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Marcos el vampiro (Memorias de un vampiro VII/spin-off)

JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado junio 2012 en Terror
[FONT=Arial, sans-serif]PRÓLOGO[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]1815 fue un año movidito:[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]El 28 de febrero,Napoleón escapa de su forzado exilio en Elba y entra en París un mes y medio después, sin pegar un solo tiro y haciéndose con el poder.[/FONT]
[FONT=Arial, sans-serif]En junio se enfrenta a Wellington en Waterloo y es derrotado. Poco después es exiliado a la isla de Santa Elena.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]En Sudamérica, Pablo Morillo y Pascual Enrile comienzan el sitio naval de Cartagena de Indias, lo que supone el inicio de la reconquista española en Colombia.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Nacen Federico Madrazo, San Juan Bosco e Ildefons Cerdà.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Jane Austen publica "Emma".[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Finaliza el congreso de Viena, donde se aprueba una orden de rango internacional por la que queda fuera de la ley cualquier comercio de esclavos. [/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Seguramente, hubo otros hechos importantes ese año, pero ahora mismo, no recuerdo ninguno más. De todas formas, esto no es un tratado de historia, sino un documento biográfico.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Pero, a pesar de la importancia histórica de los hechos reseñados arriba, para mi el acontecimiento más importante de 1815 fue que en septiembre de ese mismo año conocí a Héctor.[/FONT]












[FONT=Arial, sans-serif]I[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Mi nombre es Marcos, mi apellido no tiene importancia no lo he usado desde mi conversión. Los que habéis leído los escritos del vampiro Víctor ya me conocéis.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]En aquella época yo era el tercero de cinco hermanos, hijos de un gran industrial de la época. Según la costumbre de aquellos tiempos, sería mi hermano mayor, Fernando, el que heredaría la dirección de las empresas de nuestro padre. Naturalmente, los demás hermanos, teníamos asegurado un puesto de importancia en dichas empresas pero nunca pasaríamos de ser empleados de nuestro propio hermano mayor, y yo tenía mayores ambiciones. Así fue que ingresé en la universidad y estudié la carrera de economía y me gradué entre los cinco mejores de mi promoción.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Con mi flamante título bajo el brazo empecé a buscar trabajo fuera de la empresa familiar, donde no tenía posibilidad de prosperar. Trabajar para otros me permitiría conocer otra gente, establecer nuevos contactos, ya no me verían como al hijo de un adinerado industrial, sino como a un joven emprendedor que, con el tiempo, pretendía crear su propio imperio. Y resultó que el primero que me ofreció trabajo fue Héctor, al que conocí en un teatro.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Una conocida compañía teatral, estrenaba una nueva versión de “Romeo y Julieta”, las críticas de los periódicos la ensalzaban así que decidí asistir a una de las representaciones en compañía de Luis, un amigo. Debo decir que los actores estuvieron a la altura de las críticas.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]En el intermedio, Luis y yo decidimos ir al bar para tomar un refrigerio. Al entrar en el local, pronto llamó mi atención un apuesto muchacho. No aparentaba más de dieciocho años, tenía una larga cabellera rubia que le llegaba a la cintura y que llevaba recogida en una cola. Sus ojos de un verde luminoso y su boca pequeña y de labios carnosos me fascinaron, creo que en ese momento me enamoré de el.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Que no se confunda el lector, yo no era homosexual, o un “lindo” como se decía popularmente en esa época. Yo como muchos de mi generación era lo que entonces se llamaba un “libertino”. Todos los placeres me atraían y quería probarlos todos. Ya había disfrutado de la compañía de otros hombres, pero nunca me sentí atraído realmente por ninguno de ellos. Con Héctor fue diferente, desde el instante en que lo vi lo deseé.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-¿Conoces a ese joven?- le pregunte a mi amigo.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-Vagamente, me lo presentaron en un café hace unos días, se trata de un joven adinerado que viaja por placer por toda Europa. Se llama Héctor, no se nada más.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-¿Puedes presentármelo?[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-Es atractivo, ¿verdad?[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-Con ese pelo y ese cutis tan pálido, parece una muchacha.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Luis hizo las presentaciones y Héctor y yo nos enfrascamos en una amena conversación. Hablamos de todo, política, finanzas, mujeres, historia... Su conversación era agradable y tenía una visión muy particular de los temas que tocamos. Sin embargo, tenía un comportamiento extraño del que no fui consciente en ese momento pero que mi mente registró inconscientemente. Héctor tenía siempre una copa en la mano y jugueteaba con la comida de una bandeja, pero en ningún momento le vi comer o beber.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Luis, que se había mantenido discretamente apartado durante nuestra conversación se acercó para advertirme que pronto empezaría la segunda parte de la obra y que debíamos regresar a nuestros asientos sino queríamos perdérnosla.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Héctor y yo nos despedimos, no sin antes citarnos para la noche siguiente.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-Es un joven muy particular.-me comentó Luis mientras regresábamos a nuestras localidades.-Dicen que tiene una extraña enfermedad. Parece ser que el sol le daña la piel y que por eso solo sale de noche y duerme durante el día, en una habitación sin ventanas.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-¿Es algo contagioso?[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]-En absoluto.[/FONT]


