El Càntaro Fresco...

serrana

Montevideo, 26 de octubre del 2011.

Querida hermana:

Algunas cosas bonitas esta primavera me hacen reflexionar sobre cosas cotidianas. Cosas que a veces no les prestamos suficiente atención, ocupados como estamos con cuentas y preocupaciones.
Pero estoy de licencia y tengo lo que más deseo: tiempo solo para saborear el placer de estar viva.
Ayer, a eso de las cuatro de la tarde, en dirección a la placita. El tiempo no podía estar más bonito: el sol radiante y una brisa fresca primaveral refrescaba mi rostro.
Los paraísos en las calles están florecidos. Me gusta Montevideo, tan arbolada. Es tan bonito cuando después de una tormenta las flores caídas de los paraísos tapizan el suelo y parece que hubiese nevado.
Caminé la cuadra que me separa de Altamirano. Hay un hibisco amarillo a mitad de esa cuadra que hubiese hecho las delicias de mamá y del que disfruto cuando la recorro.
¿Recuerdas la biblioteca? Sobre la puerta luce un letrero en madera que reza: “El Cántaro Fresco”. El nombre fue elegido en honor de Juana de Ibarbourou, uno de sus libros.
Es una biblioteca vecinal. O sea, el local es cedido por la Intendencia pero es gestionado por los vecinos con trabajo voluntario. Una vez participé en ello.
Voy de vez en cuando a ver a mis amigas. Cristina: alta y delgada, de andar decidido y gestos contundentes. Mabel, siempre con un gesto de picardía y Miriam: tan bonita, el pelo corto, la mirada inteligente.
Al entrar a la biblioteca te llama la atención el retrato de Juana de Ibarbourou. Me gusta verlo, es como tropezar con otro rostro amigo.
Pasamos buen rato charlando de tantas cosas: el presupuesto participativo, la edad de imputabilidad de los menores de edad, los vecinos, los hijos, la primavera y por supuesto ¡los libros! que todas amamos.
Cuando me voy ya casi cae la tarde. El atardecer sobre la ciudad tranquila alegra mi espíritu sereno.
Y pienso que los noticieros y los medios de comunicación reclaman nuestra atención sobre poderosos y famosos pero nuestra vida está entretejida y edificada sobre la labor de seres anónimos, nobles, generosos. Vidas sin titulares pero con mucha grandeza.
Y ¿sabes hermana? eso hace crecer en mi la sensación de que la vida es buena.
Te seguiré escribiendo. Al menos mientras esté de licencia. Luego, tal vez, otros asuntos reclamen mi atención. Es una pena que tantas veces debamos dejar de lado lo importante para atender lo urgente.
Te mando un beso.

amparo bonilla

Muy fresco y bonito, me gustó, sigue escribiéndo de vez en vez hay que darle tiempo al tiempo y que lo urgente de espera;):p:):p