Casi nunca dedico poesías, pero ésta con todo cariño va para los tres chiflados.
El ayuno de los buitres.
Desde siempre me persiguen los buitres
huelen mi sangre y me creen moribundo
no perciben que mi piel es fisura y estigma
porque la sangre no me cabe dentro...
Giran sobre mi en circulos hambrientos
sus sombras funerarias vigilan mis delirios
bajan a Tierra cuando descanso o duermo
me imaginan su festín tan esperado...
Pero he mudado de piel ya tantas veces,
que la cuenta la he perdido en el camino
ellos quieren de alimento mi pasado
yo digiero los sueños del futuro...
Los he visto caer del aire uno a uno
aunque es de encomio notar su persistencia
pero por más augurios negros que me nombren
mientras viva... no dejarán de ser mis satélites.
Comentarios
Muy sutil.
No caducan y son eternos.
He aquí el caso.
.
.
.
No sé si te enterarás, Dixie: te felicito por este poema de buitres; que "haberlos haylos" y, a veces, planean sobre nuestras cabezas.
Como ya te han dicho: es un excelente poema sin fecha de caducidad.
Deberías volver a participar aquí.
Saludos.