[FONT=Arial, sans-serif]Casi no presté atención al resto de la obra, mi mente estaba muy lejos de allí, solo pensaba en la noche siguiente, y en la forma de seducir a Héctor. [/FONT]

Comentarios

  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2011
    [FONT=Arial, sans-serif]II[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Héctor pasó a recogerme, a la hora convenida, en una bonita calesa pintada de un rojo brillante y tirada por dos bellos caballos blancos. Cuando me senté a su lado, el se limitó a hacer una seña al cochero quien arreó a los caballos sin hacer preguntas, por lo visto ya sabía a donde ir.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Es un bonito coche-dije- y unos caballos magníficos. ¿Son tuyos?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]El se limitó a sonreír y asintió con la cabeza.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿A donde vamos?-pregunté.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-A una fiesta que dan unos conocidos. Pero aún es pronto, antes daremos un paseo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Es una idea estupenda, hace una noche espléndida.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Se me quedó mirando con esos hermosos ojos verdes y no pude resistir más. Pasé un brazo sobre sus hombros y acerqué mis labios a los suyos, pero el interpuso su mano.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Solo pronunció ese monosílabo, pero sus ojos seguían mirándome fijamente y sus labios no habían perdido la sonrisa.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Lo siento, espero no haberte ofendido-le dije azorado.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No lo has hecho.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Tu amabilidad conmigo me ha hecho pensar que tú también me deseabas. Lamento...[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No lo lamentes-me cortó.-De hecho, no vas desencaminado. Yo también deseo tener contigo algo más que una simple amistad.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Entonces...cual es el problema?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Veras, la relación que deseo establecer contigo es un tanto especial. No, no hagas preguntas. Sabrás a que me refiero más tarde.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Algo intrigado pero aliviado de no haber ofendido a mi amado y también esperanzado por sus palabras, me limité a disfrutar de nuestro paseo y al poco rato estábamos, una vez más charlando sobre temas triviales. Por casualidad salió el tema y le comenté mis planes para un futuro próximo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Así que buscas trabajo. ¿Te gustaría trabajar para mi?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Para ti? ¿En que has pensado?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Que te parecería ser mi secretario personal?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Secretario?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-En realidad, más que un secretario, lo que busco es un compañero de viaje. Alguien que se ocupe de los pequeños detalles, ya sabes, reservas de hotel, visados, transacciones bancarias, planificar los itinerarios...[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No parece muy difícil. No puedo creer que vayas a pagarme un sueldo solo por ocuparme de algo que ya debes haber hecho tu solo en numerosas ocasiones.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si, ya me he ocupado otra veces de estos asuntos, pero la verdad, me aburre tener que hacerlo. Yo solo quiero llegar a una ciudad y disfrutar durante un tiempo de sus placeres para luego marcharme a otro sitio. Además, te ganarás tu sueldo, dado mi particular forma de vida. Creo que ya sabes que solo me muevo de noche.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Por tu enfermedad.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Enfermedad? Bueno, es una forma de verlo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Me intrigó esa respuesta, pero por discreción no hice ningún comentario. Discutimos durante un rato los términos de nuestro acuerdo y como su oferta era más que tentadora, acepté el empleo. El resto del trayecto lo hicimos en silencio y yo no podía dejar de pensar a que se refería Héctor cuando habló de tener “una relación un tanto especial” conmigo.[/FONT]
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2011
