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Supervivencia

JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado agosto 2012 en Ciencia Ficción
asteroide2i.jpg


-”...El asteroide mide doce kilómetros de diámetro y esta formado por hierro y níquel en un 93%, lo que le da una gran densidad. El impacto causará una explosión estimada en unos 100 teratones, producirá terremotos que se saldrán de cualquier escala, tsunamis con olas de más de 100 metros de alto...Además la explosión expulsará una gran cantidad de materiales a la atmósfera que creará una gran nube que cubrirá todo el planeta e impedirá que entre la luz solar durante meses... Solo algunas criaturas marinas o que vivan bajo tierra sobrevivirán al impacto... Un 90% de los escasos supervivientes sucumbirán a las pésimas condiciones en que quedará la superficie...”

Samuel escuchaba estupefacto a la locutora del telediario. Seis meses, solo seis meses de vida, eso era lo que le quedaba al planeta.

Las autoridades ya no podían ocultar más ese hecho. Varias asociaciones de aficionados a la astronomía ya lo habían detectado semanas antes de este anuncio y a nadie le había pasado desapercibida la aparición de una nueva estrella, justo en el centro del carro de la Osa Mayor. Una estrella que, por otro lado parecía crecer día a día.

-¡Ah, no!- se dijo- No he llegado hasta aquí para morir por culpa de un pedrusco como un vulgar dinosaurio.

Cuando decía “aquí”, en realidad quería decir “ahora”, trescientos años de vida no eran ninguna tontería. Había vivido mucho tiempo, pero tenía pensado vivir mucho más. Y, de hecho, podría hacerlo si conseguía esquivar a esa mole que pretendía jugar a billar con la Tierra.

Samuel era un vampiro.

Los siguientes quince días los pasó estudiando las consecuencias del choque, tanto en los numerosos artículos que los periódicos publicaban al respecto como en Internet. Comprendió que para la mayoría las posibilidades de sobrevivir eran muy escasas, por no decir inexistentes.

Pero habría una minoría que, tal vez, lo conseguiría. Los políticos, los ricos... en definitiva, los poderosos, “la élite”. Esos tendrían plaza en los refugios antiatómicos dispersos por todo el mundo. Allí gozarían de protección y alimentos durante años.

Pero, a pesar de que en sus trescientos años de sabias inversiones había conseguido amasar una fortuna inmensa, a el no le valía esa solución. Era un vampiro, y solo podía alimentarse de sangre humana, si ingresaba en uno de los refugios no tardarían en descubrirlo.

Podría hacerse construir su propio refugio y llevar unas reservas de sangre, pero alimentándose así solo podría vivir una semana, dos a lo sumo. No, debía encontrar otra solución.

Siguió investigando y, al fin, encontró la solución en un artículo en Internet titulado “Criogenización, el arte del congelado humano.”

II

Durante los cuatro meses siguientes, gastó toda su fortuna en la ejecución del plan.

Adquirió unos terrenos alejados de la ciudad, hizo construir en ellos su propio refugio e instaló las más sofisticadas medidas de seguridad para evitar que este fuera violado.

Después, instaló dos cámaras de criogénesis. Una sería para él, la otra serviría para conservar reservas de sangre suficientes para un mes (más que eso sería inútil, él sabía que no podría sobrevivir tanto a base se sangre envasada). Las cámaras estaban conectadas a las más modernas computadoras que se encargarían de monitorizar continuamente su funcionamiento y, llegado el momento, despertarlo.

Calculó unos 2000 años. Tiempo suficiente para que el planeta quedara libre de radiación y para que los descendientes de los supervivientes se hubieran multiplicado.

Faltaba poco más de un mes para la catástrofe cuando todo estuvo terminado. Por suerte mucha gente seguía aferrada a su trabajo, unos porqué no acababan de creerse lo que contaban los telediarios, otros porque ese trabajo les daba una sensación de seguridad, otros...Bueno, las razones eran muchas. El caso es que, contra todos sus pronósticos, no le faltó mano de obra. El mundo seguía adelante a pesar de todo.

