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El España-Francia (002)

WerewolfWerewolf Fernando de Rojas s.XV
editado junio 2008 en Taller de Prosa
EL ESPAÑA FRANCIA.

El tumulto de gritos y golpes comenzó a incrementarse, así que cogí mi bastón con mano temblorosa, y, esquivando como pude los obstáculos, salí, no sin un titánico esfuerzo, del bar, mientras nuevos proyectiles silbaban a mi espalda.

Todo comenzó en la cafetería a la que soy asiduo, donde me encontraba degustando un magnífico capuchino, mientras escuchaba la retransmisión del España-Francia de cuartos de final de la Eurocopa, motivo por el cual había un gran alboroto, dada la gran concentración de personas que parecía haber alrededor del televisor del local. Una polémica decisión arbitral, qué, a juicio del comentarista, acababa con las aspiraciones de España en el torneo, hizo dar un grito a la persona que se encontraba apoyada en la barra junto a mi. Un grito de euforia, en francés, que fue el detonante de todo.

El algarabío de voces protestando se apagó y se hizo el silencio, sólo roto por el zumbido de las cámaras frigoríficas y la voz del comentarista, que había vuelto a su cadencia habitual, retransmitiendo la siguiente jugada.

-¡Cállate, Gabacho de mierda!- Dijo una voz grave, calculo que exclamada por un hombre de unos treinta y muchos. -¡Vete a tu puto país a provocar!- bramó una segunda voz, esta vez mas joven y aflautada que la primera. -¡Eso! Vete a tu casa imbecil, que seguro que alguien se está montando una fiestecita con tu mujer.- sentenció una tercera, que provocó atronadoras carcajadas y aplausos en el lugar.

De nuevo la voz del extranjero, esta vez con un tono bastante hostil, profiriendo una retahíla de palabras encadenadas que escapaban a mi comprensión dejando poco a la imaginación.-Insultos.- Pensé.-La que se va a armar.

Decenas de gritos al unísono, reprobando su actitud, no fueron suficientes para tapar el silbido de un objeto que acabó estrellándose a escasos centímetros del lugar donde me encontraba. Algo de cristal acababa de impactar a mi lado y noté cómo un líquido frío me mojó el brazo. Por el olor que desprendía supe que era cerveza.

Hasta tres nuevos silbidos, con idénticos resultados, para qué finalmente, al quinto intento el recipiente alcanzara al objetivo con un ruido sordo, haciendo que el francés se levantara de su asiento y dirigiera sus ágiles pasos al origen de las voces.

Mientras escuchaba el primer golpe, cogí un billete de cinco euros y, a tientas lo dejé bajo mi taza, a la vez que indiqué al camarero que se quedase con el cambio.

Comentarios

  • Marcelo_ChorenMarcelo_Choren Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado junio 2008
    Werewolf escribió : »
    EL ESPAÑA FRANCIA.

    El tumulto de gritos y golpes comenzó a incrementarse, así que cogí mi bastón con mano temblorosa, y, esquivando como pude los obstáculos, salí, no sin un titánico esfuerzo, del bar, mientras nuevos proyectiles silbaban a mi espalda.

    Todo comenzó en la cafetería a la que soy asiduo, donde me encontraba degustando un magnífico capuchino, mientras escuchaba la retransmisión del España-Francia de cuartos de final de la Eurocopa, motivo por el cual había un gran alboroto, dada la gran concentración de personas que parecía haber alrededor del televisor del local. Una polémica decisión arbitral, qué, a juicio del comentarista, acababa con las aspiraciones de España en el torneo, hizo dar un grito a la persona que se encontraba apoyada en la barra junto a mi. Un grito de euforia, en francés, que fue el detonante de todo.

    El algarabío de voces protestando se apagó y se hizo el silencio, sólo roto por el zumbido de las cámaras frigoríficas y la voz del comentarista, que había vuelto a su cadencia habitual, retransmitiendo la siguiente jugada.

    -¡Cállate, Gabacho de mierda!- Dijo una voz grave, calculo que exclamada por un hombre de unos treinta y muchos. -¡Vete a tu puto país a provocar!- bramó una segunda voz, esta vez mas joven y aflautada que la primera. -¡Eso! Vete a tu casa imbecil, que seguro que alguien se está montando una fiestecita con tu mujer.- sentenció una tercera, que provocó atronadoras carcajadas y aplausos en el lugar.

    De nuevo la voz del extranjero, esta vez con un tono bastante hostil, profiriendo una retahíla de palabras encadenadas que escapaban a mi comprensión dejando poco a la imaginación.-Insultos.- Pensé.-La que se va a armar.

    Decenas de gritos al unísono, reprobando su actitud, no fueron suficientes para tapar el silbido de un objeto que acabó estrellándose a escasos centímetros del lugar donde me encontraba. Algo de cristal acababa de impactar a mi lado y noté cómo un líquido frío me mojó el brazo. Por el olor que desprendía supe que era cerveza.

    Hasta tres nuevos silbidos, con idénticos resultados, para qué finalmente, al quinto intento el recipiente alcanzara al objetivo con un ruido sordo, haciendo que el francés se levantara de su asiento y dirigiera sus ágiles pasos al origen de las voces.

    Mientras escuchaba el primer golpe, cogí un billete de cinco euros y, a tientas lo dejé bajo mi taza, a la vez que indiqué al camarero que se quedase con el cambio.

    Were, te pido que dejemos un poco aparcado este texto hasta concluir el otro. A priori, este ciego "ve" demasiado.
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