22/02/2010
De mi libreta de anotaciones:
En esta, una mañana cálida de verano, emergen de la nada las ansias inmensas de volver a escribir. Aunque el tiempo distanciado, ajeno a esta pasión desmesurada, halla sido tan poco que aún recuerdo cuando fue la ultima vez. En una mañana cálida de verano, donde han convergido la paz, el deseo, la incertidumbre, y las ganas de rebelión que corrompen mi alma y mi obsesión por saber la verdadera verdad y la verdadera mentira.
La idea es tan simple que susurra a mi mente las medidas de sus pilares, los cuales hechos deberán estar de perfección anhelada y votos leales, para asegurar la autenticidad y magia de su esencia.
Ya las musas esmeralda, safiro y rubí, han sabido seducirme sin saberlo. Me hicieron ver que había cosas que todavía me faltaban conocer, pero también me recordaron que al verdadero amor no hay forma de igualarlo.
Sólo te amo a ti. Mi silencio, nuestro silencio, en el que hemos quedado inmersos. Porque sé que algo tan puro no volveré jamás a tenerlo. Porque amo lo que sé que quizá no volveré nunca a sentir. Y no preguntes por qué después, porque cuanto más pase el tiempo, más difícil será encontrar a alguien como tú. Será evidente.
Mientras tanto seguiré escribiendo, preguntándome en dónde estás, preguntándome para qué escribo. No sé qué pasará en lo pronto. Hasta hace un tiempo pensaba: "Escribo para que alguna vez puedas leerme, y te sientas orgullosa de mi" Pero ahora las cosas han cambiado, y podrían cambiar aun más. No quiero dejar de amarte.
Ni mañana, ni hoy, en esta mañana cálida de verano, cuando escribir va dejando de ser un simple acto de amor, y se va convirtiendo inevitablemente, en un infame y confuso desafío.
Comentarios
El amor es real y la epístola está dirigida a ella ("te sientas orgullosa de leerme"), tal vez un amor terminado por alguna mentira o incomprensión, perdido.
Sólo no estropees tan nobles y bellas frases con algún errorcillo de ortografía: corrige zafiro y haya sido.
Bellísimo de verdad.
¡Queremos saber! ¡No nos dejes en ascuas! :eek:
Este es el tiempo en que los escolares disfrutamos de nuestras vacaciones por aquí. Mientras algunos se dedican a no hacer nada; muchos otros como yo, estudiamos inglés, hacemos ejercicio, o intentamos alguna que otra actividad "productiva" para salir de la rutina. Por ejemplo: publicar cosas como estas en un ameno foro de literatura.
Ésta es la verdad:
Ese sábado desde temprano sólo tenía ganas de no hacer nada. A las siete de la mañana lo único que deseaba era seguir sobre la cama. Pero tenía que ir al instituto ¿Por qué? Ni siquiera yo lo sé. Es como ir al colegio pero en vacaciones. Sólo lo haces como un reflejo.
Cuando llegué, ahí estaba ella, cuyo nombre no mencionaré porque temo que ronde por este foro. Uno nunca sabe, menos aun si eres psicótico. Ya la había visto antes la clase pasada, pero no pudimos trabajar juntos porque otro de los alumnos llegó tarde. Cambio de orden en los sitios y por consiguiente en los grupos de a dos. Perdonen si no supe explicarme en eso último.
Cuando miré bien esos ojos recordé: sus ojos, los míos, los de ellas, los de todas, los de nadie, los de mí. Y entonces llegó el descanso, justo después de recordar todo eso que ya no vale la pena explicar. También atendí la clase. Por suerte puedo hacer varias cosas a la vez. Así que comencé a escribirla. La terminé antes de los quince minutos que suele durar el tiempo libre. No me di cuenta de si ella me miró, o de si algún(a) otro(a) lo hizo.
Para los que quieren saber la verdad, la verdad es que todo el contenido de esta "carta" es mentira. Un simple momento de "inspiración" por la senda de esos bellos ojos: los de ella, los de ellas, y los de mí. Y claro, es ficción. Incluso tiene fallas de ortografía, lo cual indica que no fue perfecto. Fue pues, será para la próxima. Todavía tengo mucho que aprender.
P.D: Cualquier interpretación es válida. Yo, sinceramente, no tengo ninguna.
(Y esto también podría ser mentira, pero no lo es. Es la verdadera verdad)