Cuando se instaló definitivamente, ya empezaban a notarse los primeros efectos causados por la proximidad del meteorito. Terremotos de gran magnitud se repetían en todas las partes del globo, el nivel del mar subió varios metros inundando las ciudades costeras de todo el planeta...un sinfín de catástrofes en todo el globo fueron las señales del apocalipsis.

Programó las computadoras, guardó la reserva de sangre en la cámara destinada a ese uso y se instaló en la suya.

Diez minutos después, Samuel dormía el sueño criogénico que, según sus cálculos, duraría 2000 años.

Aunque, como dice el refrán, “el hombre propone...”


Y el meteorito impactó contra el planeta, todas las consecuencias que habían vaticinado los científicos se quedaron cortas. El impacto fue mas brutal de lo previsto, los tsunamis arrasaron la práctica totalidad de la tierra y la nube de material que se levantó cubrió de oscuridad el planeta durante una década.

Pocos días después del impacto se desató una tormenta de lluvia ácida que duró más de un año, lluvia que se fue filtrando lentamente a través del suelo y que acabó llegando hasta el refugio de Samuel, dañando las computadoras.

Transcurridos los 2000 años previstos, las computadoras no despertaron a Samuel. En el exterior, la vida se abría camino lentamente.

Comentarios

  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado agosto 2012
    III

    Abrió los ojos y tuvo que cerrarlos de inmediato, incluso la tenue iluminación del refugio le dañaba después de tanto tiempo de no usarlos. Permaneció tumbado hasta que se acostumbró a la luz, finalmente se levantó. Le costó un gran esfuerzo, se encontraba muy débil, pero consiguió llegar a la cámara criogénica que conservaba sus reservas de sangre. Cogió una de las bolsas y se la bebió antes de desmayarse.

    Despertó sintiéndose un poco mejor, aunque aún se sentía bastante débil. Bebió otra bolsa de las reservas y las fuerzas volvieron a su cuerpo.

    Se acercó al panel donde se mostraban todas las lecturas que tomaban las computadoras.

    Las primeras lecturas fueron satisfactorias. La relación de oxígeno-nitrógeno de la atmósfera era la adecuada y no se apreciaban signos de radioactividad. Había una gran actividad, tanto de vida animal como vegetal. La siguiente lectura lo dejó estupefacto. Se trataba del contador que indicaba el tiempo que permaneció congelado.

    Algo había ido mal. Había dormido mucho más tiempo del previsto. En lugar de los 2000 años que había programado, la computadora lo había mantenido criogenizado 200.000 años.

    Tras unos minutos de preocupación una sonrisa floreció en sus labios.

    -Tal vez sea mejor así- se dijo.- En 200.000 años la descendencia de los escasos supervivientes se habrá multiplicado considerablemente.


    Veinticuatro horas después ya había equipado el vehículo. Se trataba de una autocarabana equipada especialmente según sus indicaciones. Funcionaba con un motor eléctrico que se recargaba gracias a las placas solares instaladas en el techo. La parte dedicada al habitaje carecía de ventanas para evitar que penetrara la luz solar y estaba equipada con una nevera que mantenía sus reservas de sangre en condiciones óptimas.

    Conduciría durante la noche en busca de alguna población y las placas solares recargarían las baterías mientras dormía durante el día. Su plan se estaba desarrollando a la perfección.

    Abandonó el refugio y se sorprendió de como había cambiado el paisaje. Donde antes había un terreno desértico, ahora se encontraba con un espeso bosque de altos árboles cuya especie no pudo identificar. Por suerte la autocarabana estaba preparada para circular por cualquier tipo de terreno.

    Tardó tres noches en abandonar el extenso bosque durante las cuales pudo comprobar la escasez de vida animal. Lo único que abundaba eran los insectos, nubes de mosquitos que se extendían durante kilómetros o ejércitos de hormigas y de termitas que cubrían el terreno hasta donde alcanzaba la vista Solo en raras ocasiones pudo entrever algún mamífero, pequeños roedores que se escabullían entre el follaje y que habrían pasado completamente desapercibidos a los ojos de un humano.

    El bosque acababa bruscamente dando paso a un extenso prado. Durante dos noches más, condujo la autocarabana por ese terreno abierto sin encontrar signos de civilización. Fue al final de la segunda noche, cuando faltaban solo algunos minutos para el amanecer cuando encontró los primeros restos del mundo que había conocido.