    [FONT=Arial, sans-serif]III[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Finalmente, llegamos a nuestro destino. Se trataba de un hermoso palacete en las afueras, rodeado de un extenso jardín en el que destacaban dos enormes palmeras. Entramos en la casa y Héctor me presentó a nuestros anfitriones. Se trataba de un matrimonio de indianos que se habían instalado hacía pocos meses en la ciudad. El motivo de la fiesta era el compromiso de la hija mayor de la casa con un joven aristócrata. [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Durante la fiesta fui presentado a varios personajes destacados y también pude saludar a algún conocido. Entonces me percaté de que el comportamiento de Héctor era el mismo que la noche anterior en el teatro siempre tenía una copa o algo de comer en la mano, pero no comió ni bebió nada. Esta vez fui consciente de ello y me extrañó esa actitud, pero una vez más, mi sentido de la discreción me impidió hacer ningún comentario.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Captó entonces mi atención una hermosa jovencita de pálidas mejillas que contrastaban con su negra cabellera. Nuestras miradas se cruzaron y el rubor dio un toque de color a su faz.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Es hermosa, ¿verdad?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]El que así hablaba, no era otro que Héctor, que se había situado a mi espalda sin que lo notase.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si, muy hermosa.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-La deseas.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Tan evidente soy?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Ve con ella, también te desea.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Como puedes saber eso?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Lo he leído en su mente.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Como dices?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No seas tonto, solo hay que ver como te mira. Aprovecha la oportunidad mi libertino amigo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No me parece correcto, he venido contigo y...[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Ja ja ja ja. No digas tonterías, ve con ella. Después hablaremos sobre lo nuestro.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Me sorprendió su reacción, pero lo atribuí a que era tan libertino como yo. No fue hasta mucho después que comprendí que me estaba ofreciendo la posibilidad de tener una última relación sexual.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Me acerqué a la muchacha y me presenté. Tras una charla tan corta como trivial, ambos abandonamos el salón y entramos en una de las numerosas habitaciones del piso superior.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Retozamos un par de horas tras las cuales ella se levantó, se vistió y abandonó la habitación sin mediar palabra, pero con una expresión de satisfacción en el rostro.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Te lo has pasado bien? [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]La voz procedía del balcón.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Héctor?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Entró en la habitación y se sentó en la cama en la cual aún me encontraba.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Cuanto tiempo llevas aquí?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-El suficiente.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Como has llegado al balcón?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Ya te lo explicaré en otra ocasión. Ahora vamos al asunto que nos interesa.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Te refieres a nuestra relación?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Aún sigues interesado en mi?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Absolutamente.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Hasta donde estás dispuesto a llegar? Ya te dije que nuestra relación sería especial.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Hasta donde sea por tenerte.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Eso es lo que quería oír.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Tiró de la sábana que cubría mi cuerpo desnudo, se tumbó a mi lado y empezó a acariciar mi rostro y mi cuello.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Marcos, mi queridísimo Marcos- dijo pronunciando mi nombre por primera vez desde que nos conocimos.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Lentamente acercó sus labios a los míos y yo levanté mi cabeza para acelerar ese encuentro. En el último instante desvió su rostro y sus labios besaron mi cuello, entonces sentí un fuerte pinchazo y sentí como Héctor succionaba fuertemente.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]En ese momento lo comprendí todo, porqué no comía ni bebía, porqué solo salía de noche... Héctor era un vampiro y yo era su presa. Intenté zafarme de su abrazo, pero era demasiado fuerte para mi, me tenía completamente inmovilizado. Empecé a golpearlo con el único brazo que me quedaba libre pero el no parecía sentir mis golpes que poco a poco se fueron debilitando a causa de la masiva pérdida de sangre.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Finalmente se incorporó y me observó con esa sonrisa que me tenía subyugado dibujada en su rostro. Dos finos hilos de sangre salían por las comisuras de su boca, pero rápidamente desaparecieron absorbidos por su piel.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Mi queridísimo Marcos- repitió.- ¿Recuerdas que te dije que nuestra relación tendría que ser muy especial?