegajosas y sutiles son sus curvas, como las mías al deslizarse en la tina rebosante. Acero: su filo es hermoso, más de lo imaginable; refleja la caricatura de la inexpresividad. Mi rostro es sereno cuando penetra en mí.
Sentimiento. Algo vuelve, algo viene...es el calor que antecede a la corte del pavor. Llena la oquedad. No hay mayor alegría que la tristeza que ahora me invade. Sí, muerte que renueva la emoción.
Comentarios
Muy a mi pesar tengo que decir que escribes tan bien para representar el lado luminoso que el lado oscuro. Ya tengo asociado tu nombre a gran calidad de escritura.
Ah, y espero que este relato no esté basado en una experiencia personal jaja!
Escribes bien. Eso sí, tu escritura no es apta para todos los públicos, y no ya por ser dirigida a adultos (como lo pueda ser este relato), sino que más de un adulto no sé si lo entendería Pero como yo si, te digo que me ha gustado
EduArdoR, creo que al ser la literatura un arte también hay que potenciar esas facetas fuera de la vida cotidiana, ese vocabulario que parece encarnar melodías y abstracciones