Un tren, dos trenes, tres trenes...
Constantemente pasan a nuestro alrededor trenes con diferentes destinos, con pasajeros de diversa procedencia. Trenes que nos pueden conducir al éxito o al fracaso gracias a una mano invisible que muchos catalogan de suerte, destino, azar…
Los trenes que discurren por diferentes caminos en la vida nos conducen, queramos o no, a la creación de nuestro propio ser como personas, labrando un futuro que en ocasiones no queremos, que no sabemos cómo hemos llegado, que hemos conseguido gracias a la piedra angular de la vida, la perseverancia y el sacrificio, pilares que sostienen los logros.
Coger uno de estos trenes puede convertirse en una gran hazaña, ya que el hombre limita el riesgo y es remiso a dar un giro radical en la vida por miedo a lo desconocido, al fracaso. Lo hace porque sabe que hay trenes que están condenados a descarrilar en un desierto de penalidades y dificultades que perjudiquen más nuestra ya perjudicada existencia. Pero también hay otros que llevan a caminos fructíferos. De los dos trenes se aprende, aunque sólo uno premia...
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www.samuelparragil.com
Comentarios
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