¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Nuestro problema con los zombies

JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado agosto 2012 en Terror
Todo empezó en un momento en que los zombies estaban de moda. Tanto en la literatura como en el cine, la TV e incluso los video juegos. Pero todo se desarrolló de forma muy distinta a la que nos mostraban, sobre todo, el cine y la TV.

Dicen que la primera fue una chica de 22 años en Amsterdam. Murió a causa de una sobredosis de barbitúricos en el hospital mientras intentaban hacerle un lavado de estómago. Dicen que cinco minutos después de su muerte se levantó y empezó a andar.

No se si fue realmente la primera, tal vez solo fue la primera en ser documentada, pero eso no importa. El caso es que después de ella siguieron otros y el problema se fue extendiendo.

El caso es que ahora, todas las personas que mueren, sean de la edad que sean y sea cual sea la causa de su muerte, a los pocos minutos del óbito, se levantan y echan a andar.

El caso, como ya he dicho más arriba, es que la cosa no fue como en las películas. Los zombies, (prefiero usar esta palabra. ¿Se han dado cuenta de la incongruencia del término “muerto-viviente”?) no atacaban a los vivos para devorarlos, de hecho, nunca se les ha visto comer nada.

La verdad es que se limitaban a andar por ahí y nunca molestaron en lo más mínimo a nadie, excepto por el olor. No olvidemos que estaban muertos y sus cuerpos, a pesar de estar dotados de movimiento, se degradaban, se pudrían lentamente, lo que era muy desagradable a la vista y al olfato.

Así que, al principio, se les encerraba en grandes corrales construidos a tal efecto, se les dejaba allí hasta que sus cuerpos se degradaban tanto que ya no podían moverse, entonces se les enterraba en fosas comunes. El primer efecto negativo de esa plaga, fue la total bancarrota de las compañías funerarias.

Pero lo peor, aún estaba por venir.

Alguien, seguramente un avispado ejecutivo de alguna multinacional, descubrió que los zombies podían ser domesticados.

Al parecer, no eran tan estúpidos como parecían. Se les podía enseñar algunos trucos, a ejecutar tareas manuales. Pronto, muchas empresas empezaron a adquirir zombies para substituir a sus trabajadores, muchos obreros de la construcción y de cadenas de montaje se encontraron en la calle.

Un zombie era mucho más barato que un trabajador vivo.

No había que pagarle ningún sueldo, no había que darle de alta en la Seguridad Social (estaban muertos, no podían enfermar), no tenían que adoptar medidas de protección laboral (si, porque estaban muertos, así que si uno de ellos se caía de la sexta planta de un edificio en construcción, no pasaba nada, porque ya estaba muerto). Ni tan solo el hecho de que un zombie se mantuviera en movimiento solamente entre seis meses y un año era un problema. ¡Que diablos! Continuamente moría gente y nuevos zombies engrosaban las filas de esclavos gratuitos.

Incluso hubo una conocidísima cadena de hamburgueserías que intentó cambiar a todos sus empleados por zombies. Por suerte, tuvieron que desistir. A nadie le apetecía comer una hamburguesa preparada y servida por cadáveres. ¡A saber si parte de esos cadáveres pasaba, por accidente, a formar parte de la hamburguesa!

Hubo manifestaciones laborales en todo el mundo. Los sindicatos protestaron e intentaron que se declarara ilegal emplear a zombies, pero todo fue inútil. Las multinacionales, los que tenían el dinero y, por tanto, el poder, lograron que se implantara una ley en la que se declaraba a los zombies como mano de obra esclava.

La “Ley de Asuntos Zombies” decía, entre otras cosas, que estos se movían gracias a unos inexplicables impulsos eléctricos del cerebro que se manifestaban a los pocos minutos de la muerte del sujeto. Se decía que no tenían recuerdos y que, por tanto, la persona que antes ocupaba ese cuerpo había desaparecido y que ese cuerpo que se movía no tenía nada que ver con esa persona. Por eso los familiares no podían reclamar ningún derecho sobre el zombie.

Las manifestaciones contra los zombies fueron aumentando en numero y eran cada vez mas multitudinarias. Pronto, la cantidad de gente que se encontró sin empleo y viviendo en la calle fue insostenible y lo que antaño fueron barrios obreros se convirtieron en guetos donde los “sin techo” malvivían como podían. Nadie podía entrar ni salir de esos guetos sin un salvoconducto que solo podía obtenerse si se tenía un empleo...

Y así están las cosas. Los muertos trabajando para los vivos ricos y los vivos pobres muriendo de hambre en sus guetos para acabar engrosando las filas de esa nueva casta de esclavos.

Si, estamos realmente jodidos. ¿Pero, sabéis qué? Yo, por quién más lo siento es por los zombies.

Antes de que se convirtieran en una realidad, los zombies eran el símbolo de una sociedad que alienaba a las multitudes. Representaban, también, la parte oscura de nosotros mismos, nuestros peores miedos y pesadillas.

Ahora solo simbolizan la capacidad de manipulación de los poderosos.

¡Malditas multinacionales!

¡¡Se han cargado un mito!!

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado agosto 2012
    Que tal, uno se muere para descansar y estas multinacionales ni eso quieren, habrà que hacer huelga:cool::)
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com