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Afirme lentamente con la cabeza, apenas tenía fuerzas para moverla, mucho menos para mover el resto de mi cuerpo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Recuerdas que te dije que buscaba un compañero?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Asentí nuevamente sin comprender a donde quería llegar.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Pues este es el momento en que realmente tomarás tu decisión.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Se arremango y mordió su muñeca que inmediatamente empezó a sangrar.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Tú decides-me dijo acercándola a mis labios.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Me llegó el olor de su sangre que me recordó el dulce perfume de la canela. Con mis últimas fuerzas, sujeté su brazo y bebí...bebí largamente, hasta sentirme saciado y entonces me desmayé.[/FONT]
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2011
    [FONT=Arial, sans-serif]IV[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Desperté en una amplia cama con dosel en una habitación que carecía de ventanas. Estaba desnudo, como en el momento de desmayarme, a mi lado estaba mi ropa, perfectamente doblada encima de una silla. Me levanté y empecé a vestirme mientras intentaba convencerme a mi mismo que lo sucedido la noche anterior no era mas que una pesadilla y que la sed que sentía no era lo que yo me imaginaba.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Aún no había terminado cuando Héctor entró en la habitación.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Ya estás despierto, como te encuentras?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Me siento distinto. ¿Sucedió realmente?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Así es.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Entonces esta terrible sed que siento...[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Debemos ir de caza. Yo te enseñaré todo lo que debes saber para sobrevivir como uno de nosotros.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Como un vampiro.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si, como un vampiro.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Me engañaste.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No, no lo hice, solo omití algún detalle. Pero te advertí que nuestra relación sería especial.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Maldito hipócrita.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-En el último momento, cuando te ofrecí mi sangre, la decisión fue tuya. Yo no te obligué, tú escogiste beber, ¿quien es ahora el hipócrita?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Si hubiese rechazado, me habrías dejado morir?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si, muy a mi pesar. Te amo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Dices que me amas y me haces...esto?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Te hago esto porqué te amo y quiero tenerte a mi lado eternamente.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Acarició mi mejilla y me besó en los labios. Una caricia que había deseado desde que le vi por primera vez en el teatro y que ahora me dejaba indiferente. [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Porqué no he sentido nada?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No existe el deseo sexual para un vampiro. Esa parte de nosotros muere con nuestra humanidad. Pero el sexo es algo vanal, existen otras formas de amarse mucho más gratificantes.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Salimos de la casa y paseamos por la ciudad iluminada por un hermoso plenilunio. Entonces descubrí mi nueva visión vampírica. Los colores se me presentaban más vivos que a la luz del sol, los objetos parecían tener vida propia y la gente... ¡Oh, la gente! Todos se me presentaban brillantes y hermosos, desde la bella damisela que pasó a nuestro lado dentro de su carruaje hasta el anciano mendigo que dormitaba en las escaleras de una pequeña iglesia.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Puedes verlo, ¿verdad?-dijo Héctor.-Puedes ver la belleza del mundo que permanece oculta a los ojos de los mortales.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Es.. es maravilloso-respondí.-No existen palabras para describirlo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Solo es el comienzo de una nueva vida. Y yo estaré a tu lado para descubrirte sus secretos.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Yo estaba fascinado. Recuerdo haberme quedado embobado contemplando una maceta en la que crecían unos modestos geranios. Bajo mi nueva visión, las flores brillaban con luz propia y contagiaban de ese brillo a la sencilla maceta de barro.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Nos dirigimos a los barrios bajos y entramos en un sórdido burdel del puerto. No podía ni imaginar como Héctor conocía ese local a pesar del poco tiempo que llevaba en la ciudad, cuando yo que llevaba mis veintiocho años de vida viviendo en ella lo descubría por primera vez.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Alquilamos los servicios de una madura entrada en carnes y subimos al piso superior, donde estaban las habitaciones. Nos tumbamos los tres en la cama y empezamos a sobarle los pechos mientras ella hurgaba dentro de nuestros pantalones.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Héctor acarició su cuello y me miró.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿La ves?