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Nancy Spero, arte feminista contestatario

niranniran Gonzalo de Berceo s.XIII
editado julio 2008 en En imagen
En estos días tenemos en el MAGBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona) una exposición de la artista estadounidense Nancy Spero, una de las pioneras del arte feminista en la pintura moderna. La Spero es una artista contestataria y un modelo de lo que significa interactuar la expresión estética y el compromiso. Esta es la primera gran retrospectiva que se hace de ella en Europa. Un total de 178 obras, muchas de ellas perturbadoras, tal vez hasta chocantes, al menos en opinión de algunos galeristas norteamericanos que han evitado exponerlas en sus salas.

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[FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular][SIZE=-1]Azur - 2, 2003[/SIZE][/FONT]


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[FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular][SIZE=-1]Black and the Red III - 3, 2003


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[/SIZE][/FONT][FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular][SIZE=-1]Codex Artaud VII - 2, 2003

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[/SIZE][/FONT][FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular][SIZE=-1]Codex Artaud VII - 2, 2003 -detalle[/SIZE][/FONT]
[FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular][SIZE=-1]
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[/SIZE][/FONT][FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular][SIZE=-1]Black and the Red III - 2 (diptych), 2003[/SIZE][/FONT]

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NANCY SPERO
Nancy Spero (Cleveland, Ohio, 1926) es una de las pioneras del arte feminista y una de las figuras fundamentales en la escena contestataria del Nueva York de los años sesenta y setenta, en la que participaron también artistas como Martha Rosler y Adrian Piper, a las que el MACBA ha dedicado ya sendas exposiciones retrospectivas. Como artista y activista, su carrera continúa siendo hoy un ejemplo de compromiso con la escena política, social y cultural en la que vivimos. Prueba de ello es su respuesta a los últimos acontecimientos bélicos en los que su país se ha visto envuelto y que han resituado su trabajo en primera línea de actualidad.
Nancy Spero. Disidanzas, es la primera gran retrospectiva de la obra de la artista que se realiza tanto en Europa como en Estados Unidos. En esta muestra se reúnen obras que van desde sus inicios como estudiante en el Art Institute de Chicago, nunca antes expuestas, hasta su última instalación presentada en la Bienal de Venecia de 2007. El título de la exposición, extraído del texto de Hélène Cixous para el catálogo, anuncia una propuesta de lectura en la que se relacionan dos aspectos fundamentales de la obra de la artista: su carácter crítico y contestatario con la situación político-artística que le ha tocado vivir a lo largo de su carrera y la importancia del movimiento y del cuerpo como vehículos de articulación de su discurso. Organizada cronológicamente, la exposición presenta su obra como un proyecto unitario en la que presente y pasado se confunden a la manera de los ritos y narraciones antiguos que le sirven de inspiración.
En 1959, Nancy Spero y su marido, Leon Golub, ambos pintores figurativos establecidos en Chicago, se trasladan con sus hijos a París donde residen de 1959 a 1964, huyendo de la preponderancia de la abstracción en el panorama artístico norteamericano. En esta ciudad Spero entra en contacto con círculos intelectuales más literarios que artísticos y profundiza en lecturas que más tarde serán fundamentales para su trabajo, como es el caso de los textos de Artaud. Durante esos primeros años la artista realiza una serie de trabajos agrupados bajo el título de Black Paintings (1959-1960). Se trata de obras figurativas, de expresionismo lírico, centradas en temas como la noche, la maternidad o los amantes en las que deambulan personajes sobre fondos oscuros creados laboriosamente mediante la acumulación de capas de pintura. La sensación de aislamiento y cerrazón que transmiten estas obras se corresponde con la situación personal y profesional de la artista.
Spero y Golub vuelven a Nueva York en 1964 al tiempo que la oposición a la guerra de Vietnam y el movimiento de los derechos civiles toma protagonismo en su país. Su compromiso político la ayuda a salir de su aislamiento y le otorga una voz propia, que, a partir de ese momento, se convertirá en motivo fundamental de búsqueda en su trabajo. Spero desecha la pintura sobre tela, medio al que califica de masculino, y se decanta por el uso del papel, que con su fragilidad le otorga una nueva temporalidad, procesualidad y expresividad a su pintura, como ocurre en la serie War (1966-1970). En ellas Spero da rienda suelta a su cólera y repulsión frente a la guerra, a través de manifiestos en los que introduce una explícita imaginería de género y múltiples metáforas sobre la obscenidad y la violencia del poder. Sus obras se inundan de lenguas y bombas fálicas, de helicópteros y hongos atómicos defecantes y de frases hechas del argot militar. Se trata de un conjunto obsesivo que crea una suerte de jeroglífico o escritura visual.
En 1969 Spero se distancia del debate político-militar del momento para crear un conjunto de obras basadas en textos del poeta francés Antonin Artaud, las Artaud Paintings (1969-1970). En ellas cita al poeta de manera compulsiva, para expresar y exorcizar la ira y la alienación que sentía como artista. Estas obras evolucionan hacia el vasto Codex Artaud (1971-1972), compuesto de treinta y cuatro rollos de hojas pegadas entre sí. Esta pieza múltiple, de formato abierto, que recuerda escrituras antiguas, marca la etapa de madurez de su obra y se ha convertido en un punto de inflexión en el arte de los años setenta. El lenguaje, a diferencia del de sus coetáneos conceptuales, es obsceno y está inscrito manualmente, como un grafito, ofreciendo a su trabajo un tipo de corporalidad diferente, que la distancia de los discursos oficiales del momento.