    Se trataba de un trozo de carretera, una cinta de asfalto de escasamente un metro de ancho y casi tres metros de largo que milagrosamente había escapado de ser devorada por la alta hierba que dominaba el paisaje. Bajó del vehículo, se arrodilló y acarició con nostalgia ese pequeño retazo de la civilización que había conocido. Una pequeña lágrima de sangre escapó de su ojo derecho mientras se refugiaba en la autocarabana para su sueño diurno.

    Durante su tercera noche de recorrido por la pradera pudo observar otros fragmentos de lo que dedujo fue antaño una autopista. Finalmente, llegó a lo que había sido una gran ciudad, la hierba crecía con dificultad en el duro terreno donde solo podía apreciar los cimientos de los edificios que, a causa de la erosión de 200.000 años, habían desaparecido completamente. Allí pudo cazar uno de los escasos roedores que había entrevisto en el bosque y que parecían ratas de gran tamaño y alimentarse así, con sangre viva, por primera vez desde que había despertado de su largo sueño.

    Sin embargo, sabía que no podía alimentarse así, de animales y de sangre envasada, eternamente. Con suerte podría vivir un par de semanas más en esas condiciones. Tenía que encontrar un asentamiento humano antes de ese tiempo o moriría.

    IV

    Decidió pasar el resto de la noche en las ruinas, en busca de algo que pudiera serle útil, pero solo encontró cascotes y hierros retorcidos. Ni siquiera pudo identificar la ciudad que allí se había levantado. Finalmente, amaneció y tuvo que refugiarse en el vehículo.

    Abandonó las ruinas así que anocheció, siguió recorriendo la basta pradera hasta que a las cuatro horas de camino, vio las construcciones. Eran el primer signo de vida inteligente que había visto en ese nuevo mundo, pero no era para nada lo que había esperado.

    Se trataba de casi un centenar de cúpulas de aproximadamente medio metro de altura y construidas con un material parecido al hormigón. Le recordó las construcciones de algunos insectos, pero esas cúpulas tenían algo que demostraba que habían sido construidas por seres inteligentes. Tenían puertas.

    Detuvo el vehículo y se apeó. Se acercó silenciosamente al conjunto de construcciones y entonces le vio.

    Era bajo, tal vez un metro y medio de estatura, iba cubierto con una larga capa que le cubría el cuerpo, una capucha cubría igualmente la cabeza. Estaba de espaldas a él, así que solo pudo ver su silueta cubierta por la capa. Por su postura intuyó que estaba de guardia, además vio que sostenía una lanza.

    -Así que los humanos han retrocedido a la barbarie- se dijo.- Esa lanza demuestra que han hecho una regresión. Además, viven bajo tierra, es evidente que las cúpulas solo son una vía de acceso y salida.

    Estuvo unos minutos observando la figura que permanecía inmóvil y finalmente se decidió.

    Salió de su escondite y se acercó a él.

    -¡Eh, oiga!-gritó.

    El ser se dio la vuelta y al ver a Samuel hizo un gesto que este interpretó como de terror. El ser dio un salto atrás y abrió sus brazos.

    Abrió todos sus brazos.

    Samuel dio un grito de pánico y corrió hacia su vehículo. Lo puso en marcha y se alejó a toda velocidad.

    Durante la huida recordó algunos de los artículos que había leído antes de iniciar su proyecto de supervivencia. Esos artículos decían que de producirse una catástrofe de las dimensiones de la provocada por el meteorito, solo “ellas” sobrevivirían.

    Y comprendió que así había sido. La humanidad había desaparecido, pero “ellas” sobrevivieron. “Ellas” fueron las que evolucionaron hasta llegar a los inicios de una civilización.

    Entonces comprendió que estaba perdido.

    Porque, ¿como puede un vampiro sobrevivir con sangre de cucarachas?


    FIN
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado agosto 2012
    Huàcala, sobrevivir tantos años para no tener con quien compartir ni nadie para que lo alimente, es mejor que siga durmiendo otros millones de años màs:eek::rolleyes:
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