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Su yugular resaltaba ante mi vista como una cuerda. La vi palpitar y oí la sangre correr por ella.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Hazlo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No puedo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No seas estúpido, es fácil. Ya sabes como va. Te hice lo mismo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No puedo matar a un ser humano.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡Idiota![/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Se lanzó sobre su cuello y pude oír como desgarraba su carne y como succionaba el líquido vital. Se apartó de ella y me la ofreció.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Acabala.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Entonces la visión de la sangre me enloqueció y me abalancé sobre la mujer acabando lo que Héctor había empezado.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Más tarde atacamos a un hombre joven y, una vez más, me sentí incapaz de lanzar el primer ataque de modo que tal como hicimos con la mujer, el dio el primer mordisco y luego yo lo acabé.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]A la noche siguiente abandonamos la ciudad, mi creador tenía ganas de viajar de nuevo. Viajábamos continuamente, llegábamos a una gran ciudad y permanecíamos en ella una o dos semanas y partíamos de nuevo. [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Cuando recuerdo aquella época, me siento ridículo. Por mucho que lo intentaba, seguía siendo incapaz de dar ese primer mordisco, de modo que siempre tenía que terminar con las presas que cobraba Héctor. Mi compañero se burlaba de mi diciendo que era el vampiro más patético que había conocido, pero otras veces reaccionaba con furia e incluso amenazaba con dejarme atado en algún tejado para que el sol acabara conmigo al amanecer.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Así seguimos viajando por toda Europa, yo seguía sin poder dar ese primer paso y soportaba estoicamente las burlas y amenazas de Héctor hasta que dos años después de mi conversión, llegamos a Londres. Allí mi vida dio un cambio.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Llevábamos tres días en la ciudad, Héctor y yo paseábamos por una concurrida avenida cuando cruzó frente a nosotros una calesa. En su interior pude ver una bella dama que debía tener unos treinta años. Solo pude verla unos segundos, pero quedé completamente prendado. Me sentí atraído por ella como una polilla por la llama de una vela. Su olor impregnó mis fosas nasales. Tenía que hacerla mía.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡Ah, conozco esa mirada![/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Que quieres decir?-pregunté extrañado por las palabras de mi compañero.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Lo llamamos “el deseo”. Nos pasa a todos de vez en cuando.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿El deseo?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Sientes que debes hacer tuya a esa dama, ¿verdad? Sientes que tu vida depende de eso.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si, la deseo con toda mi alma.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-De vez en cuando, aparece un humano que se nos hace irresistible. No se porqué pasa, ni si tiene algún significado, pero es inevitable.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Que debo hacer?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Ve por ella. Sigue tu instinto.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Pero...[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡No! Esta vez debes hacerlo tu solo. Ve por ella o revienta.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Mire hacia la calle por donde había desaparecido la calesa. Podía sentir el rastro del olor de aquella bella criatura, así que me alejé de mi compañero sin despedirme en pos de ella.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]El rastro me llevó hasta la puerta de un edificio vecinal. Me situé al otro lado de la calle y observé las ventanas hasta que pude verla a través de una de ellas en el tercer piso. Mis habilidades de vampiro me permitieron escalar la pared hasta la ventana.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Mire a través del cristal y la vi, estaba en una pequeña cocina calentando una tetera. Salte a través del cristal y me planté ante ella. Abrió la boca para gritar pero se la tapé con la mano. La empujé contra una pared y acerqué mi rostro a su cuello. El perfume de su piel me embriagó, el sonido de la sangre corriendo por sus venas era estruendoso a mis oídos. [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Mordí su cuello perforando la yugular y sorbí el más dulce néctar que jamás había probado. Minutos después me alejaba del lugar, después de haber cobrado mi primera presa. Durante el camino a casa me encontré repasando mi vida desde mi conversión, entonces tomé una dura decisión.[/FONT]

    [FONT=Arial, sans-serif].[/FONT]
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2011