La participación de Spero en el movimiento feminista –colabora entre otros con WAR (Women Artists in Revolution) y lleva a cabo protestas y acciones para exigir la paridad de la representación entre hombres y mujeres en los museos– conduce a la artista a tratar cuestiones como la tortura y el dolor de las mujeres, al mismo tiempo que transmite su fuerza y libertad. Así surge su nueva obra épica Torture of Women (1976), en la cual combina imágenes, citas y testimonios aterradores de las atrocidades cometidas por los regímenes dictatoriales suramericanos contra mujeres, según los informes de Amnistía Internacional y otras fuentes. La pieza, un rollo de catorce paneles horizontales de 38 metros de largo obliga al espectador a recorrer el espacio de manera poco ortodoxa, fórmula que desarrollará en las obras siguientes.
The First Language (1981) es su siguiente gran obra de tamaño rollo y un punto de inflexión en su carrera. Con ella abandona la palabra escrita a favor del cuerpo femenino como vehículo de lenguaje expresivo. En esta obra Spero adopta un tono deliberadamente optimista para subrayar el poder de la imaginación y de la esperanza frente a la tiranía y la dominación. La pieza consta de 22 paneles horizontales en los que figuras femeninas procedentes de varios momentos históricos se alternan en un espacio extendido, combinando presencia y vacío sobre la página en blanco. Los cuerpos –algunos fragmentados– se suceden desnudos, y se mueven, saltan, caen, se estiran, se encogen, se repiten, creando un alfabeto propio.
Hacia finales de los años ochenta Spero se inclina cada vez más por la estampación de figuras y fondos, y expande su léxico a la arquitectura. De esta manera elimina cualquier obstáculo existente entre la obra y el espacio en el que se muestra y obliga al espectador a participar de manera mucho más activa cambiando su mirada y su posición. En 1998, Spero produjo Let the Priests Tremble…, una instalación en la Ikon Gallery de Londres, de la cual reproducimos una parte central en la exposición. En ella, mujeres fuertes y atléticas bailan al son de un pasaje del ensayo de Hélène Cixous perteneciente a su libro La risa de la medusa. La relación de Nancy Spero con la escritura femenina de autoras como Cixous y Kristeva es un tema recurrente en los ensayos críticos sobre su obra. El interés por parte de la artista se demuestra también en afirmaciones explícitas: «No se puede avanzar si no es hacia una nueva dirección. Las feministas francesas hablan de “écriture féminine” y yo lo intento con la “peinture féminine”» El texto de Cixous publicado en el catálogo de la muestra ofrece, como si se tratara de un relato íntimo, la profunda relación entre estas dos artistas.
Los ochenta y noventa son años en los que realiza numerosas exposiciones y consigue el reconocimiento crítico. A partir de este momento su trabajo se vuelve más exuberante y afirmativo, y expresa –según sus propias palabras–, una especie de «utopía», de posibilidad de cambio. Aun así, no olvida temas y procedimientos que le han interesado desde el principio de su carrera, como el dolor, la destrucción o la violencia, convirtiéndose ambos en dos caras de la misma moneda para su universo artístico y personal. Así, la exposición refleja esta dualidad en dos salas contiguas en las que, sin seguir ningún orden cronológico, se mezclan obras que establecen un diálogo entre el luto y la alegría. Entre ellas, cabe destacar Ballad of Marie Sanders, una instalación que la artista ha realizado en múltiples formas y en la que, por primera vez en muchos años, recupera el texto con un poema de Bertolt Brecht de 1934 acerca de una gentil torturada por haber mantenido relaciones sexuales con un judío, como forma de recordar el sufrimiento que se esconde bajo los regímenes opresores.
A finales de los años noventa el color adquiere un mayor protagonismo en la obra de Spero y la monumental Azur (2002) es un buen ejemplo de ello. En esta obra, que toma el título de un poema de Mallarmé, la artista utiliza el color deliberadamente y busca maneras nuevas y sorprendentes de componer, salpicando con criaturas femeninas el espacio y creando una secuencia onírica en la que éstas se mueven sin restricciones temporales sobre un fondo definido por patrones geométricos. Aquí el color se trata con la misma destreza con la que solía tratar el texto en la década de los setenta; repitiéndolo, combinándolo, superponiéndolo, abusando de él, dejándolo en blanco… prescindiendo de la tradicional oposición entre figura y fondo, entre abstracción y figuración.
Finalmente en Maypole: Take No Prisoners, (2007), una instalación producida para la Bienal de Venecia, Spero vuelve sobre un tema recurrente en su obra y desgraciadamente en la política de su país; la guerra. La pieza es un Árbol de Mayo provisto de 200 cabezas de aluminio tratadas y pintadas que, en palabras de la artista, ha canibalizado de sus pinturas de guerra de los sesenta. Con esta pieza cerramos el círculo temporal de su trayectoria; volvemos al principio e incidimos en las fronteras cronológicas de la retrospectiva.
Comisario: Manuel J. Borja-Villel y Rosario Peiró Coproducción: Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) y Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), Madrid
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