    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Lo has hecho?-me pregunto Héctor cuando entré en nuestra habitación.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si, lo he hecho.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡Bien!, ya era hora. Quiero que lo prepares todo para partir dentro de dos días, ya me he hartado de esta ciudad.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Como no respondí me miró fijamente y pude ver un brillo de comprensión en sus ojos.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No vendrás conmigo. Has decidido dejarme.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Por favor, no te enfades conmigo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Mi queridísimo Marcos, todos nosotros abandonamos a nuestro creador tras poco tiempo de relación. Así a sido siempre. No puedo enfadarme contigo por eso.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Entonces, seguimos siendo amigos.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Eternamente.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Abracé a mi creador y deposité un beso en su mejilla. Pude ver dos lágrimas de sangre resbalando desde sus ojos.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Que te vaya bien, Marcos. Espero volver a verte pronto.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Eso espero, amigo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Hice una maleta y abandoné la casa. Me instalé en un hotel y empecé a hacer planes para el futuro.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Era el 27 de diciembre de 1817.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]V[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Separarme de Héctor fue una liberación. Yo no compartía su ansia viajera. Es cierto que también he viajado mucho desde entonces, pero nunca de la forma compulsiva con que lo hacía Héctor. Yo prefería establecerme en un lugar, donde permanecía entre diez y quince años, hasta que la gente empezaba a preguntarse como hacía Marcos, ese pobre enfermo que no podía ver el sol, para conservar siempre el mismo aspecto juvenil.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Entonces hacía mis maletas y me mudaba a otra ciudad, a otro país. Durante los dos años que permanecí con Héctor pude ahorrar una bonita cantidad, ya que nunca tuve que echar mano de mi sueldo puesto que el corría siempre con todos los gastos. Gracias a mis conocimientos de economía y a algunos trucos que aprendí de Héctor, invertía sabiamente mi dinero lo que me proporcionaba buenas ganancias, parte de las cuales invertía nuevamente. Así mi capital iba siempre en aumento.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Naturalmente, a través de los años, tuve que cambiar de identidad varias veces para no llamar la atención. Cada vez que eso sucedía, falsificaba mi muerte y mi nueva identidad heredaba todas las posesiones de su difunto antecesor.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Así transcurrieron los años, llevaba una vida solitaria, hacía pocos amigos ya que sabía que en poco tiempo tendría que separarme de ellos. Hasta que llegó el año 1895.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]En primavera de ese año llevaba viviendo casi un año en París. Esa noche estaba dando un paseo por el centro de la ciudad cuando oí un estrépito a mis espaldas. Me giré y pude ver un vehículo automóvil que se acercaba desde el otro extremo de la calle. No se trataba de uno de esos cacharros propulsados por vapor, era un coche con motor de gasolina, uno de los primeros que aparecieron en el mundo, un Benz Victoria fabricado el año anterior.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Naturalmente, en aquella época, un vehículo de esas características causaba revuelo por donde pasaba. Pero aún más que el coche, llamó mi atención su conductor. Aparentaba, como yo, unos veintitantos años, pelo negro y ojos oscuros, su nariz resultaba algo grande pero no lo afeaba, su boca era pequeña y de labios finos. Su aura de vampiro resaltaba a mis sentidos como un faro en la oscuridad.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Me planté en medio de su camino y tras la sorpresa inicial, el redujo la velocidad, frenó justo a mi lado y me observó en silencio.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Que magnífica máquina-dije.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Quieres montar?-me preguntó con una sonrisa.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡Claro![/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Monté en el acto y el arrancó de nuevo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Me llamo Marcos-me presenté.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Yo soy René.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Encantado, René. ¿A cuanto corre esta maravilla?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Oficialmente, alcanza los 35 Km/h. pero yo lo he puesto casi a 38.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡Diablos![/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Has cazado esta noche?-me preguntó.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Lo cierto es que no.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Te apetece que cacemos juntos? Hace mucho tiempo que no comparto una presa.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Yo también llevo tiempo solo. Será un placer. [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Cazamos juntos esa noche y también la siguiente...y la siguiente a esa. Finalmente nos establecimos como pareja cazábamos juntos y siguiendo mi costumbre, a la que el se adaptó, nos mudábamos de ciudad y cambiábamos de identidad una vez cada década.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]René llevaba poco más de noventa años de vampiro cuando nos conocimos, aunque nunca me habló de su creador. Resultó ser un compañero alegre, de sonrisa fácil y siempre dispuesto a ver el lado bueno de las cosas. Viajábamos siempre en automóvil, cada cinco años adquiríamos un modelo nuevo y puede decirse que nuestra historia corrió paralela a la de la industria automovilística. Desde entonces siempre he tenido coche, ya no podría vivir sin el.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Nuestra vida transcurría placida. Ambos éramos adinerados y no teníamos que preocuparnos por buscar empleo, como les sucedía a otros menos afortunados de nuestra especie. Disfrutábamos de todas las comodidades que la tecnología ponía a nuestro alcance, siempre atentos a cualquier novedad que surgiera en el mercado. Fuimos de los primeros en tener radio o tocadiscos o televisor. Evitábamos la nostalgia de nuestra época sumergiéndonos en la mayor modernidad posible.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Hasta que llegó otro año de cambio para mi: 1962. [/FONT]
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2011
    [FONT=Arial, sans-serif]VI[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]En verano de 1962 René y yo nos instalamos en Nápoles. Una noche, cuando salíamos de un cine oí una voz a mi espalda.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡Marcos! ¿Eres realmente tú?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Reconocí la voz enseguida. Me giré y vi a mi creador, iba acompañado de una morena de cuerpo espectacular que reconocí al momento como una de nosotros.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡Héctor! Cuanto tiempo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Cuando has llegado?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Nos instalamos hace una semana.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Hicimos las presentaciones. La mujer que lo acompañaba se llamaba Vittoria, se trataba de la última creación de Héctor y llevaban juntos apenas siete meses.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Decidimos dar un paseo por la ciudad. Es decir, Héctor y yo lo decidimos. Estábamos ansiosos por saber lo que había hecho el otro durante todo ese tiempo. Nos pusimos a andar, uno al lado del otro contándonos mutuamente nuestras vivencias.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Apenas nos dimos cuenta de que habíamos relegado a Vittoria y René, aunque al poco rato fui consciente de que seguían nuestros pasos charlando amigablemente. Ni nos dimos cuenta del paso de las horas, fue René quien tuvo que recordarnos que faltaba muy poco para el amanecer. Héctor y yo nos despedimos, pero antes nos citamos para la siguiente noche, para continuar nuestra conversación.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]A la siguiente noche, René se negó a salir conmigo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Estarás todo el rato pendiente de tu amadísimo Héctor. Prefiero salir por mi cuenta esta noche.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¡René! ¿Estás celoso?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No digas tonterías. Es solo que no quiero pasarme la noche aguantando la vela.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Seguro? Puedo anular la cita. Podríamos ir a...[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No es necesario, de verdad. Puedo comprender que después de tanto tiempo queráis saber el uno del otro. [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Esta bien, como quieras.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Salimos de casa cada uno por su lado. Cuando llegué al punto de reunión pude ver que Héctor también venía solo. Según me contó, había tenido una conversación con Vittoria casi calcada a la mía con René.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Creo que nos pasamos un poco anoche, los dejamos de lado, no me extraña que se hayan enfadado con nosotros.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Se les pasará.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Cazamos juntos esa noche y pasamos el resto del tiempo conversando sobre los viejos tiempos y contándonos nuestras vivencias desde nuestra separación.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Cuando llegué a casa René no estaba y cuando sentí llegar el amanecer aún no había vuelto. Me metí en la cama muerto de preocupación, mil ideas funestas asaltaron mi mente hasta que el sueño me venció.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Cuando desperté, seguía sin haber el menor rastro de René. Una hora después se presentó en nuestra casa.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Donde has estado? Temí que te hubiera pasado algo malo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-He estado con Vittoria.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Entonces vi la verdad escrita en sus ojos.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Me dejas. Te vas con ella.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Nos gustamos desde el primer momento.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Comprendo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No me guardes rencor.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No podría, he sido muy feliz a tu lado, pero como alguien me dijo una vez, “para siempre es demasiado tiempo”.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Celebro que lo comprendas.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Te deseo lo mejor.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Me marcharé enseguida, solo he venido a recoger mis cosas. [/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-No será necesario, quédate en esta casa, con Vittoria.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Y tú?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Ya hace tiempo que quiero regresar a Barcelona, mi ciudad natal. Solo te pido que me dejes quedar una noche más, para arreglar lo relativo al viaje.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Si es así como lo quieres...[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Y así fue como lo hice. Aquella misma noche adquirí los pasajes para un vuelo nocturno que salía la siguiente noche. René me acompañó al aeropuerto y me despedí de el con mis mejores deseos.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif][/FONT]
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado julio 2011
    [FONT=Arial, sans-serif]VII[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Cuando llegué a Barcelona, adquirí un piso en el centro y me dispuse a reencontrarme con mi ciudad natal.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Apenas pude reconocer el barrio en el que crecí, las calles donde jugué de niño, todo estaba tan cambiado que lo mismo podría haber estado en otra ciudad en el lado opuesto del mundo.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Después de mucho tiempo, volvía a estar solo. Pero no me apetecía buscar otro compañero. Creo que disfruté de mi soledad en esa época. Apenas salía de casa, solo lo imprescindible para la caza y poco más. Recuperé una afición de mi juventud, la lectura. Leía compulsivamente cualquier cosa que llegara a mis manos. Mi biblioteca creció y creció hasta que los libros ocuparon todas las habitaciones de la casa. Incluso eliminé todos los elementos del baño y de la cocina, que no necesitaba para nada, para colocar estanterías.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Y llegó el siglo XXI.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Fue en julio de 2001 cuando llegó a mis manos un libro que me intrigó. El título era “Hermandad de sangre”, su autor firmaba con el seudónimo de “A. van Helsing”.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Narraba las vicisitudes de un fontanero que era convertido en vampiro. Lo que me intrigó fue lo increíblemente reales que eran sus personajes.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Antonio, el protagonista (¿alguien puede imaginarse un nombre más vulgar para un vampiro de ficción?), narraba las dificultades para compaginar su trabajo con su vida como vampiro.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]¿Era posible que el autor hubiese conocido a alguno de nosotros? Era una posible explicación al gran parecido de sus personajes con los vampiros reales. Eso, o que él mismo fuese un vampiro, pero descarté esa posibilidad por algunas incongruencias que vi en su escrito.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]La novela fue un best-seller y pronto le siguieron títulos como “Sangre en el distrito 32” o “Pasión sangrienta”. Me apasioné tanto con ellas que decidí conocer personalmente al autor.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Pero no fue tan fácil como esperaba. El autor prefería guardar el anonimato. Por eso, su foto apareció solo en la primera edición de su primer libro. Finalmente, convencí, mediante un fajo de billetes, a un empleado de la editorial, que me dio su verdadero nombre (Víctor Vallejo) y dirección.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Salté literalmente de alegría al comprobar que también vivía [/FONT]
    [FONT=Arial, sans-serif]en Barcelona. Esa misma noche llegué a la dirección que me habían dado, justo a tiempo de ver a Víctor abandonar su domicilio.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Le seguí y pude observar que llevaba una libreta bajo el brazo, seguramente el esbozo de su siguiente obra. Le vi sentarse en la terraza de un céntrico bar. Tras pedir una consumición, abrió la libreta y se puso a escribir.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]No lo pude resistir, me moví a velocidad vampírica y me senté justo a su lado sin que el se percatara de mi presencia.[/FONT]
    [FONT=Arial, sans-serif]-Puedo oírlos desde aquí-dije.[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]Me miró sorprendido. No esperaba que hubiese alguien sentado a su lado-[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-¿Como dice?[/FONT]


    [FONT=Arial, sans-serif]-Los engranajes de tu cerebro. Puedo oírlos desde aquí. Tu mente no para quieta, ¿eh?[/FONT]










    [FONT=Arial, sans-serif]El resto ya lo conocéis.[/FONT]




    [FONT=Arial, sans-serif]FIN[/FONT]
  • Jack LondonJack London Garcilaso de la Vega XVI
    editado junio 2012
    Interesante "spin-off", gracias al cual conocemos aspectos que no habían sido desarrollados completamente con anterioridad y que nos permite conocer más sobre los protagonistas de la trama; su origen y su desarrollo.

    Comienza con un prólogo que detalla el momento histórico, invitando a la lectura, y posteriormente nos encontramos con un relato que alterna convenientemente la acción, la descripción y el diálogo, con gran cantidad de adjetivos y explicaciones.
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado junio 2012
    Celebro de veras que te haya gustado la historia de Marcos.

    Por si te interesa, tengo publicado otro spin-off: "La vampiresa Ruth"
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